Miles de haitianos siguen sin refugio ante la temporada de lluvias

  • Con más de un millón de desplazados y decenas de miles de haitianos sin cobijo, los especialistas en desastres medioambientales insisten en que no hay tiempo que perder. Las fuertes lluvias que comienzan ahora ya se han cobrado las primeras víctimas mortales, pero pueden ser muchas más si no se proporciona un techo seguro a los desplazados y otros afectados por el terremoto de hace dos meses.
Haití avanza en el reparto de alimentos y refugio dos meses después del sismo
Haití avanza en el reparto de alimentos y refugio dos meses después del sismo
Anne-Christine d'Adesky | GlobalPost

(Puerto Príncipe, Haití). Los deslizamientos de tierra arrasaron pueblos y las aguas inundaron las ciudades cuando la tormenta tropical Jeanne azotó Haití en 2004. No quedaba nada para sostener la tierra en su lugar: la deforestación había acabado con los árboles y las raíces en las montañas del país caribeño.

Ahora, cuando las lluvias torrenciales empiezan a caer de nuevo en este país devastado por el terremoto de hace dos meses, el recuerdo de lo que fue Jeanne sirve para advertir a Haití de que este año aún pueden llegar más desgracias.

Cuatro días de lluvias intensas a finales de febrero provocaron un deslizamiento de tierras que destruyó parcialmente una escuela en la segunda ciudad más grande del país, Cabo Haitiano. Cuatro niños murieron y ocho resultaron gravemente heridos.

En el puerto sureño de Los Cayos, las inundaciones provocaron 13 muertes y obligaron a la gente a refugiarse en los tejados, ya que las aguas anegaron el 60 por ciento de la ciudad. Se derrumbaron casas, y los pacientes de los hospitales tuvieron que ser trasladados.

"Nos enfrentamos a una serie excepcional de circunstancias, a causa del terremoto catastrófico, a la estación de las lluvias y a la de los huracanas, una detrás de otra, muy rápidamente", asegura Ian Logan, jefe de operaciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja en Puerto Príncipe.

Los riesgos están aumentando, además, debido al desplazamiento masivo de gente. Se calcula que 1,3 millones de personas han huido de la capital del país tras el terremoto, y que muchas de ellas han buscado refugio en el valle de Artibonite, el granero de la isla.

Aunque esta zona se considera más segura a efectos sísmicos que Puerto Príncipe, su terreno llano es susceptible de sufrir inundaciones.La mitad de los haitianos que se han desplazado no han recibido aún tiendas de campaña, lonas o rollos de plástico para poder emplearlos para un refugio.

De todas formas, ninguno de estos sistemas sirve como protección adecuada frente a las lluvias torrenciales o los corrimientos de tierra, y mucho menos para refugiarse de los vientos huracanados. El desafío es lograr construir o suministrar cuanto antes a la población el mayor número posible de casas prefabricadas resistentes a terremotos y huracanes.

Philip Klotzbach, experto en huracanes de la Colorado State University, asegura que es imposible predecir cuántas tormentas tocarán Haití en los próximos meses. Aún así, Klotzbach y su colega William Gray han calculado que en la temporada de huracanes atlántica (de junio a noviembre) se registrarán este año de 11 a 16 tormentas grandes, unos seis a ocho huracanes y de tres a cinco grandes huracanes.

Jeanne fue una lección, señala Klotzbach. "Esa tormenta hizo muchísimo daño en Haití", recuerda. La cifra de muertos superó los 3.000. Más de 2.900 de esas víctimas fallecieron atrapadas por el barro en Goaives, por los deslizamientos de tierra y las inundaciones.

En 2008 Haití sufrió cuatro huracanes consecutivos: Fay, Gustav, Hanna y Ike, que dejaron en torno a un millón de personas sin hogar. "No hay duda de que nos enfrentamos a una situación desastrosa", asegura Ian Rodgers, un especialista en reducción de riesgos por desastres y asesor de la organización Save the Children. "Sólo tenemos unas cuantas semanas para tomar medidas decisivas que puedan reducir el riesgo de otra catástrofe. Tenemos la punta de la pistola apuntándonos".

Con tan poco tiempo por delante, Rodgers aboga por fusionar dos fases diferentes de la respuesta habitual frente a los grandes desastres: las actividades para preparar a las comunidades ante lo que pueda ocurrir y la respuesta de ayuda humanitaria posterior a una catástrofe natural.

Aunque las acciones posteriores al desastre impliquen llevar comida a las víctimas, este experto cree que también se deben tener suministros preparados en la zona ante la eventualidad de que dentro de poco una gran tormenta azote los pueblos y los deje aislados y desamparados.

Rodgers sugiere dedicar el 20 por ciento del esfuerzo que se dedican ahora a paliar los efectos del terremoto a evitar los riesgos de otro desastre. Los donantes también deben empezar a aportar esos dos tipos de fondos ahora, no después.

Esa fusión podría suponer además más trabajos remunerados para los nativos en tareas de limpieza u otras actividades que reduzcan el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra.

La vivienda sigue siendo un enorme problema. Construir estructuras a prueba de terremotos y huracanes es doblemente costoso. "Es muy, muy caro", apunta.

En el pequeño pueblo portuario de Jacmel, al sur, el comité local de prevención de desastres ayudó a muchos de los habitantes que se quedaron aislados tras el terremoto: aportó ayuda logística para rescatar a quienes se quedaron atrapados en edificios, para trasladar a los heridos a hospitales y para ayudar a los desplazados a llegar a zonas más seguras.

Esa respuesta le ha demostrado a Rodgers que la formación inmediata de equipos de rescate locales, apoyados por especialistas internacionales, podría lograr mucho en muy poco tiempo, preparando a las comunidades ante lo que pueda ocurrir.

"Estamos ante una encrucijada", explica Rodgers. "La comunidad internacional tiene que tomar una decisión, inmediatamente, o estamos condenando a Haití a una situación catastrófica".

Y advierte: "No podemos dejarlo. Tenemos que enviar a lo mejor de lo mejor a Haití para afrontar estos desafíos y evitar el desastre. Y tenemos que empezar ahora".

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