Jóvenes y sin recursos: radiografía del yihadismo a las puertas de España

La independencia y el yihadismo se disparan como preocupación
La independencia y el yihadismo se disparan como preocupación

El juicio contra una célula terrorista, implicada en la decapitación de dos turistas escandinavas cerca de Marrakech, ha revelado que la amenaza yihadista del autodenominado Estado Islámico, sigue latente en Marruecos. Los acusados presentan el perfil clásico de los 'guerreros de la Yihad': chicos jóvenes con pocos recursos económicos.

El proceso judicial, que empezó el pasado 2 de mayo, se ha venido celebrando una vez por semana en sesiones marcadas por confesiones de gran crudeza de los tres autores materiales del asesinato de la danesa Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años, y su amiga noruega Maren Ueland, de 28.

Las diferentes vistas celebradas en este caso han confirmado el perfil 'clásico' de los yihadistas: la gran mayoría son jóvenes y todos proceden de ambientes pobres y marginales, de hecho, casi todos afirmaron no poder hacerse cargo de los gastos de un abogado.

Otro aspecto que comparten los acusados es su bajo nivel de instrucción, hasta el punto de que el juez se vio obligado en varias ocasiones a reformular las preguntas en árabe dialectal para que pudieran comprenderle. Además, en los interrogatorios, demostraron desconocer algunos conceptos religiosos básicos en el ideario yihadista.

Una célula con vínculos locales y métodos baratos

El especialista en islamismo radical Mohammed Masbah, que dirige el Moroccan Institute for Policy Analysis (Mipa), resaltó el carácter "local" de esta célula, los métodos "baratos" que adoptaron y el impacto mediático que consiguieron con la publicaron de un vídeo con imágenes explícitas del asesinato y la decapitación: "Estamos ante un modelo clásico de una célula local cuyos miembros están unidos entre sí por vínculos de parentesco, de amistad, vecindad o trato comercial, y cuyo conocimiento religioso es pobre", explicó a Efe.

En lugar de optar por un ataque suicida o un atentado con explosivos, los miembros de esta célula prefirieron recurrir a métodos que no requieren gastos ni preparación táctica o estratégica: con dos cuchillos cometieron su crimen y con un teléfono móvil lo grabaron y difundieron para conseguir el impacto deseado.

Masbah destacó la extrema rapidez con que se radicalizaron los miembros de esta célula, que no les permitió ni siquiera poder crear una verdadera estructura estable ni planificar su crimen con detalle.

Pese a que varios acusados no escondieron sus simpatías con el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS), Masbah no cree que exista en Marruecos un caldo de cultivo propicio para la aparición de un "proyecto colectivo" en forma de plataforma yihadista a la que se adhieran las eventuales células aisladas.

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