Tendrá lugar en Bali (Indonesia)

Putin asistirá al G20 en noviembre en su primer acto internacional tras la guerra

El presidente ruso reaparecerá para participar en la reunión de los grandes mandatarios del mundo, a la que también asistirá su principal socio, China, y donde se hablará de la situación de Ucrania para lograr la paz.

Vladímir Putin
Vladímir Putin
EFE

Vladimir Putin volverá a encontrarse con sus homólogos internacionales el próximo mes de noviembre, diez meses después de iniciar la invasión de Ucrania que le ha llevado a ser repudiado por buena parte del mundo occidental. Los líderes de las 20 principales economías mundiales se reunirán antes de final de año en Bali (Indonesia), en un encuentro al que también asistirá Xi Jinping, presidente de China y nuevo socio estratégico de Rusia una vez constituido el nuevo telón de acero con una Europa cada vez más unida que sólo ha mostrado debilidad a la hora de afrontar sus necesidades energéticas, hasta ahora solventadas por el Kremlin. 

"Xi Jinping vendrá. El presidente Putin también", declaró el pasado jueves el presidente indonesio, Joko Widodo, en una entrevista con el canal Bloomberg, en medio de un clima de tensión mundial. Ante el cada vez mayor nivel de tensión mostrado por las dos grandes potencias mundiales y sus aliados, Widodo quiso incidir en la necesidad de rebajar las tensiones geopolíticas y apostó por trabajar juntos para combatir los efectos de la pandemia y la inflación para contribuir a la prosperidad en el mundo. La reunión, en la que se hablará de Ucrania, podría convertirse en la antesala de una negociación para concluir la guerra, enquistada en el frente oriental  con un ejército ruso debilitado ante unos ucranianos que no se rinden. 

La condición de organizador de la próxima cumbre mundial de líderes ha convertido a Indonesia en el principal mediador de la disputa por la hegemonía global, que está teniendo importantes efectos a escala local en zonas conflictivas como Taiwán, el norte de África u Oriente Medio. El pasado junio, Widodo, también conocido como Jokowi en Indonesia, viajó a Rusia y Ucrania, donde se reunió con los dirigentes de sendos países, Putin y Volodímir Zelenski, para tratar de mediar en un conflicto que ya se extiende durante 177 días y se asoma al medio año. 

Este papel contrasta con las actitudes de Estados Unidos, Japón y Europa frente a Rusia y China. Las disputas entre Washington y Pekín en su lucha por mantener la hegemonía económica global están fragmentando las relaciones diplomáticas y comerciales en todo el planeta, afectando a las cadenas de suministro, a lo que se suma la injerencia que los nuevos socios están ejerciendo sobre distintos gobiernos de África y Latinoamérica.  

Pese a todo ello, Rusia ha estado presente en las reuniones del G20 que han tenido lugar el mes pasado en Bali, a las que asistieron los ministros de Exteriores y Finanzas de las 20 primeras economías, aunque no se publicaron comunicados finales. Putin no ha asistido a ninguna de estas reuniones ni se ha reunido con más líderes que sus aliados tradicionales, siendo su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, el responsable de explicar las decisiones del Kremlin en los órganos internacionales. 

El pasado marzo, la embajadora rusa en Yakarta, Lyudmila Vorobieva, ya informó de que Putin tenía intención de asistir a la cumbre. Entonces, Vorobieva calificó de "desproporcionada" la presión diplomática contra Moscú y criticó que no se aprueben sanciones contra Israel por sus ataques a Gaza o contra Estados Unidos y la OTAN por el conflicto de Libia, como se ha hecho con Rusia por la guerra en Ucrania. Los líderes occidentales acordaron la imposición de todo tipo de sanciones a la economía rusa para frenar sus aspiraciones territoriales, una batería de medidas que, aunque han afectado a los grandes sectores económicos de Rusia, también han lastrado el crecimiento de la actividad de la Unión Europea, afligida por un histórico incremento de los precios de la energía.

Ya antes de la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid el pasado junio, cuando Occidente y buena parte de las democracias del Pacífico invitadas al evento mostraron su unidad contra la invasión, Estados Unidos y otros países europeos pidieron la expulsión de Moscú del G20 debido a su decisión de invadir un territorio externo. Su gestión del conflicto, con miles de muertos y refugiados, así como el aumento del riesgo de un ataque nuclear ha sido ampliamente reprobada por la mayoría de gobernantes. 

Las tensiones con China también han aumentado después de que la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, visitara hace tres semanas Taiwán, el territorio autogobernado "de facto" que China considera una provincia rebelde. La visita provocó unas maniobras militares chinas en torno a la isla, elevando el riesgo de que China lance una invasión contra la isla, algo que Pekín no ha descartado, aunque aboga primero por reunificar el territorio mediante vías pacíficas.

Las crecientes tensiones en las distintas áreas de interés de Estados Unidos y China en el mundo están dejando ciertas divisiones de criterio entre los países occidentales sobre la persistencia de las sanciones, que junto a la guerra han afectado notablemente a las cadenas de suministro globales, ya de por sí injeridas por el papel que tanto Rusia como China están adquiriendo en zonas de África y Latinoamérica, importantes suministradoras de materias primas a las industrias de los países más desarrollados.

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