Putin quiere llegar hasta Kiev, la Jerusalén rusa

    • Yevgueni Kisiliov, prestigioso comentarista ruso aseguró que Vladímir Putin está convencido de que Occidente es débil, por lo que se propone llevar las tropas hasta Kiev.
    • ""Putin quiere pasar a la historia como el líder que logró el renacimiento del imperio ruso por medio de la recuperación de territorios como Crimea y el este de Ucrania"
Rusia abre la llave del suministro de petróleo del Ártico
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El presidente ruso, Vladímir Putin, está convencido de que Occidente es débil, por lo que se propone llevar las tropas hasta Kiev, la Jerusalén rusa, aseguró hoy a Efe Yevgueni Kisiliov, prestigioso comentarista ruso.

"Putin quiere pasar a la historia como el líder que logró el renacimiento del imperio ruso por medio de la recuperación de territorios como Crimea y el este de Ucrania. Por eso nos ha recordado a todos que Kiev es la madre de todas las ciudades rusas", aseguró.

Kisiliov, el periodista más famoso de Rusia cuando Putin llegó al poder en 2000 y que emigró a Kiev tras varios desencuentros con el Kremlin, opina que las negociaciones de Ginebra "son una excusa para justificar la entrada de las tropas rusas en Ucrania".

En su opinión, Rusia hará todo lo posible para que las negociaciones no lleguen a buen puerto al imponer condiciones inaceptables para su aplicación, fracaso del que culpará exclusivamente a Occidente.

"Seguidamente, los servicios secretos rusos instigarán una escalada de la violencia en el este de Ucrania", apunta.

Al igual que ocurriera en Osetia del Sur en 2008, desplegará fuerzas de pacificación y a partir de ahí se hará con el control de todas las regiones surorientales ucranianas hasta crear un corredor que enlace Rusia con la región separatista moldava de Transnistria.

"Si Occidente no reacciona y se traga el órdago ruso, entonces las tropas rusas llegarán hasta Kiev, la Jerusalén rusa. Todo depende de los líderes occidentes. Putin intenta demostrar al mundo con todas sus fuerzas que Occidente es débil. Ni siquiera se ha tomado en serio las sanciones", asegura.

Y reconoce que tanto las autoridades como el Ejército ucraniano están debilitados y no pueden ofrecer resistencia a Rusia, que ejerce desde hace semanas una enorme "presión psicológica" sobre Kiev al desplegar decenas de miles de soldados y tanques en la frontera.

"Occidente debe tomar decisiones urgentes. Debe suministrar a Ucrania armamento e instructores militares, y desplegar fuerzas de paz u observadores. No sólo está en juego la integridad de Ucrania. El que venza esta batalla, marcará la política global", recalca.

Kisiliov está convencido de que el principal instigador de la sublevación y del separatismo en las regiones rusohablantes del este de Ucrania, en particular en la región de Donetsk, son los servicios secretos rusos.

"Los grupos de sabotaje que han ocupado los edificios oficiales han sido enviados por Moscú. En realidad, los separatistas que ondean banderas rusas son una minoría, aunque muy agresiva. Las protestas son producto de la guerra informativa lanzada por Moscú, que enarboló una supuesta amenaza fascista de Kiev", destaca.

Además, considera una "quimera" promovida por el Kremlin la afirmación de que hay dos Ucranias, una occidental, agrícola y europeísta, y otra oriental, obrera y prorrusa, que no pueden convivir bajo un mismo techo.

"Es verdad que hay diferencias religiosas, culturales y psicológicas. Pero la realidad es que, digan lo que digan, la gran mayoría hablan ucraniano, especialmente en el campo, aunque pocos son los que no entienden el ruso. Y el 80 por ciento está a favor de la integridad territorial", insiste.

En su opinión, la agresión a Ucrania es consecuencia de una nueva estrategia de confrontación del Kremlin con Occidente, que se resiste a aceptar a la Rusia de Putin como igual entre las naciones democráticas.

"Esta política es rentable, ya que le permitirá echar la culpa a factores externos de los problemas sociales y económicos que se avecinan. Y es que todos los pronósticos apuntan a que el crecimiento económico ruso se ralentizará, ya que el modelo de desarrollo no funciona", indica.

Para empezar, los recientes acontecimientos en Crimea, que fue anexionada por Rusia el 21 de marzo, después de que el 97 % de los crimeros participantes en un referéndum apoyara esa opción, dispararon los índices de popularidad de Putin por encima del 80 por ciento, sus mayores cotas en varios años.

"Putin cree que la guerra todo lo borra: la fuga de capitales, la caída del precio del petróleo, la recesión, la represión política, etc. ", apunta.

El jefe del Kremlin dice que decidió poner fin al "reinicio" en las relaciones con Occidente tras el asesinato del líder libio, Muamar el Gadafi (2011), pero Kisiliov cree que todo empezó con las multitudinarias protestas en Moscú tras el fraude en las elecciones parlamentarias de diciembre de ese año.

"Putin está indignado con la clase media. Les mejoró las condiciones de vida, les dio más libertad y estos le responden con protestas opositoras. Lo consideró una traición y ha decidido castigarlos rompiendo lazos con Occidente", asegura.

Kisiliov considera que dirigentes como el estadounidense Ronald Reagan o la británica Margaret Thatcher nunca habrían permitido que el Kremlin pusiera en peligro el orden internacional heredado tras la II Guerra Mundial.

Y recuerda que el principio del fin del imperio zarista comenzó cuando Rusia se embarcó y perdió la guerra con Japón (1905), por lo que el estallido de un conflicto en Ucrania puede costarle a Putin la reelección en 2018.

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