Terroristas yihadistas entre nosotros: ¿cómo puede ser que siempre resulte queya estaban fichados y aún así maten?

    • Terroristas como los de Boston o Londres fueron investigados y se desestimó su peligrosidad.
    • La gran cantidad de sospechosos en EEUU y Reino Unido dificulta una buena Inteligencia.
La red de reclutamiento de terroristas islamistas desarticulada en Ceuta envió a Siria a un yihadista mató a 130 personas en un ataque suicida
La red de reclutamiento de terroristas islamistas desarticulada en Ceuta envió a Siria a un yihadista mató a 130 personas en un ataque suicida

El fanático Michael Adebolajo que confesó ante la cámara de un teléfono móvil haber asesinado al soldado británico Lee Rigby junto a un compañero era un conocido de la policía. Le habían investigado por repartir panfletos con consignas islamistas radicales. En una ocasión, Somalia le había denegado su entrada en Somalia por resultar sospechoso y fue devuelto a Reino Unido. Los servicios secretos no pensaron que pudieran llegar tan lejos ni él ni su compinche.

En el caso de los hermanos Tsarnaev que sembraron el miedo en Boston y mataron a tres personas, parece que la descoordinación jugó una mala pasada a los organismos de Inteligencia dentro y fuera de las fronteras de EEUU:

Rusia había mandado una petición al FBI para que interrogara al hermano mayor ahora fallecido, Tamerlan, en marzo de 2011 por ser supuestamente "un seguidor radical del islam". La agencia federal no encontró nada sospechoso en este hombre originario del avispero checheno y asegura que Rusia no contestó a una solicitud para obtener información adicional.

El Departamento de Seguridad Nacional de EEUU registró su salida del país con destino a Moscú, aunque su destino final era Daguestán, donde también se fraguan grupos de insurgencia islámica y pasó varios meses.

Ni siquiera el polémico ciberespionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU (NSA) supuestamente en colaboración con Scotland Yard denunciado por Edward Snowden consiguió evitar estos últimos ataques.

Mohamed Merah sorprendió con el asesinato de siete personas, incluidos niños, en la región de Toulouse en marzo de 2012. Casi un año antes, dos policías habían advertido sobre su "potencial peligrosidad". De hecho, estaba fichado desde 2006 por los servicios secretos por sus lazos con un movimiento salafista de la ciudad gala. El servicio secreto cedió a regañadientes para interrogarle, pero no pudo atar cabos con ninguna red yihadista e incluso se plantearon ficharle como informante, por sus viajes a lugares como Afganistán o Pakistán.Fallos y aciertos de los servicios secretos

¿Cómo es posible que todas estas personas estuvieran fichadas por los servicios de Seguridad e Inteligencia y se desechara su peligrosidad? "El hecho de que [todos los terroristas mencionados] ya hubieran aparecido en los radares de las fuerzas de seguridad, demuestra un buen trabajo de Inteligencia", opina Benoît Gomis, investigador francés de seguridad internacional para el prestigioso think tank británico Chatham House.

El analista de terrorismo internacional Guido Steinberg, del Instituto Alemán para Política Internacional y de Seguridad (SWP, por sus siglas en alemán) no es tan benevolente: "EEUU casi se ahoga en sus informaciones. [Tamerlan] Tsarnaev estaba en una lista de 500.000 personas. No sé de dónde sacan 500.000 sospechosos los estadounidenses. Es una señal de que su paranoia les lleva a acumular demasiados datos y demasiado poco concretos. Es tanta información que ya no la pueden gestionar. Eso no existe en Europa".

Aún así, reconoce que los británicos tampoco dan abasto. No le parece perdonable que el Reino Unido no siguiera la pista a Adebolajo después de su viaje fallido a Somalia. "En realidad se debería vigilar a una persona así las 24 horas del día. Los británicos tienen demasiados casos de sospechosos, con miles de potenciales terroristas, aunque lo gestionan mejor [que EEUU]".

