Tailandia se fija en el modelo territorial español para zanjar su conflicto armado

  • La mayor autonomía en distintas provincias influiría en la reducción de la lucha armada en el sur tailandés, que se ha cobrado más de 7.000 vidas.
Al menos cuatro muertos en un atentado con bombas en el sur de Tailandia
Al menos cuatro muertos en un atentado con bombas en el sur de Tailandia

Una universidad tailandesa estudia el modelo de descentralización territorial de España como una posible solución al conflicto armado del sur de Tailandia, donde actúan insurgentes musulmanes que reclaman a Bangkok la independencia.

"El sistema autonómico de España es, en mi opinión, una de las mejores descentralizaciones dentro de un estado unificado", apunta Eakpant Pindavanija, director del Instituto para Derechos Humanos y Estudios de Paz de la universidad Mahidol.

El académico, que estudió parte de su doctorado en España, opina que una mayor autonomía en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat influiría en la reducción de la lucha armada en el sur tailandés, que desde 2004 se ha cobrado más de 7.000 vidas.

Al igual que España, Tailandia es el resultado de la unificación de varios pequeños reinos que poseían identidades culturales diferentes. La llegada al poder en 1938 del mariscal Plaek Phibunsongkhram, primer ministro tailandés hasta 1944, abrió una etapa nacionalista que impuso por la fuerza el lenguaje de la región central al resto del territorio nacional.

Eakpant compara las similitudes existentes entre la política de puño de hierro del mandatario tailandés, admirador confeso del fascismo italiano, y el dictador español Francisco Franco a la hora de oprimir el aprendizaje y uso de dialectos e idiomas regionales.

"Al imponer la asimilación de conceptos culturales que no sienten como propios la gente no los identifica como suyos, no tienen arraigo y (con la libertad) comienzan a engrandecer sus tradiciones (antes censuradas)", señala el experto, citando como ejemplo Cataluña y el País Vasco.

En diciembre, la Universidad Chulalongkorn organizó un simposio en el que participaron expertos en conflictos y donde intervino una representación diplomática española. El título de la jornada era "Nuevos desarrollos en Cataluña y las implicaciones para los modelos de autonomía regional en los conflictos subnacionales", como el existente en el sur tailandés.

"El movimiento político de Cataluña se ha desarrollado por décadas, mientras en el sur (de Tailandia) solo se sustenta por las armas", expone el profesor para resaltar las profundas diferencias -económicas, religiosas e históricas, entre otras- de ambas regiones.

El profesor alienta al desarrollo de una "arena política" donde los diferentes actores confluyan "con libertad y sin miedo a represalias" y que sirva para dar poder a los partidos regionalistas, así como la importancia de abrir "vías de diálogo".

"El Gobierno tailandés debe ceder espacio para que el movimiento político crezca, lo que reducirá la necesidad de violencia", indica el académico al incidir que en este momento y ante la ausencia de esa "plaza en la que dialogar" las armas permiten a los insurgentes "que sus voces sean escuchadas. Son su poder de negociación".

Los insurgentes musulmanes denuncian la discriminación que sufren por la mayoría budista y exigen la creación de un Estado islámico que integre las tres provincias que formaron el antiguo sultanato de Patani y que Tailandia se anexionó hace un siglo.

A pesar del despliegue de 40.000 miembros de las fuerzas de seguridad y la vigencia del estado de excepción, los atentados con armas ligeras, asesinatos y ataques con explosivos ocurren casi a diario en las provincias meridionales. Ante la prohibición de exhibir cualquier simbología en favor de la independencia de la región tailandesa, colgadas en cafeterías de Pattani comparten muro la bandera catalana, la vasca y la escocesa, en señal de apoyo a los movimientos secesionistas existentes en dichas regiones.

Abu Hafez al Hakim, portavoz de la agrupación insurgente Mara Patani que mantiene conversaciones en Malasia con el Gobierno, admite que una mayor autonomía política en la región podría poner fin al conflicto armado.

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