Con una sonrisa ha recibido Anders Behring Breivik la condena a cárcel. Para él, lo peor que podría haber pasado era que el tribunal noruego le hubiera declarado mentalmente incapaz y le hubiera encerrado en un psiquiátrico en lugar de la cárcel. Ser considerado un enfermo sería "peor que la muerte", había dicho Breivik durante el proceso.
Breivik, de 33 años, ha sido condenado a 21 años de cárcel con un cumplimiento mínimo de 10 por la muerte de 77 personas. La pena también podría ampliarse si las autoridades consideran que, pasado ese tiempo, sigue siendo un peligro para la sociedad.--Más información: Breivik ya es el prisionero más caro de la historia noruega--
La fiscalía había pedido su reclusión en un psiquiátrico, mientras que los expertos médicos consultados a lo largo del proceso han dado versiones contradictorias en torno a la salud mental de Breivik.
El asesino confeso se ha presentado hoy en el juzgado erigiendo el puño en alto una vez más, con mirada orgullosa y ojos luminosos, aparentemente contento ya antes de escuchar su sentencia. Quizá porque intuyera que la condena a cárcel, como el quería, posiblemente también atraido por la fama que le han dado los flashes de las cámaras.
Él ha dicho en anteriores ocasiones que se considera un héroe y salvador del pueblo noruego. Continúa convencido de que hizo lo correcto y durante el proceso únicamente lamentó no haber conseguido matar a más gente. Solo llegó a disculparse ante los familiares de las víctimas sin afiliación política. Hoy mismo ha vuelto a lamentarlo y a disculparse por ello.--Más información: Así es la celda en la que vive Breivik, en la prisión de Ila--
Noruega vivió el 22 de julio de 2011 su peor tragedia desde la II Guerra Mundial. Breivik sembró aquel día el terror en el país nórdico entre un primer atentado con coche bomba en Oslo y un tiroteo posterior en la isla de Utoya, donde se estaba celebrando un campamento de las juventudes laboristas el verano pasado.Contra el multiculturalismo
Para el autor confeso de la masacre, su acción tenía un motivo. Actuó, según alegó durante el juicio, por "necesidad", en aras de una ideología nacionalista y por odio hacia el multiculturalismo.
Durante diez semanas, un tribunal de Oslo ha escuchado a testigos, expertos y al propio acusado para averiguar los motivos y circunstancias de la matanza, que comenzó con la explosión de un coche bomba frente a oficinas gubernamentales en la capital Noruega.-- Más información: Cómo defender lo indefendible --
La decisión se ha tomado después de dos meses de deliberaciones.
Ocho personas fallecieron en este primer ataque, mientras que otras 69 -en su mayoría adolescentes- perdieron la vida en el tiroteo indiscriminado que Breivik perpetró en la isla de Utoya.
El condenado ha esperado el día de la lectura de la sentencia en una celda de tres habitaciones en la que dispone de ordenador, una cinta para correr, acceso a televisión y a periódicos.Críticas a la policía
La tragedia ha sido revisada desde todos los prismas posibles y se ha analizado la respuesta de las fuerzas de seguridad. Un informe oficial publicado este mes reveló múltiples fallos tanto de la Policía como de los servicios de Inteligencia que terminaron costando el puesto al jefe de la Policía.--- Más información: El hombre que mejor conoce al asesino Breivik---
Los errores se hicieron especialmente manifiestos durante el traslado de los agentes a la isla de Utoya, adonde no llegaron hasta pasada media hora, entre otras razones por sobrecargar una lancha motora. La comisión responsable del estudio aseguró que podrían haberse salvado decenas de vidas.
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