"Muchas personas tienen visiones extremistas, pero no deberían ser arrestadas a no ser que incumplan la ley", objeta Gomis. "Los servicios de Inteligencia han trabajado muy bien contra conspiraciones mayores [que las recientes], como el de la bomba líquida en Reino Unido, pero no pueden evitar cada ataque de un individuo o un grupo pequeño, especialmente cuando actúan con poca preparación o comunicación y con armas baratas no sofisticadas", opina.

Steinberg admite que hay que tener cuidado con hacer una crítica demasiado dura a EEUU. "Nosotros no somos capaces de hacer muchas cosas que hacen ellos, aunque solo sea por limitaciones legales [en asuntos como las escuchas telefónicas]. Todos dependemos fuertemente de la cooperación con la NSA y la CIA en la lucha antiterrorista".

No le preocupa demasiado la polémica del ciberespionaje, porque cree que de todas formas tanto EEUU como Reino Unido no dan abasto con toda la información que obtienen. Sí asegura que en su país se evitó, por ejemplo, un atentado planeado por una célula terrorista en Renania del Norte-Westfalia en 2007 gracias a un chivatazo de la NSA, que había encontrado pistas a través de sus pinchazos telefónicos.

Benoît Gomis, por su parte, subraya que debe prevalecer la presunción de inocencia y opina que el terrorismo tiene que tratarse como un crimen, "no como un fenómeno excepcional que requiera medidas excepcionales"."Urge un plan de prevención de la radicalización yihadista"

Es la conclusión de Fernando Reinares, investigador principal de terrorismo internacional del Real Instituto Elcano, tras elaborar un perfil del yihadista en España. Steinberg está completamente de acuerdo y extrapola al resto de países. "Ahí esta la clave, y cada país debe decidir cómo casarlo con su política cultural y la libertad", dice el alemán.

¿Se deberían vigilar de forma más intensiva las mezquitas, los centros culturales?, plantea. Cree que para ello los espías deben estar sobre el terreno y esforzarse por conseguir "fuentes humanas", pues opina que los servicios de Seguridad occidentales dependen mucho de los medios técnicos, "y estos tienen sus límites".

El estudio presentado por el equipo de Reinares esta semana, puede ayudar a mejorar las labores de Inteligencia en España. El perfil del yihadista en este país está basado en los condenados o muertos en actos terroristas.

Hombre, de origen argelino, marroquí o paquistaní, entre 25 y 39 años, casado y con hijos, mayoritariamente residentes en la Comunidad de Madrid y Cataluña. El estudio advierte de que cada vez son más jóvenes. En Reino Unido empiezan antes a atentar: más del 30% de los terroristas tenía entre 20 y 24 años mientras que el 58,8%, entre 20 y 29 años.

La preocupación de Gomis, del británico Chatham House, en materia antiterrorista no reside tanto en la actuación de las fuerzas de Seguridad e Inteligencia, sino en otros poderes: "Algunas reacciones desproporcionadas de gobiernos, de la aplicación de la ley y de los medios u otros comentaristas, dan una publicidad desproporcionada a estos terroristas, precisamente lo que ellos persiguen".

Por eso cree, que el principal cambio necesario en la lucha contra el terrorismo yihadista reside en "hacer el terrorismo aburrido, dejar de preocupar a la gente tanto sobre ello y al mismo tiempo responder a los riesgos del terrorismo".

Steinberg cree que primero se debe mejorar la efectividad de los servicios nacionales de Seguridad, y luego la cooperación internacional. "La lucha antiterrorista es competencia nacional, los países tampoco renuncian a esa soberanía y la Interpol no puede intervenir".

E insiste en la ingente cantidad de datos que manejan los estadounidenses: "Deben concentrarse en verdaderos sospechosos de terrorismo. No existen 500.000 sospechosos en todo el mundo. Su cantidad de datos en esa lista es absurda".

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