El azote del coronavirus no parece tener fin a corto plazo, y si el otro día la presidenta de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, desaconsejó hacer ya las reservas de vacaciones para el verano ante la imposibilidad de hacer pronósticos fiables sobre los efectos de la pandemia, en Italia miran al futuro con más optimismo.
Por este motivo, en el país trasalpino ya le están dando vueltas a la manera más efectiva de poder ir a la playa durante las vacaciones, sin perder de vista el virus que tanto daño les ha hecho en lo humano y lo económico.
A tres metros de distancia entre una sombrilla y otra, junto con barreras de plexiglás entre los bañistas. También se podría decretar un acceso escalonado a las playas y arcos de saneamiento previo a darse un chapuzón.
Se trata de los primeros proyectos que se están desarrollando en el país, a cargo de algunas empresas que se han puesto a disposición del castigado sector turístico, con idea de replicar las mismas barreras de contención de la enfermedad que están aplicándose en los supermercados a las zonas de baño.
Tal y como recogen medios de comunicación locales, se contempla la instalación de dispensadores de desinfectantes en los baños, en el bar, en las antiguas áreas comunes, en las duchas... A ello se añade la posibilidad de obligar a hacer reserva previa del sitio para poner la sombrilla, como manera de controlar el aforo en las playas y asegurar el distanciamiento social.
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