Evitan la ruptura

Reino Unido y UE se dan la oportunidad final de alcanzar un acuerdo comercial

A pesar de que los grandes obstáculos siguen siendo los mismos, Londres y Bruselas seguirán negociando para cerrar las condiciones del Brexit antes de que concluya el periodo de transición a finales de este mes.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Efe

Reino Unido y la Unión Europea seguirán negociando al menos un día más, después de que la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, hablaran por teléfono este domingo y decidieran dar una última oportunidad a las conversaciones para un acuerdo comercial post Brexit, a apenas dos semanas del fin del periodo de transición

"A pesar del agotamiento tras casi un año de negociaciones, a pesar de no hemos cumplido con las fechas límite una y otra vez, creemos que lo responsable en este momento es hacer un último esfuerzo", ha anunciado Von der Leyen en una breve declaración al término de su charla con Johnson. "Hemos indicado a nuestros negociadores que continúen con las conversaciones y veremos si un acuerdo es posible incluso en este punto tan tardío del proceso", ha aañadido.

Reino Unido y la UE llevan desde marzo negociando el acuerdo comercial que debe diseñar la relación futura entre ambos tras el Brexit. Acuerdos como este suelen llevar años, si no décadas. Es además la primera vez que la UE negocia con un país tercero no para avanzar hacia posiciones comunes, cooperación regulatoria, sino para alejarse. Londres y Bruselas tratan de cerrar todos los detalles en apenas nueve meses, en medio de una pandemia y con importantes diferencias políticas marcando la agenda.

Que las negociaciones continúen significa que un acuerdo todavía es posible, que tratan de agotar cada vía, o al menos, que ninguno está dispuesto a cargar con el peso de un no-acuerdo. No es la primera vez. La dinámica de estos días es muy similar a la que siguieron las negociaciones del acuerdo de retirada de Reino Unido de la UE que necesitó de varias extensiones de las negociaciones para cerrarse. 

El problema es que, en principio, no hay margen legal para alargar el periodo de transición que concluye el 31 de diciembre -Reino Unido renunció a hacerlo en julio-, y se acaba el tiempo para cerrar el acuerdo. Los líderes de la UE certificaron esta misma semana durante el Consejo Europeo que un escenario de Brexit desordenado era más probable que llegar a un entendimiento. Pero a pesar de los reproches y las amenazas vertidos a uno y otro lado del canal en los últimos días, parece que Londres y Bruselas acercan posturas. 

Los obstáculos

Los puntos de fricción, sin embargo, siguen siendo los mismos: un acuerdo de pesca pendiente y la eterna y espinosa cuestión del "level playing field", la competencia justa entre empresas británicas y europeas tras el Brexit. En ambas, aún hay puntos fundamentales en el aire que podrían resolverse con algo de creatividad y mucha voluntad política. Sobre todo voluntad política. 

En una entrevista en la televisión británica Sky News, la ministra de exteriores española, Arantxa González Laya, con una extensa carrera en comercio internacional advertía: "He negociado muchos acuerdos de libre comercio en mi vida y los acuerdos de libre comercio no están hechos para reafirmar independencia sino para manejar interdependencia". González Laya insistió en que tanto en la cuestión de la pesca como en la de la competencia, es esto, no la soberanía de Reino Unido o la Unión lo que está en juego.

La pesca no es, ni para Reino Unido ni para la UE, una cuestión económicamente relevante pero sí políticamente sensible. Países como Bélgica, Francia o Países Bajos presionan para no perder acceso a los caladeros de los que extraen gran parte de su captura tras el Brexit. Johnson quiere recuperar el control de sus aguas para sus barcos, pero estos venden gran parte del pescado en el mercado europeo. Por eso ambas cuestiones se enredan. 

El otro gran escollo es el "level playing field". Bruselas, y los 27, quieren proteger a toda costa la integridad del mercado único y entienden que esto pasa porque los estándares estándares en materia de protección del medio ambiente, derechos laborales, ventajas fiscales o ayudas de estado sean si no los mismos, muy similares para empresas europeas y británicas. Que las reglas de juego entre empresas sean las mismas. 

Y quieren garantizar esto no sólo ahora, sino en el futuro. Por eso piden una suerte de mecanismo que prevea limitar el acceso al mercado único, en forma de aranceles por ejemplo, si se dieran cambios significativos en la legislación británica que puedan afectar a la libre competencia. Cómo funcionaría este mecanismo, en base a qué criterios o quién tomaría la decisión última son algunas de las cuestiones que preocupan a Londres. 

Los negociadores británicos y europeos continuarán con las discusiones en Bruselas en los próximos días. Ahora, sin una fecha límite, pero con el 31 de diciembre a la vuelta de la esquina y un proceso de ratificación -de haber un acuerdo- que necesitaría de semanas. 

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