Dura crítica de una ministra francesa a las empresas que crean moda islámica

  • Laurence Rossignol denunció a grandes marcas de moda por alimentar un mercado que pretende "controlar el cuerpo de las mujeres".

    Prendas como el hiyab o las túnicas ya mueven cifras cercanas a los 500.000 millones de dólares, y van creciendo.

La moda islámica, un mercado cada vez más atractivo para las grandes firmas internacionales.
La moda islámica, un mercado cada vez más atractivo para las grandes firmas internacionales.
GettyImages

¿Es aceptable que las grandes firmas de la moda diseñen ropa aceptable según los cánones de la moral islámica? La ministra francesa de Derechos de la Mujer cree que no, y lo ha justificado ante las cámaras con unas polémicas declaraciones en un canal informativo de televisión.

“No podemos considerar que sea banal e irrelevante que las grandes marcas estén invirtiendo en un mercado cuando las mujeres musulmanas no tienen posibilidad de elegir qué es lo que se quieren poner”, ha argumentado la socialista Laurence Rossignol, de 58 años.

Rossignol ha realizado estas polémicas declaraciones en un momento especialmente sensible en Europa por los últimos atentados cometidos por extremistas islámicos. Y en donde permanece el debate, abierto ya en la sociedad francesa desde hace años, sobre la mejor forma de lograr una integración de la cultura musulmana sin perder los principios laicos que inspiran la República.

(Te interesa leer: El Islam sí que entiende de modas y tendencias)

En su opinión, la venta de ropa islámica, la cual cubre no solo el cabello sino otras partes del cuerpo cuya exhibición se considera impúdica, constituye una "irresponsabilidad" por parte de las marcas. Porque, remarca, “todos los que participan en la representación de la sociedad tienen parte de responsabilidad”.

Además, este fenómeno "se acompaña en muchos barrios de comportamientos en la vía pública”. La ministra asegura que cada vez observa menos mujeres por la calle, o en los cafés. “Se ven menos mujeres viviendo libremente”, ha lamentado.El mercado manda

Pero el mercado manda. Se calcula que en 2019 moverá alrededor de 500.000 millones de dólares la venta de este tipo de ropa. Tanta demanda actual (y sobre todo potencial) constituye una tentación jugosa para las empresas textiles. La población musulmana en Europa no para de crecer. El aluvión de refugiados de Oriente Medio hace prever que en unos años aumentarán su poder adquisitivo sin que haya cambiado su forma de entender la moral y el decoro.

Hace meses, la multinacional sueca H&M comenzó una campaña de publicidad que mostraba una mujer con velo. La británica Marks&Spencer ha lanzado un bañador que cubre todo el cuerpo, excepto las manos y la cara, popularmente conocido como ‘burkini’ (término formado por la contracción de las palabras burka y bikini). Por su parte, la compañía japonesa Uniqlo comenzó a comercializar el velo musulmán (el hiyab), haciendo la competencia a la marca de lujo Dolce&Gabana, que también hacía lo propio con su línea ‘Abaya’, llamada como las tradicionales túnicas musulmanas.

A la ministra francesa no le han bastado las explicaciones que ofreció H&M, en el sentido de que las colecciones “permiten que cada uno se vista según su personalidad, pero sin animar a elegir ningún tipo de vida particular”. Según Laurence Rossignol, la ropa islámica tiene como objetivo “el control social de los cuerpos de las mujeres”, por lo que, cuando las marcas invierten en este tipo de mercado, “están promoviendo el confinamiento de los cuerpos de las mujeres”.#dgabaya ❤️❤️❤️❤️❤️Una foto publicada por stefanogabbana (@stefanogabbana) el 5 de Ene de 2016 a la(s) 2:58 PST

Es una opinión compartida por la que fuera ministra de Ecología con el gobierno conservador de Nicolas Sarkozy, Nathalie Kosciusko-Morizet, más conocida por sus siglas NKM. En declaraciones a la misma cadena de televisión, reconoció que la moda islámica no le gusta nada. “Es un ocultamiento del cuerpo femenino, de una parte de su persona”, declaró.

No todos los empresarios están dispuestos a vender ropa islámica. El empresario y ex pareja del legendario Yves Saint-Laurent, Pierre Bergé enfatizó en un comunicado: "¡Renuncien al dinero, tengan convicciones!”.

Por su parte, el presidente de la Fundación Bergé/Saint Laurent declaró que "los creadores de moda no tienen nada que hacer en el terreno de la moda islámica".

"Las mujeres tienen derecho a usar velo, pero no sé porqué nos dirigimos hacia esa religión, sus hábitos y costumbres totalmente incompatibles con los nuestros occidentales de libertad", añadió.

"Siempre pensé que un creador de moda está para hacer más bellas a las mujeres, para darles libertad, no para hacerse cómplice de esta dictadura que impone esa cosa abominable que consiste en ocultar a las mujeres, que las obliga a vivir a escondidas", añadió.

Sigue @martinalgarra//

Mostrar comentarios