Plan renove del 'Marine One', la flotilla de helicópteros del presidente de EEUU

  • Hace unos días, a primera hora de la mañana y en medio de un gran secretismo, tomaba tierra en los jardines de la Casa Blanca un Sikorsky VH-92.
Donald J. Trump camina hacia Marine One en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC (Efe)
Donald J. Trump camina hacia Marine One en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC (Efe)
Donald J. Trump camina hacia Marine One en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC (Efe)
Donald J. Trump camina hacia el 'Marine One' en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC (Efe)

La logística de los traslados del presidente de los Estados Unidos es una de las tareas más complejas a las que se enfrentan los responsables de seguridad de la Casa Blanca. Ya sea en trayectos largos, mediante el 'Air Force One', por tierra con la limusina blindada conocida como la 'bestia', o en trayectos aéreos cortos, para los que se emplea el 'Marine One'.

Desde algunos medios especializados de EEUU arreciaron las críticas contra Donald Trump en su reciente viaje a Francia para asistir a los actos por el aniversario del Armisticio del fin de la Primera Guerra Mundial. En concreto se atacó que los responsables de la agenda presidencial justificaran la ausencia del mandatario en la reunión con Emmanuel Macron y Angela Merkel para rememorar el momento exacto de la firma de la paz, alegando que "el 'Marine One' no puede volar bajo la lluvia".

A modo de ejemplo, en la revista 'The Atlantic' sentenciaban que los helicópteros "pueden volar muy bien bajo la lluvia y en condiciones climáticas mucho peores que las que había en París el 10 de noviembre". Claro que, al margen de la justificación, otros informes hablan de la obsolescencia de los aparatos que emplea actualmente el inquilino de la Casa Blanca, y la causa es el retraso del programa para su recambio.

Y parece que al fin se ha puesto en marcha el relevo del 'Marine One', en realidad una flotilla de aparatos, para lo cual se ha decidido cambiar a un modelo más avanzado. Hace unas semanas, a primera hora de la mañana y en medio de un gran secretismo, tomaba tierra en los jardines de la Casa Blanca un helicóptero Sikorsky VH-92, que se convertirá en el modelo elegido para reemplazar a los actuales VH-3D y VH-60N.

El Comando de Sistemas Navales acelera así el Programa Presidencial de Reemplazo de Helicópteros por el que se adjudicó a Sikorsky en 2014 un contrato de 1.240 millones de dólares para un primer suministro de seis unidades, con la posibilidad de que se ampliará la flota hasta los 17 aparatos. Lo curioso es que, poco después de que ganara la licitación, Sikorsky fue adquirida por su rival Lockheed Martin.

Hay que recordar que, hace más de una década, fue Lockheed la que venció a Sikorsky en la puja para desarrollar la siguiente generación de helicópteros de transporte presidencial, pero el bautizado como programa VH-71 comenzó a atravesar un 'calvario' de retrasos y sobrecostes (de un presupuesto inicial de 6.500 millones en 2005, se disparó a los 13.000 millones en 2008), por lo que el Pentágono decidió cancelar el proyecto y abrir una nueva solicitud de propuestas, tal y como desveló un informe del Servicio de Investigación del Congreso.

En esta segunda ocasión fue cuando Sikorsky se llevó el 'gato al agua' con el VH-92A, una versión modificada del S-92 que es utilizado por más de una decena de países para el transporte de sus jefes de estado. La intención del Comando de Sistemas Aéreos Navales de EEUU es que la capacidad operacional de la nueva flotilla se complete a finales de 2020, y que la producción completa de los nuevos helicópteros concluya en 2023.

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