¿Qué multimillonario dona más?

  • Chuck Feeney es multimillonario, después de donar durante años toda su fortuna en proyectos solidarios alrededor del mundo, ha decidido salir del anonimato. Pero ahora también está en posición de opinar, y así lo ha hecho: las donaciones de Bill Gates o Warren Buffett se quedan cortas para este rico y principal filántropo de Vietnam, Australia e Irlanda.
Conor O'Clery, Dublín | GlobalPost

Chuck Feeney, uno de los mayores filántropos del mundo, tiene algunas reservas sobre The Giving Pledge, una iniciativa puesta en marcha por Warren Buffett junto a Bill y Melinda Gates para persuadir a los más ricos a que dediquen por lo menos la mitad de su fortuna a la caridad.

“Lo apoyo, pero no va lo suficientemente lejos”, explica Feeney mientras se toma un cappuccino en el Boulevard Café de Dublín durante una reciente visita a Irlanda.

Multimillonario gracias a negocios de duty-free, Feeney es el mayor donante de algunas universidades estadounidenses (entre ellas Stanford y Cornell)  y el principal filántropo individual en Vietnam, Australia e Irlanda. Pero si algo le hace diferente entre el resto de ricos, es que él ya se ha desprendido hace tiempo de toda la riqueza que logró acumular.

El notoriamente frugal Feeney, un estadounidense con raíces irlandesas de 79 años que durante la entrevista con GlobalPost lleva su habitual reloj barato de plástico y su único par de zapatos, resume en una frase por qué cree que The Giving Pledge no se basa en la misma filosofía que la iniciativa qué él impulsa: Giving While Living.

“Giving While Living lo deja claro, The Giving Pledge no”, explica en su habitual manera críptica.

Después, pone sobre la mesa el borrador que preparó en respuesta a la invitación de The Giving Pledge:“En mayo de 2009 asistí a la primera reunión convocada por los Gates y Buffet para iniciar conversaciones entre un pequeño grupo de filántropos sobre cómo animar a quienes tienen una enorme riqueza a compartir más”, dice refiriéndose a la ahora famosa cena privada en Nueva York a la que acudieron una docena de multimillonarios, incluido el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el magnate de los hoteles Barron Hilton, y el cineasta George Lucas.

“Me preguntaron si quería participar en The Giving Pledge en su lanzamiento público”, continúa la respuesta de Feeney. “Después de pensarlo, rechacé la invitación. Se debe principalmente a que, habiendo dado ya este paso hace 25 años, no creo que sea apropiado para mí sumarme de manera formal. No obstante, apoyo la iniciativa”.

Feeney, nacido en Nueva Jersey (EEUU) en el seno de una familia de trabajadores de cuello blanco, ya ha llevado su filosofía de repartir su riqueza hasta el máximo extremo. En 1984, después de convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo, puso todos sus negocios, acciones y activos a nombre de su fundación, The Atlantic Philanthropies, para distribuir sus ganancias de forma anónima entre las causas que lo necesiten. Su decisión marcó un hito en la historia de la filantropía, y sólo se ha conocido hace poco, cuando decidió abandonar su política de permanecer en el anonimato para que su historia sirviese como modelo para otra gente enormemente rica.

De hecho, el ejemplo de Feeney influyó en Bill Gates. El fundador de Microsoft reconoció en una entrevista concedida a Charlie Rose en la PBS que la “historia fenomenal” de Feeney le había inspirado.

Feeney se pregunta en voz alta si The Giving Pledge se podrá traducir fácilmente en una filantropía productiva, y también sobre la probable presión de los familiares de los millonarios sobre su decisión de entregar la mitad de la fortuna “sin darse cuenta de los problemas inherentes”. En realidad, sospecha que se ha avanzado poco desde que los millonarios hicieron pública su decisión.

La iniciativa recién anunciada le ha hecho reflexionar además sobre su propia decisión, histórica, de pasar los años de madurez buscando y fundando buenas causas para su dinero, fundamentalmente para apoyar la investigación médica, hospitales y universidades. Su fundación tendrá que tener comprometidos todos sus fondos antes de 2016. Para entonces, se habrán donado 5.000 millones de dólares a diferentes causas y organismos, y otros 2.000 millones de dólares en becas.

El mensaje de Feeney para el resto de millonarios es “Si lo intentas, ¡te gustará!”. Subraya, no obstante, la importancia de tener un fuerte compromiso personal con la decisión. También hay que tener un interés apasionado por ayudar a los demás y saber adoptar decisiones de riesgo informadas, con la ayuda de expertos y especialistas, además de ser capaz de apreciar los desafíos y complejos de la filantropía.

La generosidad de Feeney ha cambiado de manera positiva las vidas de millones de personas en el planeta, especialmente debido a su compromiso con el eje de su planteamiento filantrópico: facilitar la financiación inicial y la ayuda para construir físicamente (con ladrillos y cemento) las sedes de proyectos en todo el mundo destinados a investigar y a dar oportunidades de educación a largo plazo.

Continúa viajando alrededor del mundo en busca de oportunidades para ayudar, aunque siempre insiste en que su nombre no aparezca en ningún edificio de los que ha financiado. Ello no quiere decir que lo desapruebe en los demás donantes. “No creo que importe quién se lleve el crédito, siempre que la obra se haga”, dice.

Recientemente, en Vietnam, después de que el director de un hospital en Da Nang le diese las gracias por financiar un centro de diagnóstico, el ex empresario millonario le contestó: “La verdad es que todo el crédito es vuestro. Vosotros sois quienes hacéis cosas buenas con el dinero”.

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