Timothy Power: "A EEUU le importa poco América Latina desde el 11S, también a Obama"

  • Timothy Power es director del Centro Latinoamericano y el Programa de Estudios de Brasil en la Universidad de Oxford. Explica que la atención de Estados Unidos se ha enfocado hacia otras partes del mundo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Al mismo tiempo, asegura que "el crecimiento de China ha liberado un poco a América Latina de su dependencia histórica".

Timothy Power dirige el Centro Latinoamericano de la Universidad de Oxford
Timothy Power dirige el Centro Latinoamericano de la Universidad de Oxford
lainformacion.com
Antonio Kindelán, politólogo

--ÉSTA ES LA SEGUNDA DE CUATRO ENTREVISTAS DE FIN DE SEMANA A POLITÓLOGOS PARA ANALIZAR 'AMÉRICA LATINA A FONDO'. Puedes leer la primera al politólogo argentino Andrés Malamud, AQUÍ.--

Los expertos latinoamericanos coinciden en que el viejo modelo de continente servil del vecino del norte ha cambiado, pero no se ponen de acuerdo en qué modelo lo está sustituyendo.

Timothy Power es un prestigioso politólogo que puede hablar de ello desde uno de los mejores observatorios: la Universidad de Oxford, donde ejerce como Director del Centro Latinoamericano y el Programa de Estudios de Brasil.

Está convencido de que Latinoamérica está ganando posiciones en el mundo, aunque el proceso es complejo y no siempre por méritos endógenos.

"Creo que hay algunas tendencias estructurales en el mundo que están llevando más autonomía para América Latina, sin mucha intencionalidad. No es que podamos decir que América Latina haya hecho un esfuerzo muy coordinado para ganar más espacio, pero sí que las tendencias mundiales las favorecen. Primero, después del 11S, la atención de Estados Unidos se ha enfocado hacia otras partes; segundo, el crecimiento de China ha liberado un poco a América Latina de su dependencia histórica".

Te acepto el primero, pero esto último no es un fenómeno generalizable al continente.

Cierto. Por ejemplo, si tomamos el caso de México. México en el [año] 94 firmó el acuerdo de Nafta con Estados Unidos, y hoy envían mas del ochenta por ciento de sus exportaciones allí. [Se refiere al North American Free Trade Agreement, entre Canadá, los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, para crear una zona de libre comercio].

O sea, que México continúa vinculado al viejo modelo, por así decir. Brasil es el ejemplo contrario: cuando Lula asumió el poder en 2002, Brasil todavía enviaba un 23% de sus exportaciones a Estados Unidos; el año pasado, un 9 por ciento. O sea, en diez años su relación comercial con Estados Unidos se ha reducido a menos de la mitad.

Sí, pero esta distancia de EEUU tiene que ver con la reorientación hacia China, cuya pujanza económica le permite estar actuando como un auténtico monopolio de demanda en la zona.

Es una sombra sobre el futuro, sí, un punto de 'intervención' sobre el futuro de Brasil. Hay un discurso en algunos sectores de Brasil sobre este peligro de desindustrialización brasileña.

Brasil ya tuvo un programa de industrialización que comenzó con [el presidente Getulio] Vargas en los años 30 y siguió hasta los 80. Hoy en términos absolutos no ha reducido, pero en términos relativos en su economía sí que ha reducido.

Hay, pues, un discurso, principalmente entre los sectores de oposición, sobre todo en Sao Paulo, vinculado al partido del ex presidente [Fernando] Cardoso [que dirigió el país desde 1995 hasta 2002], que están comenzando a articular este discurso.

Todo esto puede estar cambiando la geografía de la zona.

Creo que América latina se ha dividido en dos partes, como por encima y por debajo del canal de Panamá; que la integración está muy acelerada en América del Sur y que el horizonte de Brasil, de Argentina, de Venezuela, de otros países es básicamente América del Sur. Comenzó con Mercosur, ahora existe UNASUR…

Sin embargo, los países de América Central y México están mucho más vinculados al norte. La creación este año pasado la CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños], sería un reemplazo a la OEA [Organización de Estados Americanos], pero excluye a Estados Unidos y Canadá e incorpora a Cuba. O sea, sería un modelo alternativo a la OEA que quiere representar una tentativa de incorporar a América Central y México a un proceso de concentración.

Estos procesos de integración o colaboración pueden verse favorecidos por un mejor estado de la 'cuestión democrática'.

En términos generales, sí, pero creo que hay algunas contradicciones en el discurso democrático. Por ejemplo, si tomamos el caso de Cuba y el caso de Paraguay. Paraguay ha sido excluido de Mercosur, porque tiene un gobierno ahora, a mi modo de ver, que fue constituido ilegalmente e inconstitucionalmente y que viola la cláusula democrática del acuerdo de Mercosur. Pero Cuba también tiene un gobierno que es constituido sin elecciones representativas.

También tenemos el caso de Rafael Correa [en Ecuador], que no fue a la Cumbre [de las Américas] en Cartagena [de Indias este año] porque Cuba estaba excluido, pero al mismo tiempo hay gente que no va a participar en Mercosur si Paraguay está incluido. Hay, pues, bastantes contradicciones todavía.

