Perfil: François Hollande, el soso candidato accidental que se hizo con el Elíseo

  • Su escaso carisma no ha sido impedimento para erigirse como presidente de los franceses. Más bien al contrario, su seriedad quizá haya sido su mejor baza para transmitir confianza.

Hollande declara que su misión es dar a Europa una "dimensión de crecimiento y empleo"
Hollande declara que su misión es dar a Europa una "dimensión de crecimiento y empleo"

Los astros se alinearon por fin para François Hollande tras más de media vida dedicado al Partido Socialista de Francia.

El socialista francés sonríe hoy orgulloso, aunque poco. Tiene fama de soso y hasta en su primer discurso tras conocer su victoria le costó esbozar una sonrisa. Sobrio, vestido con un traje oscuro y camisa blanca, celebró comedido el "cambio" en Francia… y Europa.

Pero 'Monsieur Normal' o 'Flanby', como le apodan algunos en Francia por el nombre de un flan de sobre, ha demostrado que él podía llevar a su partido de vuelta a la presidencia de Francia tras 17 años sin que el Partido Socialista pudiera del Elíseo.

El líder socialista saborea hoy la victoria que su entonces mujer, Segolène Royal, no pudo alcanzar en su pugna contra Nicolas Sarkozy en 2007. Poco después vino el divorcio y este abogado de 57 años ya no tuvo que ocultar su affaire con la periodista Valérie Trierweiler. A ella se atrevió a besarla sin rubor este domingo ante sus seguidores en un arrebato de naturalidad del hombre sobrio del socialismo.

Sin embargo, Hollande no habría llegado siquiera a la candidatura socialista en las presidenciales de Francia si no fuera por el escándalo sexual que el año pasado dejó fuera de juego al hasta entonces claro favorito de los socialistas, Dominique Strauss-Kahn.

Con el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional, las puertas se abrieron a este abogado que comenzó su carrera política como asesor económico de François Mitterand y que a finales de los años 90 tomó las riendas del Partido Socialista como secretario de la formación después de haber sido su portavoz.

"Nada me ha venido dado, nada me ha sido confiado. Todo lo que tengo, lo he conseguido por derecho propio", reivindicó Hollande durante la campaña electoral, muy consciente de estas circunstancias.

Cuenta que el peor momento de su vida política lo vivió en 2002, cuando el entonces líder de la ultraderecha francesa, Jean-Marie Le Pen, consiguió pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales quitando de en medio a los socialistas.

"A Hollande no le gustan ni los riesgos ni los conflictos", asegura Le Figaro, diario conservador francés, en este contexto. Pero ahora ha conseguido ser el segundo presidente socialista de la Quinta República de Francia (desde 1958).

"Siempre he querido la unión de la izquierda, pero incluso más: la de los republicanos", dijo en su primer discurso tras ser elegido presidente. El apoyo de los demás partidos de izquierdas franceses como el mal menor, además del apoyo oficial del centrista François Bayrou, han permitido la victoria de este político sereno pero decidido.

No quiere perpetuar el eje Merkozy y en su primer discurso como presidente de la república francesa lanzó un mensaje a la canciller alemana:

"La austeridad no podía seguir siendo una fatalidad del destino. Esa es mi misión: dar una visión de crecimiento. Esto es lo que diré lo más pronto posible a nuestros socios europeos y a Alemania".

Hollande lleva 30 años militando en el Partido Socialista y no tiene intención alguna de dejar pasar esta oportunidad de traer el "cambio", el lema de su campaña, a Francia… y Europa.

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