Shinzo Abe: el primer ministro de Japón con más tiempo en el poder

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en una comparecencia ante la prensa
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en una comparecencia ante la prensa
GOBIERNO DE JAPÓN

Shinzo Abe se convirtió este miércoles en el primer ministro de Japón más duradero al sumar casi ocho años en el poder, un liderazgo que no muestra fisuras tras sobrevivir a varios escándalos y pese a la acumulación de retos pendientes de resolver.

La longevidad en el cargo del líder del conservador Partido Liberal Demócrata (PLD) es un caso excepcional en la historia democrática del país asiático, donde en las últimas dos décadas solo tres primeros ministros superaron los dos años en el puesto.

Abe sumó este miércoles 2.887 días como jefe del Ejecutivo, al contar su primer y breve mandato entre septiembre de 2006 y de 2007 y el que le mantiene en el puesto desde finales de 2012, una cifra que le sitúa por delante de Taro Katsura (1848-1913), quien ostentaba el récord de duración en el poder hasta ahora.

El primer ministro, de 65 años, declaró este miércoles a los periodistas que siente una "gran responsabilidad" ante el resto de su mandato, que en principio se prolongará hasta 2021 según establece la normativa interna de su partido.

Un estratega en el poder

Su capacidad para salir indemne de diversos escándalos de corrupción y otras irregularidades que acabaron con miembros de su Gobierno ha sido una de sus principales bazas en estos ocho años, junto a la maquinaria electoral de su partido, capaz de arrasar en cada cita en las urnas.

"Abe ha sido muy hábil a la hora de manipular la agenda política, y ha sabido mantener siempre altos índices de respaldo popular", dijo a Efe el politólogo y profesor de la Universidad de Tokio Yu Uchiyama. Siempre que se aproximaban elecciones, su partido supo silenciar asuntos espinosos como las subidas del impuesto sobre el consumo o la reforma de la ley de seguridad nacional para "poner el foco sobre la política económica", explica este politólogo.

El PLD también se ha beneficiado de un sistema electoral "amañado" a su favor y con sobrerrepresentación en zonas rurales, señala el historiador Jeff Kingston, en alusión a un reparto de votos que algunas instancias judiciales niponas han declarado incluso inconstitucional. Además, Abe ha tenido enfrente a una oposición cada vez más fragmentada e incapaz de presentar a ningún candidato que le plante cara, lo que hace "muy poco probable" un cambio de gobierno a corto o medio plazo, según Kingston, director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón.

Crecimiento y estabilidad, ¿sus principales logros?

Con la estrategia económica conocida como "Abenomics", Japón ha permanecido predominantemente en la senda del crecimiento desde 2012, aunque esta tendencia atravesó baches puntuales y se ve amenazada por factores como la debilidad del consumo doméstico o el frenazo de las exportaciones.

"La mayoría de los japoneses no se benefician de ese crecimiento", dice Kingston, quien pone como ejemplo el estancamiento de los ingresos de los hogares o la precarización del empleo (en torno al 40 % de los trabajadores nipones tienen contratos temporales).

En el apartado diplomático, Abe ha hecho esfuerzos por "aumentar el perfil internacional de Japón", lo que según el citado académico estadounidense ha dado frutos a la hora de mejorar su relación con Washington y en concreto para aumentar las capacidades defensivas nacionales en el marco del acuerdo bilateral entre ambos países.

Pero si hay un logro indiscutible de Abe es su capacidad de "poner fin" a la inestabilidad que caracterizaba a la política japonesa hasta su llegada, según Uchiyama, quien subraya que Japón es ahora considerado "como uno de los países políticamente más estables del mundo".

Retos pendientes

El propio Abe dijo este miércoles que los mayores retos que tiene pendientes su Gobierno son "salir de la deflación", resolver los problemas derivados de la baja natalidad y el acelerado envejecimiento demográfico y "reformar la Constitución" para aumentar las competencias en materia de seguridad.

A ellos se suma el elevado endeudamiento público de Japón, uno de los más altos del mundo desarrollado y que el Gobierno "no parece estar tomándose muy en serio", advierte Uchiyama.

Otro de los puntos negros de su mandato, según Kingston, es la "amplia brecha de género" en Japón, que sigue siendo una de las mayores dentro de la OCDE pese a que Abe impulsó el llamado plan "Womenomics" para promover la igualdad.

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