Tarzán asalta París

  • La ciudad de las luces dedica una exposición a uno de los mitos más populares de África.
Katrina Manson | GlobalPost para lainformacion.com
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PARÍS — Edgar Rice Burroughs nunca estuvo en África, pero dio vida a uno de los mitos más duraderos del continente: Tarzán. En su relato sobre un niño huérfano de origen aristocrático criado por los monos, Burroughs describió una selva africana poblada de "e;salvajes danzando en éxtasis frenético"e;. La imagen irreal de África se terminó de sintetizar cuando llegaron películas como Tarzán el tigre (1929), en donde se mostraban tigres, algo imposible ya que esos animales no habitan en el continente africano.

Sin embargo, Tarzán es ahora la estrella invitada de uno de los museos más populares de París, que este verano le dedica una exposición al legendario hombre-mono.

El vizconde Greystoke, el huérfano que se convirtió en Tarzán ("e;piel blanca"e;, según el idioma de los monos inventado por Burroughs), ha ido cosechando legiones de seguidores desde que en 1912 se publicaron por primera vez sus aventuras en una revista. Desde entonces, docenas de películas, cómics, videojuegos y juguetes han universalizado su taparrabos, su famoso grito salvaje y a su amada Jane, y todos ellos son ahora parte de la muestra en el Musée du Quai Branly, cercano a la torre Eiffel.

"e;Conocemos África muy mal. Esta muestra nos ayuda a replantear nuestra visión del continente"e;, asegura Pierre Hanotaux, director del museo, que está dedicado a artes no occidentales. "e;Todavía no tenemos una imagen real de África"e;.

Sin embargo, no está claro aún hasta qué medida esta exhibición (repleta de cómics, trozos de películas y recuerdos de Tarzán) ayudará a replantear el África de Tarzán. Lanzas, amuletos y pieles de animales llenan los muros y las vitrinas del museo parisino, en el que también se puede ver un cocodrilo gigante.

Denigrado en las películas

La exhibición sostiene que las películas de Tarzán han "e;humillado"e; al personaje de los primeros libros, al sustituir a un hombre que hablaba 12 idiomas (incluyendo el lenguaje de los monos y el latín) por un hombre-mono que gruñía y sólo se las apañaba para decir "e;Yo Tarzán; tú Jane"e; a su amada.

Originalmente Burroughs había creado un héroe mucho más racional, que representaba el rechazo de la sociedad moderna a la llamada de la naturaleza salvaje. Había leído las teorías de Darwin sobre la evolución, y estaba fascinado por el creciente interés en la eugenesia. Eligió y mezcló mitos a discreción, con la intención de convertir en un superhéroe a un hombre que vivía en condiciones primitivas (y que en algún punto tiene que luchar contra vikingos, ejércitos romanos, cruzados, neandertales, sirenas o nazis). En entregas posteriores se fue aclarando que el personaje descendía además del rey Ricardo Corazón de León y del detective Sherlock Holmes.

Los diversos tarzanes que ha habido han ido reflejando las cambiantes costumbres sociales, bien sea la desnudez, la relación con los extranjeros o incluso la relación de la sociedad moderna con la naturaleza. El museo sostiene que el hombre que saltaba de liana en liana era un precursor de los ecoactivistas, castigando a los traficantes de marfil, a los cazadores y a los contrabandistas de animales para los zoos. De hecho, Tarzán ha sido adoptado como miembro de la asociación ecologista World Wildlife Fund (WWF).

"e;Tarzán es un árbitro excelente entre lo bueno y lo malo"e;, asegura el comisario de la exposición Roger Boulay, quien subraya que el macizo héroe luchaba contra los traficantes de esclavos y era "e;verdadero amigo"e; de los waziri, la tribu africana que se inventó Burroughs.

Para el escritor estadounidense, Tarzán era un nexo entre el mundo animal y el humano, pero un mundo que iba muy por delante del otro. Para otros, incluyendo algunos de los personajes que aparecen en cómics posteriores, esta ventaja del mundo humano suponía fundamentalmente una amenaza.

"e;Tarzán es un símbolo de la supremacía blanca que estrangula la tierra"e;, dice uno de los personajes en una versión más moderna del cómic. Los manga japoneses actuales también han puesto en la picota el sexismo implícito a lo largo de la serie, y han caracterizado a Jane como la esposa que se abandona y engorda una enormidad tras establecerse con su hombre-mono.

Polémico museo

Nuestro héroe de piel blanca no es el único que causa sorpresa. La existencia del museo parisino en sí no es ajena a la controversia. El ex presidente Jacques Chirac inauguró Branly hace tres años como una nueva institución popular dedicada a las artes tradicionales no occidentales.

Mientras los museos antropológicos franceses se convierten en polvorientos monolitos con escasos visitantes, el colorista Musée du Quai Branly ya ha logrado atraer desde su creación a más de 4,6 millones de personas, principalmente familias completas de franceses. Las pequeñas huellas de manos que salpican las vitrinas demuestran la fascinación de los más pequeños al ver de cerca los animales en acción
.
Este verano, los visitantes atraídos por Tarzán son invitados a continuar el recorrido por los contenidos más serios del museo, una colección permanente de 70.000 objetos de África que incluye máscaras, tambores y otros instrumentos musicales. No obstante, la exhibición del Branly ha sido criticada por destacar los aspectos más exóticos de África, en lugar de buscar una visión más profunda de la cultura del continente. "e;No les gustamos y no nos respetan, pero aún así cogen nuestras cosas y las exhiben"e;, dice Prince Gontie, de Costa de Marfil, un taxista parisino que lleva más de 30 años en Francia pero que defiende sus raíces. "e;No nos entienden"e;.

Tarzan! Rousseau and the Waziri se puede ver hasta el 27 de septiembre en el Musée du Quai Branly, París  www.quaibranly.fr.

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