¿Seguimos confiando en Europa?

    • Hasta el momento se las consideraba unas elecciones de 'segundo orden'. Los partidos políticos elegían un discurso más centrado en su país que en lo que iban a hacer en Europa.
    • Los datos parece que poco o nada cambian con respecto a 2013. Se puede decir que, en términos generales, existe un elevado desconocimiento sobre la actualidad europea.
Nuria Val

Hasta el momento se las consideraba unas elecciones de 'segundo orden', ya que los partidos políticos elegían un discurso más centrado en su país que en lo que iban a hacer en Europa. Pero en estas elecciones algo ha cambiado.

Desde la UE pretenden concienciar de la importancia de votar el 25 de mayo con el siguiente eslogan: "Acción, reacción, decisión".

El conjunto de partidos españoles ya preparan sus campañas centrándose en conseguir mayor participación. Utilizan expresiones como: "Quiero que sea la campaña más participativa. 100% de calle y 100% de redes sociales. Quiero que unidos seamos el cambio que podemos ver, ¿vamos?", escribía ayer en Facebook la candidata socialista, Elena Valenciano.

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Para el candidato del Partido Popular, Arias Cañete, su mayor preocupación "es convencer a los españoles a que vayan a votar".

En estas elecciones Europa ha mandado un mensaje a los distintos países para que no decaiga el voto de los ciudadanos, ni la confianza.

Y no es para menos. En las elecciones de 2009 el número total de votantes en España fue de 15.835.767, un 44,89% del total, con 220.471 votos en blanco y un alto porcentaje de votos nulos registrados (99.380).

Los datos parece que poco o nada cambian con respecto a 2013. Se puede decir que, en términos generales, existe un elevado desconocimiento sobre la actualidad europea: El 81% de los españoles declara estar poco o nada informado sobre asuntos europeos (frente a un 69% del conjunto de los ciudadanos de la UE).

Únicamente el 18% de los españoles afirma estar muy o bastante informado, según el eurobarómetro de 2013.

A este problema se han sumado en estos años la crisis económica mundial y la respuesta que se ha dado a ésta desde Europa. Todo ello desemboca en una mayor desafección hacia los políticos.

El barómetro del CIS de diciembre de 2013 apunta que la corrupción y el fraude aparecen como el segundo problema que más preocupa a los españoles.

La ONG Transparencia Internacional España, hizo público en un estudio (diciembre de 2013) que España ha retrocedido del puesto 30 en 2012 al puesto 40 en 2013 en el índice de transparencia.
La participación cada vez más baja

La participación en las elecciones europeas desde 1979, la primera vez que se celebraron, ha ido descendiendo paulatinamente y desde el 61,99% de participación que se consiguió en 1979 con una Europa de nueve miembros, se redujo hasta el 43,39% en 2009.

Se puede decir que a medida que se han ido incrementando los socios de la Unión Europea ha ido bajando la participación.

En 2009 la media de participación en las elecciones europeas en 'la Europa de los Veintesiete' se cifró en un 43,55%, la más baja de la historia y más de dos puntos por debajo que en 2004, que fue del 45,57%.

Por países, Lituania es el país de la UE donde se registró una menor tasa de participación, sólo el 15,68% de los convocados a las urnas han ejercido su derecho, frente al 48,38% de las elecciones de 2004, según los datos ofrecidos por el Parlamento Europeo.

Por contra, la participación más alta corresponde a Bélgica y Luxemburgo (91%), países en los que es obligatorio votar, que registraron cifras similares en los comicios anteriores.España, en el vagón de cola

España siempre se ha situado en el vagón de cola respecto a participación en las elecciones europeas. En nuestro primer año como miembros europeos votó un 54,71% de la población. Más de la mitad.

Todo un triunfo que el gobierno de Felipe González relacionó a la información ofrecida desde el Ejecutivo para informar a la ciudadanía sobre qué hace Europa y cómo nos influye.

En las elecciones de 1994 la participación aumentó a un 59,14% para pasar a un 63,05%, la participación más alta de España en las europeas.

A partir de ese momento, comenzó la desconfianza. Muy ligada a la llegada de la crisis financiera, la prima de riesgo por los aires y, en general, el aumento de la pobreza.

