El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso volvió a expresar este jueves su profunda preocupación por la escalada de la situación en el sureste de ucrania, y exigió el "fin de la guerra fraticida". En un comunicado, la cancillería que dirige Sergey Lavrov pidió a Kiev "que comience un diálogo nacional real con todas las fuerzas políticas y con los representantes de las regiones con el fin de buscar una salida para Ucrania de la profunda crisis que atraviesa". "Los bombardeos repetidos, entre ellos con ayuda de la aviación y artillería, sobre las ciudades y objetivos civiles están causando daño y sufrimiento entre la población civil. Entre las víctimas hay ancianos y niños de corta edad", agrega el comunicado.
La ciudad de Slaviansk, en la región rebelde de Donetsk, es el último escenario de confrontación, con fuertes combates, en los que los milicianos prorrusos derribaron un helicóptero ucraniano con 13 militares y un general a bordo. A comienzos de esta semana, fue la capital regional, Donetsk, el principal foco de la operación militar, y las fuerzas ucranianas lograron retomar el aeropuerto que habían ocupado los prorrusos, que perdieron allí entre 50 y 200 hombres, según distintas fuentes.
Mientras Moscú exige el fin de la confrontación, diversas fuentes locales ucranianas aseguran que los cadáveres de una treintena de milicianos muertos en los combates por el control del Aeropuerto de Donetsk serán repatriados a Rusia, lo que demostraría que se trata de individuos venidos del país vecino, algo que Kiev lleva denunciando desde hace meses.
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