R.Unido.- La boda bate récords con más de un millón reunido en Londres para celebrar la unión

  • LONDRES, 29 (Especial para EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) La boda que este 29 de abril unió al Príncipe Guillermo con la que durante los últimos años había sido su novia, Kate Middleton, forma ya parte de la historia por una cadena de récords que convierten al enlace en el mayor evento real jamás celebrado, con una congregación de más de un millón de personas en Londres, casi el doble de lo estimado, y una cadena de elementos que van desde la elogiada elección del traje de la nueva Duquesa de Cambridge, de la firma británica Alexander McQueen, al desarrollo de una jornada sin incidentes celebrada en la mayor parte del territorio de Reino Unido.

LONDRES, 29 (Especial para EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán)

La boda que este 29 de abril unió al Príncipe Guillermo con la que durante los últimos años había sido su novia, Kate Middleton, forma ya parte de la historia por una cadena de récords que convierten al enlace en el mayor evento real jamás celebrado, con una congregación de más de un millón de personas en Londres, casi el doble de lo estimado, y una cadena de elementos que van desde la elogiada elección del traje de la nueva Duquesa de Cambridge, de la firma británica Alexander McQueen, al desarrollo de una jornada sin incidentes celebrada en la mayor parte del territorio de Reino Unido.

Si las cifras habían preparado ya terreno en las jornadas previas al enlace, para el que se preveía una audiencia de más de 2.000 millones de espectadores en todo el mundo, su desarrollo no defraudó ni a los miles que acamparon a lo largo de la ruta por la que circuló el cortejo real, ni a los millones que la siguieron, tanto en las 5.500 fiestas organizadas expresamente en las islas, como a los 1.900 asistentes en la Abadía de Westminster y a los millones que la siguieron a lo largo del planeta.

La empatía que la pareja había logrado establecer desde el anuncio de su compromiso el 16 de noviembre se hizo patente hoy en un país donde un inamovible 80 por ciento de la población está de acuerdo con la institución de la Monarquía. Como consecuencia, una expectación que era máxima desbordó todas las previsiones oficiales sin que, por ello, se produjesen incidentes, gracias a la actuación de más de 5.000 agentes de Policía, 900 de ellos en la ruta real.

Poco más de un centenar de personas fueron detenidas por altercados menores y el veredicto generalizado en una era de globalización, en la que las nuevas tecnologías someten a escrutinio hasta el último detalle, se dio el aprobado con nota al evento. Kate Middleton, que pasa a ser conocida popularmente como la Princesa Catherine, a pesar de que su título oficial, por competencia directa de la Reina, es el de Duquesa de Cambridge, era la máxima atracción de la jornada antes incluso de abandonar el exclusivo hotel londinense de Goring, desde el que partió del brazo de su padre para pasar a formar parte del exclusivo círculo de la realeza europea.

Sin embargo, su aparición con un traje de Alexander McQueen, diseñado por la directora creativa de la firma, Sarah Burton, tras la muerte del diseñador, elevó a la calificación máxima un evento en el que todo estuvo medido al milímetro, con la supervisión constante de la pareja. La novia contaba con todos los detalles, incluyendo una tiara de Cartier que data de 1936, prestada especialmente por la Reina para la ocasión, mientras que su marido optó por el uniforme militar del máximo rango que ostenta, el de coronel de las Guardias Irlandesas.INVITADOS

Los 1.900 invitados que presenciaron en directo la ceremonia en la Abadía de Westminster ocuparon asientos que convirtieron al templo en una mezcla de la realeza, celebridades como el futbolista David Beckham y su esposa, Victoria, o el cantante Elton John, junto con miembros de círculo de amigos del, desde hoy, nuevo matrimonio --en total, un millar--, si bien a la primera recepción ofrecida en el Palacio de Buckingham asistieron 650 personas y a la celebración final, tan sólo 300 de los más allegados.

El punto final para los centenares de miles de curiosos en Londres lo supuso el inesperado paseo en un Aston Martin descapotable conducido por el novio tras la primera de las celebraciones. El Príncipe, junto a su esposa, no dejó de saludar a los miles que todavía permanecían en las inmediaciones de Buckingham tras el tradicional posado en el balcón de palacio.

Los besos de la pareja real, hasta dos, son la imagen de una jornada que ha visto como el primogénito del heredero a la Corona contraía matrimonio con una joven sin antecedentes aristocráticos, cuya familia presenta en el árbol genealógico trabajadores de sectores como el de las minas de carbón en plena Revolución Industrial.CAMBIOS

Sin embargo, con el 'sí, quiero' de hoy, al que acompañó una oración redactada por los propios novios, en la que dan las gracias por "el amor compartido", la flamante Duquesa de Cambridge pasa a formar parte de uno de los linajes más antiguos de las casas reales europeas. Sus votos matrimoniales, como ya había acontecido hace 30 años en la boda de Diana de Gales, madre de su esposo, con el Príncipe Carlos, no incluyeron la promesa de "obediencia", un reflejo más, según los expertos, de la modernidad de una pareja que se conoció en la Universidad de Saint Andrews y que ha permanecido unida desde entonces.

No en vano, entre los cientos de miles que aprovecharon la jornada festiva de hoy para celebrar el matrimonio de las más variopintas formas, desde los disfraces hasta las acampadas de varios días para asegurarse la mejor tribuna, la nueva Duquesa de Cambridge era el gran reclamo. El anillo de oro galés autoría de la firma Wartski que hoy le puso, no sin dificultad, el Príncipe Guillermo, determinará si sustituye en el corazón de los británicos a Diana de Gales, cuyo recuerdo se dejó notar en gran parte de las 5.500 fiestas callejeras organizadas oficialmente en todo el país.

Los contrayentes, por su parte, lo celebraron en dos partes, la primera, de carácter más amplio, para 650 personas, incluidos los jefes de Estado y miembros de la monarquía invitados, y la segunda, de carácter más privado, también en Buckingham, con la presencia de los más allegados a la pareja --en total, unas 300 personas--, si bien ésta tendrá ausencias destacadas como la de la Reina, que ha decidido abandonar tras la recepción inicial a media tarde junto a su esposo, el Duque de Edimburgo, para dejar a los novios y a sus invitados la disposición de palacio.

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