La desconfianza de los ciudadanos a los políticos se pagó en 2004 y 2009, respectivamente, con un 45,14% y un 44,9% última cifra y la más baja hasta el momento.Evolución del voto por países

España no es la única que se encuentra 'desencantada' con Europa. Portugal registra una de las participaciones más bajas con respecto a sus primeros años en el euro. Así, en 1989 votó más de la mitad de la población (51,1%), en 1999 lo hizo un 39,93% y en las últimas de 2009 tan sólo votaron el 36,78%, dato inferior al de España(44,9%).

También los franceses se han ido 'desinflando' en el globo europeo con un 40,63% de participación en las últimas elecciones (2009), frente a sus primeros años de 'idealización' entre los estados. En 1984 alcanzaron un 56,72% de participación.

El caso de Reino Unido y su 'euroescepticismo' ya es conocido por todos, pero si nos fijamos en las cifras de participación no han sido de grandes 'altibajos' a lo largo de su historia como miembro de la Unión Europea. En 1979 participó un 32,35% de la población, mientras que en las últimas elecciones de 2009 la cifra osciló poco con un 34,7%, incluso más alta que en su primera vez que votaron.

Pero con la llegada de la crisis financiera ha habido países que se han vuelto optimistas, animados a participar en las elecciones para demostrar así el cambio que quieren ver en Europa. Estos países son: Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo y Malta con altos índices de participación.

El caso de Dinamarca ha sido el que más ha llamado la atención a los expertos, ya que durante los años más duros de crisis financiera en Europa el voto de los daneses ha sido el que más ha crecido en comparación con el resto de países. En 2009 votó un 59,54%. Bélgica, uno de los centros neurálgicos de la Unión, son el país que más participación de voto tiene siempre respecto al resto de países, suele rondar casi el 100% de participación. También se debe tener en cuenta que en Bélgica el voto es obligatorio.

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En el caso de Luxemburgo (que también es obligatoria su participación en las elecciones) el voto ha ido creciendo en las dos últimas elecciones, así en las de 2004 registró la cifra de 91,35% y en las últimas de 2009 bajó unas décimas al 90,75%. Mientras que en Malta, de reciente incorporación si lo comparamos con los anteriores, en sus dos únicas votaciones han tenido un alto porcentaje de participación debido a los esfuerzos del país en informar a sus ciudadanos sobre qué se juegan en las elecciones. En 2004 votó un 82,39% de la población, mientras que en 2009 votó un 78,79%.¿Qué se espera de estas elecciones?

Las elecciones de 2014 intentan ser la niña bonita para los partidos españoles. Según el partido socialista su salvación vendría con un triunfo, significaría la desconfianza por parte de los ciudadanos en el Ejecutivo de Mariano Rajoy y sus medidas.

Para Alfredo Pérez Rubalcaba sería, además, la señal definitiva que le animara a presentarse en otoño a las primarias de su partido de cara a las próximas elecciones generales.

Para los populares el triunfo vendría a corroborar que los esfuerzos de Rajoy y sus medidas son apoyadas por la ciudadanía y los votantes. Un respiro y confianza de cara a las generales.

Y para el Parlamento Europeo, un mayor índice de participación ayudaría a seguir con paso firme en las políticas económicas, la creación y el avance hacia la unión bancaria, el acuerdo comercial con Estados Unidos y, posiblemente, el tercer rescate griego.

José Ramón Blanco, Profesor Titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid y ex funcionario de la Unión Europea, no se espera un gran cambio en la participación ciudadana de cara a estas elecciones:

"No me espero ningún cambio llamativo en el nivel de participación. España está desilusionada, esperaba más de Europa y tampoco ha respondido más allá del euro. Si añadimos el contexto de crisis económica en el que estamos y vemos que tampoco Europa tiene el peso que tenía a la hora de resolver los conflictos internacionales, todo ello se traduce en recelo", explica el profesor Blanco.

"Trabajando como funcionario en Europa te das cuenta de los verdaderos problemas, allí todo tiene una dimensión más grande, vives con una idea mas globalizada creyendo q lo q haces es bueno para el conjunto", añade Blanco."Los partidos tampoco ponen"

"Tal y como se han presentado las campañas de los partidos en España están en clave nacional. Tampoco ponen de su parte para tratar temas en clave europea, llevan temas muy de casa pensando en las elecciones generales", comenta José Ramón.

De cara a la ciudadanía, el profesor piensa que ya es hora de que cambien las cosas. "Lo que de verdad hace falta es que el ciudadano mediante su educación tenga la pedagogía de lo que se hace en Europa, por qué estamos en la Unión y qué nos beneficia. A veces, desde fuera es cuando mejor vemos las cosas", explica.

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