La exesclava del EI Murat y el ginecólogo Mukwege, premios Nobel de la Paz

  • Por su lucha y su ejemplo contra la violencia sexual en África. Se quedan fuera los posibles candidatos: Puigdemont, Trump o Kim Jong Un.
Premios Nobel
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Europa Press

El cirujano congoleño Denis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad han sido reconocidos este año con el premio Nobel de la Paz por su labor de lucha contra la violencia sexual. Ella ha estado secuestrada por el Estado Islámico. Fue su esclava y durante ese periodo ha sufrido todo tipo de violencia. El es un ginecólogo que ha ayudado a las mujeres en la República Democrática del Congo. 

Sucede en el palmarés a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), reconocida en 2017 por su activismo para alertar de las "catastróficas consecuencias humanitarias" del uso de este tipo de armamento. En 2016, el galardón recayó en el entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, por su acuerdo de paz con las FARC, y un año antes el comité premió la labor del Cuarteto para el Diálogo Nacional de Túnez.

Para la edición de este año se habían presentado un total de 331 candidaturas, la segunda mayor cifra de la historia, solo superada por los datos de 2016. De los 331 aspirantes, 216 correspondían a personas, mientras que las 115 restantes eran de grupos u organizaciones, según el comité.

Los acercamientos entre las dos Coreas; la paz entre Eritrea y Etiopía; la canciller alemana, Angela Merkel, y el papa Francisco destacaban entre los candidatos en las quinielas previas al Nobel de la Paz, que se ha fallado en Oslo y para el que no había favorito claro. El magnate sueco Alfred Nobel, creador de los premios, dejó escrito que el de la Paz debía reconocer a quienes contribuyan "al hermanamiento de los pueblos y a la eliminación o reducción de armamento, así como formar o impulsar congresos de paz", pero el Comité Nobel no siempre se ha ajustado del todo a esos criterios.

El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso de Alfred Nobel, ya que en su época Noruega formaba parte del reino sueco.

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