Una encrucijada geopolítica

Scholz se aproxima a China y se arriesga a repetir el error de Merkel con Rusia

Las conversaciones comerciales entre Alemania y el gigante asiático ponen en alerta a una Unión Europea que lucha por evitar presiones y rebajar su dependencia económica y energética fuera del bloque de los 27.

04 November 2022, China, Beijing: President of China Xi Jinping (R) receives German Chancellor Olaf Scholz in the East Hall of the Great Hall of the People. Scholz visits China for his first visit as chancellor. Photo: Kay Nietfeld/dpa Pool/dpa 04/11/2022 ONLY FOR USE IN SPAIN
Scholz se aproxima a China y se juega repetir el error de Merkel con Rusia.
DPA vía Europa Press

Alemania ha iniciado conversaciones comerciales con Asia en vista de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. Aunque según la encuesta de Transatlantic Trends 2022, realizada en 14 países, la dependencia comercial no es un aspecto que preocupe a Berlín, la Unión Europea se niega a bajar la guardia después de que la guerra hay desenmascarado una nueva arma: la instrumentalización de la dependencia comercial.

El canciller alemán Olaf Scholz se reunió el pasado 4 de noviembre con el presidente chino Xi Jinping en Pekín. El propósito de Scholz con esta visita pasaba por conseguir un acercamiento comercial justo y equilibrado entre ambos países y pidió al presidente chino una relación económica "de igual a igual, con reciprocidad". 

Esta visita sucedió tras la aprobación del canciller de una importante decisión comercial para el país. Según el informe de MacroYield, “el conglomerado naviero chino Cosco asumió una participación del 25% en las instalaciones de contenedores de Tollerort, en Hamburgo". Hay que mantener en mente que China, en vista del Covid-19, se convirtió por primera vez en el principal mercado de exportaciones de Alemania tal y como indica el informe “Dependence in Europe’s Relations with China” redactado por el European Think-Tank Network en China.

Giro en su política exterior

El círculo de voces autorizadas de la UE criticó firmemente este encuentro, considerando que va en contra del nuevo objetivo principal de la región: alcanzar la autonomía en sectores estratégicos como pueden ser el de la energía, las farmacéuticas o la tecnología. Según declaraciones a este medio, Miguel Otero-Iglesias, fundador y coordinador del European Think Tank Network en China, la política exterior de UE está en un eterno debate entre “valores o intereses” (nacionales y supranacionales).

Este giro es una clara respuesta a las últimas crisis asestadas no solo contra la economía europea, sino también la mundial. El cambio climático que ha obligado a Europa a iniciar una costosa transición energética; la guerra comercial entre Estados Unidos y China, propulsada por la transición a la presidencia de Trump; la pandemia del Covid-19, que supuso el cierre fronterizo todo el globo, y más recientemente la invasión rusa de Ucrania que ha dejado a Europa desabastecida de gas.

La herencia envenenada de Merkel

En vista de un mundo atestado de conflictos y al borde de la crisis, Alemania se ha convertido en el primer miembro de la UE en dar el paso hacia la diversificación de sus actividades comerciales contando con más países. Scholz se desvía así de la línea fijada por la Unión Europea tal y como hizo la ex canciller Angela Merkel, con la construcción del gasoducto Nord Stream I en 2008 y acercándose con fuerza a Rusia.

La Unión Europea nunca estuvo de acuerdo con la relación que estableció Alemania con una Rusia ya bajo el mando de Vladimir Putin. Hay que tener en cuenta que mientras que la UE concentra su plan de acción en la cooperación y el compromiso, Rusia plantea una política exterior basada en el “hard power”, al utilizar su poder energético, político y económico para impedir el acercamiento de Europa a países que formaron parte de la Unión Soviética. Moscú también ha intervenido en la relación de la UE con Asia con el fin de preservar su monopolio en el transporte de los recursos energéticos.

El terreno de los derechos humanos y la Democracia es todavía más pantanoso. Bruselas ha reiterado su disconformidad ante la corrupción, desigualdad y violación de derechos humanos de la que alardea una Rusia con un régimen cada vez más autoritario.

A pesar de todo esto, Merkel, hizo oídos sordos a los principios de la UE y optó por la compartimentación, una idea basada en la separación del comercio de la política, y recibió con manos abiertas el acuerdo de una segunda construcción: El Nord Stream II. Este gasoducto nunca llegó a entrar en funcionamiento ante la invasión rusa de Ucrania que empezó el 24 de febrero de 2022.

Fue justamente Scholz quien detuvo su inauguración. Sin embargo, casi nueve meses después del estallido de la guerra, Alemania vuelve a la carga: esta vez opta por las relaciones comerciales con Asia. En especial, ha dado un paso para negociar con China y Vietnam a través de las recientes visitas a los presidentes de estos países.

Alemania no solo se ha encontrado con la desaprobación de Europa, también existe un debate interno en el seno del gobierno alemán. Félix Banazsak, miembro del Partido Verde, conocido por su especial interés en los derechos humanos, comentó ante la visita del canciller alemán a China que la señal que se había mandado de querer extender e intensificar la cooperación económica entre ambos países debía “cuestionarse”. La reacción de Banaszak responde a la intensa represión contra los defensores y defensoras de los derechos humanos en China. 

La situación allí sigue recrudeciéndose: según la investigación realizada por Amnistía Internacional, “el gobierno chino habría cometido al menos los siguientes crímenes de la humanidad: encarcelamiento u otras privaciones estrictas de la libertad física, tortura y persecución”. Es por este motivo que las relaciones comerciales con China, cuyas políticas humanitarias disciernen significativamente de las europeas, son un tema tan controversial.

El informe “Dependence in Europe 's Relations with China” realizado por los expertos Barbara Pongratz, Bernhard Bartsch y Vincent Brusse, sostiene que “la dependencia alemana de China no debería ser sobrestimada” aunque las cifras de importación parezcan altas. No podemos ignorar que China es el principal proveedor de Alemania, con un porcentaje de importaciones que ha incrementado del 6,5 % en 2005 al 11,4 % en 2020 según indica el mismo estudio.

China es el principal proveedor de Alemania con un importante incremento de las importaciones estos años

Es de gran importancia determinar desde qué sectores se realizan estas importaciones. Otero ha confirmado a este medio que la dependencia es mayor en productos del sector de las energías renovables como pueden ser los paneles solares o baterías para coches eléctricos. Teniendo en cuenta la necesidad de Europa en acelerar la transición energética, el mercado Chino parece ser una gran oportunidad.

Es por eso que Otero plantea que el debate en Europa no debe girar tanto en torno a los valores y principios, sino que la verdadera pregunta pasa por valorar si “no tener relaciones comerciales con China es una buena alternativa”, teniendo en cuenta que “Rusia no es China”, sino una potencia en la economía mundial con un mercado de consumo parejo al de Estados Unidos. Por último, Otero considera que Alemania y Europa no deberían dejar de lado las negociaciones con China ya que “es mejor conocer China desde dentro que enfrentarse a ella sin conocerla”. 

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