
El presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, y el jefe del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, no asistirán a la final de la Eurocopa que enfrentará en Kiev a España e Italia, pese a haber sido invitados por las autoridades, en señal de protesta por la situación de la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko.
Tampoco estarán en el estadio otros altos funcionarios europeos invitados como la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, la comisaria de Educación y Deporte, Androulla Vassiliou, ni el responsable comunitario de Presupuestos, el polaco Janusz Lewandoswki.
Desde la Comisión y el Consejo de la Unión Europea, las fuentes consultadas evitan comentar si existe cierta decepción al ver que Roma y Madrid no han seguido su plante y recuerdan que, ante la falta de acuerdo entre los 27 para fijar una posición, se dejó libertad a los países para decidir su representación en las distintas fases de clasificación. "Es un evento deportivo, no el lugar para hacer política exterior", justifica una de las fuentes, tras admitir que es una situación "difícil".
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