En Filipinas

Muere desangrado un policía atacado por un gallo durante una pelea ilegal

Es habitual que los dueños les pongan cuchillas en las garras para hacer más daño a los rivales. El agente intentó coger uno y le cortó en la pierna. 

Gallo de pelea, Guardia Civil
Uno de los gallo de pelea confiscado por la Guardia Civil en una pelea durante el mes de marzo
Guardia Civil

Un policía de Filipinas que trabajaba en una operación encubierta para acabar con las peleas ilegales de gallos en el país acabó muerto después de que durante una timba uno de los animales le cortara la femoral con una de las cuchillas que le habían puesto en sus garras para hacer más daño al gallo rival.  Para frenar la pandemia del coronavirus el país prohibió los eventos culturales y deportivos, incluidas las peleas de gallos, y para luchar contra su celebración se montaron operaciones para descubrir las que se seguían organizando de forma ilegal. 

El agente Bolok, según relata el diario Correiro, era uno de los participantes y cuando se inició la operación policial cogió uno de los animales que ya estaba preparado para el ring. En ese momento el gallo intentó zafarse y con el cuchillo que tenía en la garra le cortó en una pierna. En cuestión de minutos murió desangrado. Es habitual que antes de soltarlos en el ring a los gallos se les ponga espuelas, cuchillas u otros objetos punzantes en sus patas para salir victoriosos cuanto antes. 

Hasta 3.000 euros puede llegar a costar una cría de gallo pura sangre. Es lo que están dispuestos a pagar los delincuentes que, pese a su prohibición en todas las comunidades autónomas en España excepto Canarias, se han dedicado durante este confinamiento a organizar las clandestinas peleas de gallos donde la crueldad se hace aún mayor si dotan a los animales con esos espolones metálicos o les suministran drogas para incrementar su agresividad y resistencia en España. 

Y no dudan en hacerlo porque en juego puede haber hasta 40.000 euros. Desde marzo, tres grandes operaciones de la Guardia Civil pusieron de manifiesto que es una práctica que lejos de estar en extinción ni la crisis sanitaria generada por el coronavirus ha evitado que se celebre. Cuando los animales finalizan pocas veces se preocupan de curarles; "si no está muerto ya", puntualizan desde el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil a este medio.

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