"En la comuna ocho la drogadicción empieza muy pronto, con cuatro o cinco años ya se consume bóxer [pegamento inhalable] que se consigue fácilmente y a bajo precio", cuenta Patricia Almario Ortiz, antigua alumna y coordinadora de la Asociación Cultural Fénix (ACF) en Neiva (Colombia).
"El ambiente en estas comunas es muy pesado, con violencia, guerra de pandillas, violaciones, asesinatos… los niños no tienencómo ocupar el tiempo libre", añade Almario. Así se vive en los suburbios de las algunas ciudades colombianas.
En Colombia viven más de doce millones de jóvenes menores de 15 años. El noventa por ciento estarán alfabetizados al terminar la escuela. Pero el problema no son los colegios, sino las escasas alternativas de ocio que ofrecen los barrios.
Por eso, la misión de la ONG es "rescatar a niños de la calle, de la delincuencia, de la prostitución o de las drogas", explica la directora artística de ACF, Marta Cuéllar.
Un cambio de valores
"Armonía y convivencia", son algunos de los principios que inculca la Asociación explica Cuéllar. A través de la danza y el teatro, los jóvenes ocupan su tiempo de una manera saludable. "En vez de malgastar el tiempo libre, podemos utilizarlo en ejercitar nuestro cuerpo y nuestra alma", dice Daniel Valenciano, alumno del grupo de danza.
Hace unos días, Almario -que también es estudiante de Derecho- estaba haciendo una encuesta con varios compañeros por la comuna ocho. "Entonces un grupo de diez jóvenes de entre 8 y 10 años nos llevaron [vinieron] a robar con cuchillos, pero no se les puede pedir nada: en casa no tienen ejemplo, sus padres son drogadictos o ladrones".
"¡Usted conquistó a mamá bailando!"
En Colombia, el 46 por ciento de la población vive con menos de un euro al día, lo que les hace ser un grupo de riesgo. Daniel tiene 18 años y ha pasado nueve en la asociación, la mitad de su vida, literalmente. Pero el comienzo no fue fácil.
"Mi padre no lo entendía, decía que bailar era cosa de niñas", pero un día Daniel se sentó a hablar con él y le dijo: "¡Usted conquistó a mi mamá bailando! ¿No puedo hacer yo lo mismo con alguna chica?".
Al final sus padres entendieron que era "mejor pasar el tiempo en la asociación que estar en la calle haciendo algo malo", afirma el chico.Daniel tiene las cosas claras: "Creo se puede hacer esto mismo desde la carrera militar, por eso estoy haciendo los papeles para entrar".
Qué marca la diferencia
No es la única asociación de este tipo en Colombia, pero sí una de las pocas en las que los alumnos no tienen que pagar nada. "Cuestan dinerales [las academias] y no todos podemos pagar eso", explica Daniel. Además, "aquí cualquiera puede bailar, no se exige un peso o altura determinados".
Almario, que ha trabajado en la administración pública, reconoce desde los organismos estatales o municipales se realizan actividades, "pero están mal enfocadas". Hace tres semanas el ayuntamiento de Neiva organizó un concierto, "pero todo cambió cuando algunos empezaron a vender alcohol y tabaco entre los jóvenes", ejemplifica Almario.
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