Pakistán da más autonomía a sus áreas norteñas y suscita el enfado de India

  • Islamabad.- El Gobierno paquistaní ha concedido mayor autonomía, aunque no estatus de provincia, a sus territorios más septentrionales, algo que ha despertado el enfado de la India, que reclama estas zonas como parte de la histórica región de Cachemira que ambas potencias nucleares se disputan.

Mueren 7 personas en un nuevo ataque con misiles de EEUU en ell noroeste de Pakistán
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Islamabad.- El Gobierno paquistaní ha concedido mayor autonomía, aunque no estatus de provincia, a sus territorios más septentrionales, algo que ha despertado el enfado de la India, que reclama estas zonas como parte de la histórica región de Cachemira que ambas potencias nucleares se disputan.

Limítrofes con Afganistán y China, las conocidas como Áreas del Norte, un territorio surcado por las más altas cadenas montañosas del mundo y con apenas un millón de habitantes, pasan a llamarse ahora Gilgit-Baltistán, reciben más competencias y en noviembre celebrarán elecciones a su recién creada asamblea legislativa.

La medida, anunciada por Islamabad a finales de agosto, también prevé que el territorio tenga un Ejecutivo, un alto tribunal y un gobernador propio, puesto que ejerce interinamente un ministro federal designado expresamente para el cargo y que hasta ahora era la máxima autoridad política en la zona.

El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, se ha desplazado esta semana a estas áreas para anunciar un paquete de ayuda al desarrollo y defender esta iniciativa.

"Estáis obteniendo vuestra identidad hoy. Es vuestro derecho y ha sido vuestra demanda, y hoy la estamos cumpliendo", declaró Guilani, al tiempo que constató que, 62 años después de la independencia de Pakistán, la región se aproxima a un estatus político que ningún otro Gobierno consideró necesario otorgar.

Pero la decisión ha suscitado resquemores en algunos sectores del país, pues para algunos analistas estos cambios administrativos echan por tierra la idea tradicional de Islamabad de incluir la zona, de mayoría musulmana, en Cachemira con el objetivo de facilitar la celebración de un referéndum de autodeterminación.

"La resolución de la disputa por Cachemira es la base para la normalización de las relaciones con la India y estas relaciones no pueden ser mejoradas sin resolver el asunto de acuerdo con los deseos de los cachemires", zanjó Guilani ante la audiencia de la ciudad de Gilgit.

Estas áreas norteñas, fronterizas con la llamada "Cachemira Libre" paquistaní -que goza de más autonomía-, formaban parte del principado de Cachemira que existía antes de la salida del Imperio Británico y la partición del subcontinente, en el año 1947.

Tras la inmediata guerra librada entonces entre los recién creados estados de Pakistán y la India, la ONU aprobó una resolución que preveía la celebración de un plebiscito en la zona en disputa, aunque nunca se llegó a efectuar.

Actualmente, la mitad del territorio está bajo control indio, un tercio en Pakistán y el resto cae en dominio chino.

Para el Ministerio indio de Exteriores, la iniciativa paquistaní es "otro ejercicio cosmético dedicado a camuflar su ocupación ilegal" de Cachemira.

"Pakistán ha negado durante las últimas seis décadas los derechos democráticos básicos del pueblo en estas partes del estado de Jammu y Cachemira bajo su ocupación ilegal. Todo el estado de Jammu y Cachemira es parte íntegra de la India en virtud de su incorporación en 1947", interpretó Exteriores en un comunicado.

Ajenos a este rifirrafe diplomático, ciudadanos de las Áreas Norteñas consultados por Efe durante una visita a la zona se mostraron escépticos sobre los beneficios del plan paquistaní.

"Esto es Baltistán. No me hable de Cachemira", dijo Nur, nativo de Skardú, la segunda urbe más poblada de la zona y punto de paso para los pocos turistas que suelen acercarse a Pakistán, en su mayoría montañeros dispuestos a ascender alguno de los cinco "ochomiles", como el K2, o los muchos "sietemiles" que hay.

Otro ciudadano, Nazir, un estudiante que regenta un café junto a un pequeño lago de la región, expuso a Efe que el Gobierno debería promover el turismo, "el mayor activo" de una zona que permaneció muy incomunicada hasta la década de 1980, cuando se construyó la conocida carretera Karakorum, de unos 1.300 kilómetros, que une China con Pakistán.

"Más autonomía sí, pero es todo política, si no hay compensación para la población, ¿qué más da? Lo único que tenemos es miles de soldados en la Línea de Control" que separa la India de Pakistán, recordó otro vecino.

El nuevo Gilgit-Baltistán, con brotes esporádicos de violencia sectaria pero ajeno aún al peligro talibán, que tiene una fuerte influencia en zonas vecinas, espera ahora que las reformas lleven consigo más atención del Gobierno central.

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