Prisión es sinónimo de tortura en Siria

  • El inicio de la represión de Bashar Al Asad fue la detención y tortura de diez niños en Dera. Desde entonces, las detenciones masivas son diarias. Asad está aplicando la técnica de su padre, torturas para amedrentar a la población. Pero los detenidos que salen vivos, no piensan darse por vencidos.
Hugh Macleod, Beirut (Líbano) y corresponsal especial en Damasco (Siria) | GlobalPost

Nota del editor: Los nombres de los prisioneros entrevistados para este artículo han sido cambiados por razones de seguridad.

Para Alí, las palizas comenzaron antes incluso de que el autobús llegase a la prisión.

"¿Estás con los salafistas y con los Hermanos Musulmanes?", le gritaba uno de los policías secretos del presidente Bashar Al Asad.

El primer golpe le dio de lleno en la cara, mientras Alí trataba de explicar que el pequeño grupo de manifestantes detenidos el mes pasado en Mezze, un suburbio de Damasco, no eran fundamentalistas.

Después, sus captores vieron en su carné de identidad que Alí pertenece a la misma secta chií que el presidente de Siria y la familia Asad, que domina el país desde hace 41 años. "¿Eres alauita y no te gusta Bashar?". Otro puñetazo a la cara.

El autobús llega a la notoria oficina de seguridad de las Fuerzas Aéreas en Bab Touma, a tiro de piedra del casco antiguo de Damasco, en donde los últimos turistas que todavía quedaban en el país disfrutaban de las vistas.

El interrogador de Alí tenía imágenes de la manifestación grabadas con un teléfono, en las que se veía al detenido pidiendo libertad. "Se levantó y se puso detrás de mí; me agarró del pelo y lanzó mi cabeza contra la mesa", dice Alí. "Estaba realmente enfadado".

Las manos de Alí estuvieron todo el rato atadas detrás de su espalda mientras le golpeaban repetidamente en la cara. "Me dijo que le confesara que estuve allí, que le dijera quién lo había organizado, si era alguien de fuera de Siria".

Con los ojos vendados, Alí fue trasladado a otra prisión en donde, todavía sin poder ver, fue golpeado y empujado por unas escaleras y le torturaron apagando cigarrillos encendidos en la espalda.

El levantamiento popular en Siria comenzó a mediados de marzo con la tortura de 15 niños de entre 10 y 15 años de Dera, en donde hombres a las órdenes del general Atef Najeeb, primo del presidente, les golpearon y arrancaron las uñas de los dedos.

Tras dos meses de revueltas y el mayor desafío a la dinastía Asad en la historia, una campaña de arrestos masivos a lo largo de Siria ha provocado la detención arbitraria y envío a prisión de unos 8.000 ciudadanos, según un recuento realizado por activistas llamando a familiares y amigos de los detenidos. Insan, una importante organización pro derechos humanos siria, eleva la cifra a 11.000 personas.

Esta última estimación prácticamente triplica el número de prisioneros políticos que había en Siria en 2006, según cálculos del Comité de Derechos Humanos sirio.

Entre los detenidos hay gente de todas las capas de la sociedad, fundamentalmente hombres jóvenes de entre 20 y 50 años, pero también niños y ancianos, y en especial activistas a quienes se haya visto participar en las protestas o grabarlas, así como líderes comunitarios, imanes y estudiantes.

Tan sólo en Dera las noticias estatales han dicho que el 1 de mayo detuvieron a 500 personas. Las fuerzas de seguridad fueron de puerta en puerta llevándose a cualquier hombre de entre 15 y 40 años.

La amplitud de la represión ha hecho que las cárceles en algunas ciudades clave estén llenas hasta la bandera.

En Banias, un puerto de refinado de petróleo estratégico en la costa mediterránea, los prisioneros tuvieron que ser retenidos en la central eléctrica y en un estadio deportivo porque la cárcel local estaba saturada.

Uno de los detenidos en la central eléctrica de Banias, un estudiante, acabó diciendo a gritos lo que pensaba que querrían oír sus interrogadores cuando éstos comenzaron a golpearle por todas partes con botas y palos. "¡Bashar es Dios! ¡Bashar es Dios!", exclamó.

Funcionó. La policía secreta se cansó de pegarle y lo echaron de nuevo a la celda improvisada.

Pero el respiro duró poco. Con las muñecas y los tobillos con grilletes, y los ojos vendados, el estudiante fue llevado a un coche y conducido a otra celda de tortura. "Me golpearon por todo el cuerpo. Sangraba y rezaba, porque pensaba que me iba a morir allí", explica, bajo condición de permanecer en el anonimato, a un activista local.

Arrestado el 12 de abril cuando viajaba de Banias a su pueblo en las afueras de la ciudad, el estudiante fue liberado al cabo de unos días.

Pero el mensaje lanzado a la comunidad de Banias fue claro: lo liberaron desnudo y cubierto de sangre a las afueras del pueblo, a donde llegó cojeando y agarrándose la mano rota. Todos sus vecinos le vieron.

Otros tres hombres jóvenes, que fueron golpeados, lanzados escalera abajo y obligados a beber agua de un retrete, también fueron abandonados desnudos y ensangrentados en una carretera cercana a Banias.

