Trump les acusa de espionaje

TikTok pone en marcha la cuenta atrás para la próxima guerra de EEUU y China

El presidente de China, Xi Jinping, junto a su homólogo de EEUU, Donald Trump
TikTok pone en marcha la cuenta atrás para la próxima guerra de EEUU y China.
EFE

La nueva revolución del milenio se llama TikTok. La compañía china ‘ByteDance’ ha dado un auténtico pelotazo virtual al alcanzar los mil millones de usuarios. Este unicornio, deseado por todos, permite a miles de jóvenes y no tan jóvenes descubrir una dimensión vertical hasta ahora desconocida en el mundo de las aplicaciones de video online.

Su fuerza está siendo tan potente que los grandes operadores informáticos están adaptando la tecnología para permitir más funcionalidades a la empresa que, con sede en Pekín, permite a cualquier adolescente de EEUU, España, Reino Unido o Argentina seguir las peripecias de sus coetáneos en Francia, Italia, Canadá o Sudáfrica.

Hasta este punto nada hace presagiar que una invención banal salida de la mente de su CEO, el chino Yiming Zhang, pudiera convertirse en la causa del nuevo enfrentamiento entre las dos potencias económicas y militares más importantes del mundo. Las sospechas de Washington se centran en los estrechos vínculos existentes entre el gobierno chino y la compañía. Analistas de inteligencia americanos han señalado que TikTok sería el canal de difusión perfecto en la guerra de desinformación que viven ambos países: desde campañas para influir directamente en la política americana a la obtención de información sobre ciudadanos americanos para desprestigiarlos y ridiculizarlos en las redes sociales.

Sin embargo, la principal preocupación americana se centra en el uso de TikTok como arma de censura. Las recientes protestas en Hong Kong han sido el escenario perfecto para que el gobierno chino pudiera suprimir de esta red las declaraciones a favor de los movimientos que piden mayor democracia en la excolonia británica. Al gobierno chino no se le han caído los anillos para, presuntamente, ‘sugerir’ a los responsables de la empresa que prohibieran la utilización de este canal para difundir cualquier tipo de alegato o consigna proestudiantil.

El poder de elegir y controlar qué se difunde por una red de más de mil millones de personas y la capacidad de gestionar los datos de todos ellos está en el centro de la polémica en EEUU. Esto llevó a su presidente, Donald Trump, a “considerar” prohibir la aplicación en territorio norteamericano. Ya en 2019, los senadores Chuck Summer y Tom Cotton reclamaron la atención de la comunidad de inteligencia americana para evaluar los riesgos que supone su utilización para la seguridad nacional.

Elevando el debate, Mike Pompeo, Secretario de Estado de los Estados Unidos, calificó a TikTok como “un peligro claro y presente”. Los esfuerzos americanos por sumar adeptos a su cruzada han fructificado en países como India.

India entra en el juego... contra China

A raíz de los sucesos de junio en la frontera entre este país y China, Nueva Delhi prohibió la utilización de Tiktok. El gesto no es baladí. India rivaliza directamente con China en el mercado del desarrollo de apps en el mundo asiático y ha considerado que TikTok y otras 20 aplicaciones amenazan directamente su seguridad nacional.

La razón esgrimida es que todas “amenazan nuestra soberanía e integridad”. El movimiento de Nueva Delhi ha provocado un trasvase casi automático a las cuentas alternativas de los influencers indios en Instagram, Facebook o incluso Youtube. Todas ellas empresas americanas que se han visto beneficiadas por esta decisión unilateral del gobierno indio.

Tanto TikTok como el gobierno chino han negado cualquier grado de connivencia o complicidad entre ellos. La compañía señaló, a través de su director ejecutivo, el recientemente contratado Kevin Mayer, que en ningún caso “ha proporcionado datos de usuarios al gobierno chino”. La declaración es idéntica a la efectuada en su momento por los responsables de Huawei, la otra gran empresa señalada por los países occidentales como parte del entramado virtual chino para hacerse con el control de la información en Internet.

Detrás de esta lucha entre gigantes se esconde el interés americano de cercar virtualmente a China en su propio territorio. TikTok es la primera firma social china en romper sus propias fronteras. Ni siquiera Wechat, el Whatsapp de la industria asiática, ha logrado traspasar la barrera cultural entre China y Occidente. Este es el auténtico temor de Washington, que no desea que ninguna empresa ajena a su territorio pueda acceder al poder que supone controlar los datos y contenidos de las grandes empresas tecnológicas de nuestro tiempo, como Facebook o Google.

La delgada línea que separa la seguridad nacional con las relaciones comerciales está en el ‘quid’ de esta batalla que enfrenta a Estados Unidos con China. Un aspecto que también está en el trasfondo de una campaña electoral que nos dejará en noviembre el veredicto del pueblo americano sobre la continuidad o no de Donald Trump al frente de la Casa Blanca.

En cualquier caso, el interés de 'ByteDance' pasa por bailar entre dos aguas. Por un lado, asegurar el mantenimiento y la privacidad de los cientos de millones de americanos y europeos que han confiado en esta red social para volcar en ella cortos episodios de su vida cotidiana y, por otro, separar claramente el interés del gobierno chino en interferir en el ‘debate’ en la red a través de la censura o control de los contenidos en TikTok.

El escenario y los tiempos políticos tampoco acompañan en esta cuenta atrás. El electorado fiel a Donald Trump le exige mayor contundencia y garantías de preservar la hegemonía de las empresas americanas en el sector de las nuevas tecnologías. Mientras, gran parte de los distritos electorales americanos son altamente dependientes de la industria manufacturera china.

En este sentido, el acuerdo comercial entre EEUU y China pasa, irremediablemente, por preservar el empleo en estos distritos, imprescindibles en la carrera para cualquier candidato que aspire a estar al frente de la primera potencia del mundo.

Por primera vez, la guerra no se ganará con tanques o aviones, sino con el control de videos cortos y absurdos en vertical. Si Clausewitz levantara la cabeza…

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