En el país que más sufre la pandemia

Nativos y afroamericanos: el triple golpe del coronavirus sobre los pobres de EEUU

Un vagabundo, en una solitaria estación en Nueva York
Un vagabundo, en una solitaria estación en Nueva York
EP

El Bronx, los arrabales de Nueva Orleans, los suburbios de Detroit, la Nación de los Navajos… el coronavirus se extiende por todo Estados Unidos pero deja su marca letal con mayor dureza allá donde más ha costado vivir hasta ahora. Donde uno de cada dos de sus habitantes es obeso y uno de cada tres tiene diabetes. También donde la inmensa mayoría de la población es negra, latina o nativa. De cualquier color menos el blanco. La enfermedad se ceba con los que menos tienen y se recurre a fosas comunes de manera temporal. En todas estas zonas, el virus golpea por tres: en la salud personal, en la falta de recursos (que aleja de la atención sanitaria) y en la desigualdad social y crónica por la mal llamada segregación racial.

Antes de que fuera el país con más fallecidos y más casos, Estados Unidos ya estaba en el foco de las críticas preventivas por la gestión de la crisis. La Casa Blanca y el presidente, Donald Trump, tampoco ayudaron en un primer momento y hasta hace muy poco le ha estado pasando la pelota a los gobernadores de cada Estado sobre las medidas restrictivas. Aun así, el país ha sido de los más generosos en impulsar ayudas directas a la población, inyecciones monetarias de la Reserva Federal e incluso aplicación de las leyes de guerra para que la industria local se ponga a fabricar material sanitario.

De poco ha servido en el frente económico: el paro sigue creciendo a dentelladas históricas y el sistema sanitario, que partía con mayores medios brutos debido a que la gestión privada permite una oferta mayor de camas de UCI a priori porque no hay tanto gasto en atención primaria, ya se ha quedado corto en cuanto la pandemia ha tomado el país por completo.

Y eso sin contar a las 40,6 millones de personas (de un total de 327 millones de habitantes) que, según Human Rights Watch, viven bajo el umbral de pobreza en el país y, por supuesto, no tienen acceso alguno a seguros médicos. Entre estos americanos considerados pobres, las cifras dejan a las claras que sigue habiendo clases: un 8% de los blancos no alcanzan unas condiciones mínimas para vivir, pero entre los afroamericanos esa cifra se va al 21% y entre los latinos, al 18%. Por lo general, la riqueza media de una familia blanca es 41 veces la de una de color en todo el país, en estimaciones del Instituto de Estudios de Política americano.

Nueva York, como en tantas otras cosas a lo largo de su historia, ha sido pionera también en encender todas las alarmas por la nueva segregación que el Covid-19 está imponiendo en su población. Los códigos postales con población afroamericana o latina son los barios con mayor tasa de muertos a causa de la pandemia. En el Bronx, Staten Island o Queens hay el doble de casos (en torno a 1.200 por cada 100.000 personas) que en Manhattan (con unos 600). Cuanto más se acerca la lupa a calles y distritos, más se plasma la diferencia. Solo en el Estado neoyorquino han muerto ya más de 8.000 personas, a una tasa de 44 por 100.000 habitantes que en la ciudad que nunca duerme se eleva a 73 (todo ello, en datos a 11 de abril).

Luego han venido otros ejemplos por todo el país. En un informe hecho público este jueves, el CDC (el centro nacional de enfermedades) analizaba el impacto de la enfermedad en 14 estados distintos cruzando todas las variables (pero con cifras hasta finales de marzo). Una de sus principales conclusiones es que el brote está "afectando de manera desproporcionada" a los negros.

En Luisiana, donde se concentran el mayor número de condados con más muertos del país por habitante en torno a Nueva Orleans, han ido un paso más y sus autoridades han desvelado que el 70% de los 700 muertos por el coronavirus eran afroamericanos cuando su porcentaje sobre la población total roza la tercera parte.

La desproporción se repite allá donde se busquen barrios o zonas con elevada población de color: el sur de Chicago o los aledaños de Detroit (la población con mayor porcentaje de afroamericanos, por encima del 80% del total) los colores de infectados y fallecidos se oscurecen en todas las tablas oficiales. Todo lo contrario en las comunidades dominadas por los blancos.

Para ejemplo, el Estado de Washington y su gran urbe, Seattle. Allí se produjeron las primeras muertes americanas por el Covid-19, con el caso de una famosa residencia de ancianos como gran foco. La pandemia es casi anecdótica en esta zona de fuerte presencia tecnológica y empresarial pasado un mes.

Cuestión de tener o no tener medios. El reverso de la capacidad financiera del Pacífico Norte lo sufren en el corazón del país: ocupando una extensión similar a la de Andalucía, la Nación de los Navajos se ubica en territorio estatal de Arizona, Utah y Nuevo México. Al este, linda con el Gran Cañón del Colorado (cerrado hace un par de semanas) y al norte, con Monument Valley (donde las películas de John Ford). En general, solo hay desierto y poco de lo que vivir sin los turistas que se despisten de las carreteras principales.

Aun así, suma un censo de unas 250.000 personas, según el Gobierno nativo autónomo y ya cuenta a 24 muertos por la enfermedad y casi 700 casos. Además, el presidente Jonathan Nez y su vicepresidente, Myron Lizer, fueron aislados en cuarentena el Jueves Santo por su contacto directo con un infectado. Antes de esta medida, la Nación de los Navajos había decidido imponer un toque de queda de 57 horas desde el Viernes Santo al lunes. Solo los servicios de emergencia pueden moverse fuera de las casas. El resto, ni para tender la ropa. Porque si los medios sanitarios son precarios en algún lugar de Estados Unidos es en una reserva.

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