Además, hay cierta inestabilidad que también es compleja. Hay gente que defiende que solo es una cierta inestabilidad de gobiernos pero con estabilidad de regímenes. Los presidentes cambian mucho y a veces es el Congreso que toma el poder, o a veces es la calle que los expulsa también.

No podemos generalizar: en el caso de Paraguay hay un golpe por dentro de la clase política, justamente. En Bolivia, con [Gonzalo] Sánchez de Lozada [presidente desde agosto de 2002 hasta octubre de 2003], fue la calle.

Hay gente, en fin, que defiende que esta es una nueva modalidad del presidencialismo y que no es nada diferente de la Italia de posguerra: estabilidad de régimen con cincuenta gobiernos en cuarenta años.

¿Esas turbulencias pueden tener que ver con un cambio de época en los sistemas de partidos, con la crisis de muchos tradicionales y la aparición de nuevas formaciones?

Sí pero puede que solo en parte. Por ejemplo: los peronistas son un partido tradicional, y ahí siguen. No ha pasado lo mismo con los radicales; es un sistema básicamente bipartidista a nivel nacional, como España, y probablemente con la misma lógica. México es un sistema tripartito en forma contraria, por la vuelta de un viejo partido tradicional.

En Perú aún en 2006 tuvimos con Alan García la victoria de APRA, que fue un partido tradicional. Hay excepciones, pero la tendencia global, generalizando, es la que tú dijiste y los datos de opinión pública de Latinobarómetro muestran un rechazo muy fuerte a los partidos políticos que, a cada año pierden uno o dos puntos de confianza y nunca los recuperan.

Sin embargo, sí podemos convenir que los procesos electorales tienen, en general, más garantías de todo tipo: de igualdad de voto, de libertad, de diversidad de opcione, etc. que hace quince o veinte años.

Sí, Latinoamérica puede hacer un balance ligeramente positivode esto. Por un lado se han creado órganos como el Instituto Federal Electoral en México, y similares en Brasil y otros países, que garantizan mejor la limpieza y la transparencia de las elecciones; y otra es la propia la actividad de la sociedad civil y también el papel de la prensa en detectar anomalías. Eso no quiere decir que se hayan corregido los defectos, pero sí que pasan al debate público y yo creo que esa tendencia es muy positiva.

Por el contrario, en América Latina la participación electoral es elevada por motivos artificiales en la mayoría de los países: porque hay voto obligatorio en 14 ó 15 países y en los que no lo es, obviamente las tasas son mucho más reducidas.

Colombia no tiene voto obligatorio, Guatemala tiene una versión menos exigente… Pero Brasil, el caso que conozco mejor, tiene una participación en torno de 75-80 por ciento, pero cuando las encuestas preguntan a la gente: "Si no fuera obligatorio, ¿usted votaría?", la participación cae como máximo al 50 por ciento.

Aún así, ¿qué riesgos o amenazas se pueden presentar en estos avances democráticos?

Sin duda es la persistencia de prácticas anti–republicanas, de malas prácticas, que es el mayor riesgo a la democracia en América Latina. Hoy tenemos una transparencia muy elevada con la libertad de prensa, el papel de internet, etc. La gente puede fiscalizar mejor.

No es perfecto, pero comparado con el pasado el ciudadano tiene muchos más recursos. Repito, siguen existiendo, y este es el gran riesgo, el clientelismo, el patrimonialismo, el nepotismo y otras prácticas obviamente corruptas, pero hoy es mucho más difícil esconder estas prácticas; hoy vemos con mucha claridad los defectos de la democracia y eso es positivo.

Por ejemplo, hay partidos que comienzan digamos como 'antipartidos', el caso del PT en Brasil es un buen ejemplo: ellos rechazaron todas estas prácticas de la política tradicional, pero al llegar al poder nacional tuvieron que acomodarse.

Déjame que terminemos con los EE UU y esa división americana que has hecho sobre el límite del canal de Panamá. ¿Ha cambiado su interés por el resto?

Después del 11 de septiembre [de 2001], les importa poco. Da igual a qué administración, hay poca diferencia.

Por esa y otras razones, es una política de olvido de América Latina. Desde entonces tiene muy poca presencia en la agenda de Washington y ni siquiera el Gobierno de Obama defiende una mayor presencia hoy.

*Timothy Power es director del Centro Latinoamericano en la Universidad de Oxford, donde también dirige el Programa de Estudios de Brasil. Se doctoró en Notre Dame y enseñó en la Universidad Estatal de Luisiana y en la Florida International University. En Brasil ha desempeñado con la beca Fulbright la docencia en la Universidad de Brasilia (1994) y en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (2002). Experto en democratización, instituciones políticas comparadas (partidos, elecciones, legislaturas y relaciones Ejecutivo-Legislativo) y opinión pública y cultura política en América Latina. Su libro más reciente (co-editado con Matthew Taylor) es "Corruption and Democracy in Brazil: The Struggle for Accountability. Es miembro del consejo ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP).

--'AMÉRICA LATINA A FONDO': LaInformacion.com publicará las dos charlas restantes el próximo fin de semana. Serán el 1 y 2 de septiembre con los politólogos Aníbal Pérez-Liñán de la Universidad de Pittsburgh y Simón Pachano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Ecuador, respectivamente.--

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