Shely Yajimovich, la experiodista empeñada en cambiar la faz del Laborismo

  • La candidata laborista Shely Yajimovich decepcionó hoy en su primer examen serio con las urnas, tras quedar sorprendentemente como tercera fuerza política con 15 diputados, pese a haber resucitado su partido y promovido leyes importantes para los trabajadores.

Antonio Pita

Jerusalén, 17 ene.- La candidata laborista Shely Yajimovich decepcionó hoy en su primer examen serio con las urnas, tras quedar sorprendentemente como tercera fuerza política con 15 diputados, pese a haber resucitado su partido y promovido leyes importantes para los trabajadores.

Nacida en 1960 en una humilde familia polaca de supervivientes del Holocausto que se estableció en Kfar Saba, cerca de Tel Aviv, Yajimovich es una respetada experiodista que hace apenas ocho años cambió su influyente programa televisivo de entrevistas por la política, convencida de la necesidad de remozar y rejuvenecer el histórico Partido Laborista.

Inteligente, feminista y batalladora, fue escalando en la lista electoral (novena en 2006, cuarta en 2009) hasta hacerse en las primarias de 2011 con el liderazgo del partido, fracturado por la deserción de su hasta entonces dirigente, Ehud Barak.

Se convertía así en la segunda mujer, tras la exprimer ministro Golda Meir, en presidir la formación que monopolizó el poder durante las tres primeras décadas de existencia de Israel.

Su estrategia ha consistido en situar el tema socioeconómico en el cenit de la agenda, dejando la paz con los palestinos en segundo plano, convencida de que esta reorientación responde a las verdaderas preocupaciones de los israelíes.

Tanto es así que su alter ego en el principal programa de sátira política del país, "Eretz Nehederet", entra en ocasiones en escena cantando "¡social! ¡demócrata!".

En su haber como diputada figuran leyes importantes para los trabajadores, como la protección de los empleados que desvelan prácticas de corrupción, la prolongación de la baja de maternidad, la introducción de transparencia en las actividades de los grupos de presión y hasta la incorporación de los modestos derechos a sentarse o ir al lavabo en horario laboral.

Una convicción forjada a lo largo de su exitosa carrera en prensa, radio y televisión, en la que se distinguió por sus denuncias de abusos empresariales y de los excesos de las privatizaciones y la desregulación.

El giro ideológico funcionó al principio: el partido salió de la atonía, ella sola atrajo miles de nuevos militantes y se erigió en una líder con los pies en el suelo (vive en 80 metros cuadrados, se desplaza a menudo en bicicleta por Tel Aviv y ha hecho públicos sus ingresos), frente al caro estilo de vida de su antecesor Barak, que residía en un apartamento de lujo de 450 metros cuadrados.

Pero sacar de la sala de urgencias al laborismo no es lo mismo que sacarlo de la oposición, donde parece que va a permanecer otra legislatura.

Para empezar, sus ínfimas menciones a la ocupación de los territorios palestinos y sus posturas sobre el conflicto, más próximas a la derecha, han disgustado a su electorado más izquierdista y motivado la salida de dirigentes históricos.

En la recta final de la campaña, Yajimovich perdió un diputado por semana en las encuestas, en parte por declaraciones polémicas, como que mantendría la jugosa financiación a la colonización judía de Jerusalén Este y Cisjordania, que su partido y el histórico primer ministro Isaac Rabin nunca fueron de izquierdas o que está a favor de que se cante el himno nacional en las escuelas.

A esto se suma su desconcertante ambigüedad, sólo rota este mes ante la hemorragia de votos, sobre si entraría en el Gobierno con el derechista primer ministro Benjamín Netanyahu, que la hizo aparecer como una política oportunista más en busca de un futuro ministerio.

Posiciones bien lejanas de su "pasado rebelde", en el que fue expulsada del instituto por colgar carteles de protesta, rehusó casarse por el Rabinato (ahora está divorciada con dos hijos) o votó al partido judeo-árabe de inspiración comunista, Hadash, algo que la prensa de derechas se encarga de recordar con frecuencia.

Yajimovich es licenciada en Ciencias del Comportamiento por la Universidad Ben Gurión del Neguev y ha escrito un ensayo sobre su proyecto para Israel (además de dos novelas), pero ha ganado menos los corazones de los israelíes que Yair Lapid, el también popular experiodista que ha logrado el segundo lugar (19) en el podio con un discurso cercano a la clase media, con el 75% del voto escrutado.

El Laborismo ha logrado 15 diputados, como le pronosticaban los sondeos más pesimistas, menos de la mitad que los 31 de la candidatura de Netanyahu.

Mostrar comentarios