Rusia se prepara para reinstaurar los trabajos forzados del 'Gulag' en sus cárceles

La prisión rusa del 'Delfín Negro', de la que nadie ha escapado con vida.
La prisión rusa del 'Delfín Negro', de la que nadie ha escapado con vida.
Diego Caldentey
Diego Caldentey

Los campos de concentración en Rusia son una de las manchas negras históricas en ese país. El denominado 'Sovnarkom', el Soviet de Comisarios del Pueblo (Soviet naródnyj kommissárov) fue la institución encargada de la reestructuración del país a comienzos del pasado siglo, sentando las bases de lo que sería la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Este soviet fue el que, en 1929, emitió un decreto secreto por el que se habilitaban los "campos correctivos de trabajo y su uso" en las prisiones, elevando los llamados 'Gulag' a nivel de institución de la Unión Soviética, adscrita al Directorio Político Unificado del Estado, la OGPU, que era su Policía secreta. Ahora, el presidente Vladimir Putin piensa reabrirlos.

Tras el decreto de Sovnarkom, Rusia decidió (de acuerdo con su argumento oficial) utilizar el sistema de 'Gulag' como una fuerza de trabajo para industrializar el país y explotar los recursos naturales (madera y minería principalmente) de la región norte, apenas habitada y muy infrautilizada debido a las durísimas condiciones climáticas.

A partir de entonces, las detenciones fueron en aumento y de forma cada vez más arbitraria, y cientos de miles de ciudadanos fueron detenidos, juzgados sumariamente y enviados a los 'Gulag'. En casos extremos, muchos incluso resultaron ejecutados. El último de los 'Gulag' cerró en 1991, pero Rusia (tras 25 años sin utilizar esta práctica aberrante) piensa ahora reabrirlos.Resquicio legal

El Gobierno ha aprovechado una especie de 'limbo legal' del código laboral en el que se establece que las tareas ejecutadas como parte de una sentencia no serán consideradas trabajos forzados. Lo que no puede negar es que no hay una lista de trabajos especificados y unificados dentro de las prisiones, por lo que éstas deberían ser especificadas en cada unidad penitenciaria. 

El principal peligro es que a los presos condenados a trabajos forzados en estos lugares se les acabe convirtiendo en meros esclavos a cambio de simples raciones de comida, destinándolos a la construcción para levantar la economía del país, tal y como fue concebido ese sistema hace ya casi un siglo.

Los 'Gulag' también fueron patéticos sistemas implementados por el Regimen Nazi. En los campos de trabajo forzados y de exterminio, implementados por Hitler durante el Holocausto, murieron entre diez y veinte millones de personas debido a esta demencial iniciativa. Mientras que los campos de exterminio nazi servían al único fin de la simple y llana aniquilación, en los 'Gulag' la finalidad era doble: mantener una estabilidad política basada en la represión de los detractores y obtener una fuerza de trabajo que impulsara el país.

Lo que se esperaba de los presos que trabajaban en los 'Gulag' del nazismo era que no que murieran. Si morían era por las durísimas condiciones de trabajo (bajísimas temperaturas, trabajos duros y largas jornadas sin descansos o días libres) combinadas con una deficiente alimentación. Y millones de ellos lo hicieron.

Fueron los soldados estadounidenses después de la Segunda Guerra Mundial los que dieron a conocer los campos de exterminio nazis al mundo gracias a las fotografías de pilas de cadáveres, hornos crematorios, cámaras de gas y otros horrores.

Sin embargo no ocurrió lo mismo con los 'Gulag' rusos. Durante décadas el sistema soviético de campos de trabajo permaneció ignorado, conocido solamente por los antiguos prisioneros, que no hablaban del tema, y algunos historiadores y estudiosos rusos. La rigidez del régimen soviético contribuyó a acallar las noticias.

Pero el escritor e historiador Alexandr Solzhenitsyn, quien había estado preso durante once años en el sistema de 'Gulag', escribió su experiencia en libro, titulado 'Un día en la vida de Iván Denísovich', que narra un día en la vida de un preso cualquiera en un campo de trabajo soviético.

En 1962 Nikita Kruschev autorizó su publicación, buscando distanciarse del stalinismo. Sin embargo no fue hasta 1973, tras la publicación del libro 'Archipiélago Gulag', cuando la realidad de lo vivido por los presos de los campos stalinistas llegó a occidente.

En 'Archipiélago Gulag' Solzhenitsyn reconstruyó la vida en el interior de uno de estos campos basándose en su propia experiencia y en la de algunos de sus compañeros de presidio. Fue expulsado de la Unión Soviética "a perpetuidad", aunque pudo regresar a Rusia en 1994, tras la disolución de la URSS. Su secretaria, que guardaba una copia del manuscrito, fue encontrada ahorcada en su piso de Moscú.Entre las tasas de reclusión más altas del mundo

Rusia tiene la novena tasa más alta de población reclusa del mundo: 447 de cada 100.000 habitantes. El número total de los presos estimado por el Servicio Penitenciario Federal de Rusia era de 673.818 a fecha de 1 de marzo de 2015.

El activista de Derechos Humanos Aleksei Sokolov viaja por diversos países europeos de la mano de Amnistía Internacional para denunciar los más crueles métodos de tortura en las cárceles de ese país.

Entre las más infernales destaca la de Petak. Está considerada como la versión rusa de Alcatraz. Está aislada por el lago blanco de Rusia. Fue construida para albergar a los presos más peligrosos del país. Cada recluso es encerrado en una prisión de máxima seguridad durante gran parte del día. Están absolutamente aislados de los otros presos y guardias. Los prisioneros suelen mostrarse psicológicamente devastados por las bajísimas temperaturas del lugar y el trato recibido por los guardiacárceles del penal.

Otra de las más nefastas es la prisión de Delfín Negro, en Kazakistán. Ésta alberga a asesinos en serie, terroristas, y parricidas. Hay 700 presos en total, que no poseen patio ni zonas comunes de esparcimiento.

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