Los salones de la diplomacia no siempre presentan las cortinas limpias. Este viernes el Gobierno de la Federación de Rusia ha denunciado que su delegación ante Naciones Unidas sufrió presiones directas de Estados Unidos para que rechazar la condena de la Asamblea General de la ONU al reconocimiento norteamericano de Jerusalén como capital israelí.
Hay que recordar que la Asamblea General de Naciones Unidos votó en masa a favor de reclamar a Estados Unidos que no la reconozca como capital de Israel y no traslade su embajada a la ciudad.
Desde el Kremlin han difundido la supuesta trastienda de la votación, a través de un comunicado del Ministerio de Exteriores de Rusia recogido por la agencia oficial de noticias rusa, RIA Novosti.
En el mismo aseguran que "la votación fue precedida por una presión descarada por parte de Washington directamente en la sala de la Asamblea General de la ONU, las amenazas de que los países que votasen a favor en un futuro se arriesgarían a perder el apoyo de EEUU".
Un total de 128 países votaron a favor de la resolución, nueve en contra y 35 decidieron desentenderse.
El texto aprobado el jueves estipula que el estatus de Jerusalén debe ser resuelto "mediante negociaciones" y lamenta las "decisiones recientes" adoptadas al respecto. En este sentido, avisa de que cualquier iniciativa que altere el estatus de la Ciudad Santa "no tiene efecto legal" e incumple las resoluciones de Naciones Unidas.
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