Reclutados en Ruanda para protagonizar una guerra ajena

  • Ruanda está apoyando, una vez más, al ejército rebelde en la vecina República Democrática del Congo, según el testimonio contenido en unos documentos internos de Naciones Unidas que han sido filtrados y a los que hemos tenido acceso.

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Tristan McConnell, Nairobi (Kenia) | GlobalPost

Funcionarios de la ONU han entrevistado a 11 desertores de las filas rebeldes del Congo, y todos afirmaban ser ciudadanos de Ruanda, según señala un informe interno filtrado.

En su testimonio dicen que fueron reclutados y entrenados en Ruanda a principios de este año, antes de ser transportados a través de la frontera para unirse a Bosco Ntaganda- conocido como Terminator-, un criminal buscado por el Tribunal penal Internacional por crímenes de guerra.

Los rumores sobre el apoyo de Ruanda al movimiento rebelde del Congo, conocido como M23, llevaban circulando semanas, pero el informe de la ONU ofrece por primera vez la evidencia de las relaciones y tensiones entre Kinshasa y Kigali.

Los desertores, entre ellos un menor de edad, dijeron que habían sido reclutados entre febrero y abril. Esperaban unirse al Ejército de Ruanda, pero al final los enviaron a luchar junto con los rebeldes en el este del Congo.

Otras fuentes han comentado a GlobalPost que existen más desertores, no incluidos en el informe de la ONU, con testimonios similares de haber sido reclutados en Ruanda.

Un motín liderado por soldados descontentos, que habían formado parte de un grupo ruandés de apoyo a los rebeldes llamado El Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, comenzó a levantarse el pasado abril. Las fechas son especialmente importantes, pues sugieren que la rebelión congoleña fue planificada por alguien desde Ruanda.

"Ruanda ha sostenido desde el principio que la inestabilidad actual en el este del Congo es una cuestión del Gobierno congoleño y su estamento militar", ha declarado Louise Mushikwabo, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación.

"El interés nacional de Ruanda se sirve de su contención en los conflictos y de la construcción de estrechos y profundos lazos de paz con nuestros vecinos", continua.

En Kinshasa, un portavoz del Gobierno dijo que se había puesto en marcha una investigación. "Todas las personas detenidas después del último combate cuentan la misma historia", dijo Lambert Mende, a Reuters. Sin embargo, declaró que:

"Ruanda puede negar los hechos, y no tenemos ninguna razón para dudar de la certeza de lo que están diciendo en este momento", dijo.

Mushikwabo ha dirigido su ira hacia la misión de la ONU, conocida como MONUSCO, a la que acusa de difundir rumores y la califica de "fracaso desde el primer día.": "MONUSCO se ha convertido en una influencia desestabilizadora, principalmente para mantener sus presupuestos inflados y justificar su existencia", dice.

La hostilidad entre Ruanda y la ONU comenzó durante el genocidio de 1994, cuando la ONU no hizo nada para detener la matanza de 800.000 personas, en su mayoría tutsis.

Después, la ONU prestó ayuda a más de un millón de refugiados hutus, entre ellos a los autores del genocidio, que huyeron a través de la frontera antes de que avanzase el Ejército tutsi capitaneado por Paul Kagame. La inestabilidad resultante del genocidio ha sacudido el este del Congo desde entonces, hace más de 18 años.

Los desertores entrevistados por la ONU dijeron que habían sido reclutados por hombres vestidos de civiles y transportados hasta un hotel, supuestamente propiedad de uno de los hermanos de Ntaganda, en Ruhengeri en el noroeste de Ruanda.

Desde allí fueron enviados a un campo de entrenamiento en Kanigi, a siete millas de distancia, donde se les entregaron sus pertenencias personales, tarjetas de identificación y se les dotó de uniformes, armas y municiones.

Una vez en Runyoni, uno de los reclutas afirmó haber visto grandes arsenales de municiones y varios lanzadores de cohetes. Otro recluta, que dijo que llegó a Runyoni en febrero, señaló además que había dos campos de entrenamiento establecidos, uno de ellos con 270 reclutas.

Otros desertores declararon que después del entrenamiento, les dijeron que iban a luchar contra el Gobierno congoleño, pero a otros -en cambio- les dijeron que iban a formar parte de la defensa de tutsis perseguidos.

Ruanda ha sido acusada de complicidad en la capacitación, contratación y apoyo a las rebeliones en el este del Congo en otras ocasiones del pasado. La más reciente en 2008, cuando un grupo de tutsis del CNDP sitiaron la región de Goma.

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