Las protestas de los chalecos amarillos vuelven a París con más de 160 detenidos

  • En la capital francesa concurren varias manifestaciones contra la reforma de las pensiones, las marchas proclima y la jornada de Patrimonio.
Antidisturbios en los Campos Elíseos, París. / EFE
Antidisturbios en los Campos Elíseos, París. / EFE

El Gobierno francés se ha preparado mejor para la segunda temporada de las protestas de los "chalecos amarillos" en París. Para este sábado, se desplegaron a 7.500 agentes para evitar que se produzcan altercados como los acontecidos entre noviembre de 2018 y junio de este año. El amplio dispositivo policial ha establecido cordones de seguridad en varios puntos de la capital como el Arco del Triunfo, el Palacio del Elíseo o la iglesia de la Madeleine. Sin embargo, la fuerte presencia policial no ha servido como medida disuasoria para los manifestantes. Por el momento, han sido detenidas 163 personas por disturbios violentos.

La movilización, que ya encadena 45 semanas de protestas, no había recibido el permiso, a pesar de que según la legislación gala tan sólo hace falta comunicar la marcha que ésta sea aprobada. La Prefectura de Policía de París teme la presencia de los 'black blocs', los encapuchados responsables de las escenas de violencia contra la policía en las marchas, el incendio de vehículos y el saqueo de las tiendas de los Campos Elíseos.

Estos violentos corresponden a grupos de extrema izquierda que visten de negro y tapan su rostro para evitar ser identificados por las autoridades francesas. Los 'black blocs' suelen ir preparados para enfrentarse a la policía con máscaras antigas, martillos anticristales y cócteles molotov. Precisamente, la Policía parisina notificó a primera hora del sábado que habían interceptado martillos, morteros y bolas de petanca escondidas en cajas de DVD para pasar los controles que hay por toda la ciudad. Aunque también es común que los manifestantes han tendido a levantar el pavimento para lanzárselo a los antidisturbios.

Pero además, la marcha de los chalecos amarillos no es la única preocupación de la policía parisina. Este sábado concurren en la ciudad dos manifestaciones más: contra la reforma de las pensiones en el VII distrito de París y la global Marcha por el Clima en los Jardines de Luxemburgo. Por ello, las fuerzas de seguridad han hecho un llamamiento a los manifestantes a que se desasocien del tumulto en caso de que los radicales intenten tomar protagonismo. Para mayor inri, las protestas coinciden con la Jornada de Patrimonio, cuando centenares de parisinos salen a las calles ya que la mayoría de edificios emblemáticos de la ciudad, abren al público y pueden ser visitados.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades, los 'black blocs' se han infiltrado entre los manifestantes de la Marcha por el Clima y han comenzado a enfrentarse a la policía. A través de varios comunicados urgentes y avisos por megafonía, la policía "ha invitado a los manifestantes pacíficos" a marcharse para que "dejen actuar" a las unidades antidisturbios. La Prefectura de París recurrido al uso del gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes violentos en varios puntos del centro de la ciudad como los Campos Elíseos, el templo de la Madeleine o los Jardines de Luxemburgo.

Los chalecos amarillos comenzaron el primer fin de semana de noviembre de 2018 para protestar contra la paulatina subida de los impuestos a los carburantes, en especial el diésel. La gran parte de los manifestantes proceden de las provincias francesas y necesitaban el coche para moverse a trabajo debido a la escasez de medios de transporte públicos en áreas no urbanas, y en especial áreas que no pertenecen al área metropolitana de París.

Sin embargo, este movimiento que surgió de manera improvisada fue aglutinando a la mayoría de la población descontenta de Francia con las políticas reformistas en educación, economía y asuntos sociales del primer ministro Emmanuel Macron. Es decir, el movimiento carecía de ideología en sus inicios, y su convocatoria era única y exclusivamente a través de redes sociales. Los políticos de la oposición más férrea a Macron tardaron bastante en unirse a las demandas de los manifestantes. Mientras que Marie Le Pen (Agrupación Nacional) fue de las primeras cargos públicos en secundar las protestas, otros como Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) lo hicieron ya en segundo plano.

Entre diciembre y enero, las marchas, protestas, asaltos a peajes y sitios a sedes de grandes empresas y saqueos a tiendas de lujo alcanzaron tal magnitud que el propio Macron tuvo que retractarse de varias reformas y anunciar un paquete de medidas económicas con el fin de mejorar las condiciones de vida de clases medias y trabajadoras de la sociedad francesa. Aunque a raíz de los anuncios de Macron las movilizaciones la asistencia a las manifestaciones descendió, los radicales antisistema tomaron mayor protagonismo como sucedió en los disturbios del 1 de mayo, en el Día del Trabajador.

Mostrar comentarios