Rumanía elige líder entre promesas de anticorrupción y el miedo a la austeridad

Klaus Iohannis, Rumanía
Klaus Iohannis, Rumanía
EFE

Con un mensaje anticorrupción y de hombre de Estado, el conservador Klaus Iohannis busca este domingo su reelección como presidente de Rumanía frente a la exprimera ministra socialdemócrata Viorica Dancila, que acusa a su rival de planear recortes de salarios y políticas de austeridad. Aunque no hay encuestas de intención de voto para esta segunda vuelta, Iohannis es el favorito tras el 37,8% de votos que sacó en la primera ronda de hace dos semanas, 15 puntos más que Dancila, que fue segunda.

Además, Iohannis cuenta con el respaldo del liberal Dan Barna, que fue tercero con el 15%, y comparte con el actual presidente el discurso reformista y hostil al Partido Social Demócrata (PSD) de Dancila. Ese apoyo puede dar a Iohannis buena parte del voto de los jóvenes formados de las ciudades y de los rumanos que viven en el extranjero, según recoge una crónica realizada por Efe. 

Una campaña 'floja' 

"Ha sido la campaña más floja de los últimos años porque la diferencia entre los candidatos es muy grande", dice a la agencia el analista Radu Carp, que destaca que Iohannis "será el primer candidato de centro-derecha en ser reelegido sin problemas". Según Carp, el éxito de Iohannis radica en haber conseguido "extender el espectro del electorado reformista de centro-derecha" que le apoya más allá del Partido Nacional Liberal (PNL) por el que se presenta.

Además, afirma el analista, Iohannis se enfrenta a un PSD en horas bajas. Dancila llega a las urnas después de que su Gobierno fuera destituido por una moción de censura, impulsada por el PNL con el apoyo del presidente, el pasado 10 de octubre. Terminaron así casi tres años de ejercicio marcados por una serie de reformas judiciales que la Unión Europea denunció como un retroceso en la lucha contra la corrupción y un ataque a la independencia judicial para favorecer a políticos corruptos del PSD.

Esos cambios fueron contestados con las manifestaciones más multitudinarias desde la caída de la dictadura comunista en 1989. El Gobierno de Dancila ha sido sustituido por un Ejecutivo en minoría del PNL, que tiene ante sí apenas un año de legislatura hasta las elecciones generales previstas a finales de 2020.

A la falta de interés de la campaña ha contribuido la negativa de Iohannis a participar en el debate que le pedía Dancila. El presidente, un orador rígido que no ha concedido entrevistas durante los cinco años de su primer mandato, se ha limitado a reunirse con simpatizantes del PNL, y organizó el martes un encuentro con un grupo seleccionado de periodistas y académicos que su equipo insistió en llamar "debate".

"Vimos un debate al estilo Putin", dice a Efe Ana Maria Luca, analista del laboratorio de ideas Global Focus, que destaca la flacidez de las preguntas que se le formularon a Iohannis.

Equilibrio fiscal y europeísmo 

Pese a que las atribuciones ejecutivas del jefe del Estado se limitan en Rumanía a la representación exterior y las cuestiones de seguridad nacional, los dos candidatos han esbozado las líneas maestras de una agenda política que solo podrán desarrollar si cuentan con un Gobierno afín. Bajo el lema 'Por una Rumanía normal', Iohannis se ha comprometido reparar los daños que, afirma, ha causado a la Administración publica el nepotismo y la corrupción de la que acusa al PSD.

También promete revertir los cambios legales impulsados por el PSD que redujeron las penas y los plazos de prescripción de algunos delitos de corrupción. En el plano económico, Iohannis apuesta por crear un clima favorable a los inversores y aboga por la contención fiscal para controlar el déficit público.

Pese a acusar al PSD de haber ocultado la magnitud del déficit, Iohannis afirma que no bajará el sueldo mínimo, los salarios públicos y las pensiones que subieron los Gobiernos del Partido Social Demócrata. Además, quiere restaurar la dañada imagen de Rumanía ante la UE y sus socios occidentales.

Contra la austeridad 

Por su parte, Dancila reivindica el crecimiento económico que el país ha registrado bajo su Gobierno, así como las subidas de sueldos y pensiones que han espoleado ese desarrollo, a expensas del déficit público en un escenario de creciente inflación sobre el que han alertado el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea.

Dancila ha recriminado a Iohannis no tener programa propio más allá de su oposición al PSD, un partido creado por antiguos dirigentes comunistas. La candidata socialdemócrata acusa a Iohannis de despreciar al electorado del PSD -proveniente de las zonas más pobres y que se nutre de muchos jubilados- y crear división social al descalificar a su partido.

Dancila advierte de que Iohannis y el Gobierno del PNL recortarán sueldos y pensiones, y ha asegurado que no aceptará "una política de austeridad". "La gente va a votar a Iohannis porque quieren un presidente que les represente con garantías en los foros internacionales, y el riesgo de que Dancila cometa errores es mayor que el riesgo de que los cometa Iohannis", afirma Ana Maria Luca.

Elevada abstención 

Más de 18,2 millones de rumanos están llamados a las urnas el domingo, 715.000 de ellos desde los países en los que viven tras haber emigrado. Aunque con el 47,66%, la participación en la primera vuelta fue la más baja desde la instauración de la democracia en 1989, los 650.000 rumanos que votaron desde el extranjero marcaron un récord que favoreció al centro-derecha, según los expertos. 

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