Un vídeo en YouTube  que supuestamente ha sido grabado en Banias (aunque no se ha podido verificar de manera independiente) muestra a hombres con señales de serias palizas en sus espaldas y rostros.

"Las fuerzas de seguridad sirias están ahora liberando a los detenidos con heridas abiertas causadas por las torturas como forma de extender el pánico y el miedo entre la gente, esperando así poder reducir el número de participantes en las manifestaciones", asegura Wissam Tarif, director de Insan, que ha documentado casos de tortura.

En entrevistas realizadas a 19 detenidos en Siria el mes pasado, incluidas dos mujeres y tres adolescentes, Human Rights Watch ha detectado que todos menos dos habían sido torturados, utilizando métodos como latigazos con cables y corrientes eléctricas.

Amnistía Internacional ha denunciado casos de detenidos que han sido obligados a lamer sangre del suelo en una prisión y también de personas forzadas a beber agua del retrete tras no haber recibido alimento alguno en tres días.

Insan dice que ha recibido numerosos informes de torturas en los que se denuncia que a los detenidos se les ha dejado durante horas desnudos en grupos, se les ha empapado de agua y después golpeado de manera colectiva.

El presidente Asad ratificó en 2004 la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

Arrestado en su casa de Damasco a finales de marzo, el periodista Abu Mohammed fue trasladado, con su ordenador portátil y teléfono móvil, a una oficina de la Seguridad Interna en la calle Bagdad, en donde fue testigo de detenciones masivas y palizas a los manifestantes.

"Éramos cientos, así que a los interrogadores no les resultaba fácil manejarnos. Están acostumbrados a arrestar de diez en diez, no cientos", asegura.

Un periodista del londinense The Times fue testigo de arrestos masivos la semana pasada en Homs, una ciudad del centro del país, mientras que una reportera de Al Jazeera que ha sido retenida en una cárcel siria asegura haber oído cómo golpeaban duramente a hombres jóvenes.

Durante 16 días Abu Mohammed fue sometido a la misma rutina: le arrastraban a una sala de interrogatorios y le golpeaban en la cara.

"Los interrogadores eran hombres simples y maleducados; simplemente me gritaban y me golpeaban si yo no asentía. No sabían lo que querían", recuerda.

Le pidieron al periodista su dirección de correo electrónico. "Me preguntaron qué significa 'hotmail'. Yo contesté de manera simple y directa. Me di cuenta de que lo más importante era decirles lo que querían oír, no lo que yo pensaba".

Al igual que su padre, del que heredó el poder, Asad intenta frenar las revueltas contra su régimen a través de la fuerza y los arrestos masivos.

Durante una campaña de represión contra los Hermanos Musulmanes sirios en la década de 1980, bajo el gobierno del fallecido presidente Hafez Al Asad, se calcula que desaparecieron unos 17.000 sirios, según dijo ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU Radwan Ziadeh, responsable del Centro para los Estudios de los Derechos Humanos en Damasco.

Siguiendo tristemente los pasos de su padre, que respondió a la revuelta de los Hermanos Musulmanes enviando tanques y tropas ultraleales lideradas por su hermano a arrasar la ciudad de Hama (murieron entre 10.000 y 30.000 civiles), el actual presidente Asad cerca desde hace semanas las ciudades de Dera, Homs y Banias con tanques y soldados a las órdenes de su hermano, Maher Al Asad.

En dos meses las fuerzas de seguridad de Siria han matado a entre 700 y 850 personas, según los grupos de defensa de los derechos humanos. Más de 27 personas ya han muerto en el asedio que comenzó el sábado pasado a Talkelakh, una ciudad cerca de la frontera con el Líbano.

El pasado miércoles EEUU adoptó por primera vez sanciones económicas contra el presidente sirio, lo que supone un significativo aumento de la presión norteamericana, cinco días después de que la secretaria de Estado Hillary Clinton reiterase que el Gobierno de Siria todavía tienen una oportunidad para reformarse.

En su esperado discurso del pasado jueves explicando las líneas maestras de la política de EEUU hacia Oriente Medio tras las revueltas populares de este año, el presidente Barack Obama advirtió a Asad que debe de liderar a Siria hacia una transición democrática o "quitarse de en medio". Dicha frase es el primer gesto público que indica que Washington está pensando en una Siria post-Asad.

Tras ocho días en una celda subterránea, de dos por dos metros y sin ventana, Alí fue puesto en libertad sin cargos. Le devolvieron la cartera, sin la mitad de su dinero. Estaba demasiado débil como para volver conduciendo a casa, así que se fue en taxi a casa de un amigo. Le avergonzaba que sus padres le viesen en ese estado.

"Lo peor es que no sabes qué va a pasar. Ni tú ni tu familia sabéis lo que está ocurriendo", asegura Alí, que pese a su experiencia dice mantenerse firme en sus convicciones. "He visto personalmente la verdadera cara sucia de la seguridad, y es mucho más desagradable de lo pensaba. Protestaré de nuevo, porque ahora me doy cuenta realmente de lo que significa la libertad. No vale la pena rendirnos ahora, porque nos van a arrestar igualmente a todos otra vez".

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