Toda la verdad estadística de Venezuela 20 años después de llegar Hugo Chávez

  • En diciembre de 1998 prometió no devaluar la moneda, no nacionalizar la industria o la banca y pagar la deuda externa: no ha cumplido nada. 
Muere Hugo Chávez: 17 claves vitales para conocer al presidente de Venezuela. FOTO: Reuters
Muere Hugo Chávez: 17 claves vitales para conocer al presidente de Venezuela. FOTO: Reuters

El 6 de diciembre de 1998, hace 20 años, Hugo Chávez ganó las elecciones y se convirtió en presidente de Venezuela tras obtener el 56% de los votos.

En un ascensor, Chávez fue abordado por Rafael del Naranco, corresponsal del diario 'El Mundo', quien le hizo la primera entrevista tras el triunfo electoral. "Respetaré todas las libertades", dijo Chávez, que tenía el deber de calmar las suspicacias. Era lógico: Chávez era un golpista. El 4 de febrero de 1992 intentó dar un golpe de Estado contra el gobierno de Venezuela y fracasó. Oficialmente, murieron 32 personas. Chávez fue encarcelado y luego liberado por un poco visionario presidente llamado Rafael Caldera.

Chávez prometió lo siguiente al periodista:

-No devaluar el bolívar.

-No controlar los medios de comunicación.

-Erradicar la delincuencia.

-Devolver la esperanza a los pobres, "que casi suman el 60% de los habitantes".

-No nacionalizar la industria.

-No nacionalizar la banca.

-Mantener las mejores relaciones con España.

-Pagar la deuda externa.

Veinte años después, Chávez o el chavismo, no ha cumplido ninguna de esas promesas. Devaluó varias veces el bolívar (la última en verano de este año, obra de su sucesor), nacionalizó bancos y empresas, controló los medios de comunicación (y ha barrido a los opositores), no ha erradicado la delincuencia sino la ha aumentado (de 1.500 asesinatos al año a 30.000), no ha devuelto la esperanza a los pobres que ahora suman más del 80% de los habitantes, y desde luego, no mantiene buenas relaciones con España.

Sobre la deuda externa, la agencia de calificación Standard & Poors califica los bonos venezolanos de SD (selective default) y Fitch de RD (restricted default), lo que significa que no cumplen con todos los requisitos para ser fiables. Es casi una quiebra. Los rumores sobre un impago son constantes hasta el punto de que a pesar de que su rentabilidad es muy alta, quien los compra se arriesga a quedarse con papel mojado. Ese el resumen de los veinte años de chavismo. Solo para empezar.

La inflación ha superado el millón por ciento. Los precios se duplican en pocas semanas, por una mezcla de desabastecimiento y subida del dólar. El desabastecimiento es producto de varios factores: el primero de ellos es que las grandes industrias productoras de géneros básicos fueron nacionalizadas, y sus nuevos gestores no tienen ni idea de lo que es un libro de contabilidad. La segunda es que al haber arruinado la industria nacional, el país tiene que importar cada vez más cosas. Para pagar las importaciones, se necesitan dólares pero si el país se empobrece, no hay dólares. Lo que escasea, vale más.

La búsqueda de dólares es tan voraz que en verano, el gobierno quitó varios ceros a los billetes y lanzó una nueva moneda con la inocente esperanza de engañar a la inflación. El cambio era un dólar igual a 60 bolívares. A la hora de escribir este reportaje, el precio es de 685 bolívares. En menos de seis meses se ha multiplicado por diez.

Se calcula que la pobreza y el hambre han empujado a unos 2,3 millones de personas a emigrar de Venezuela, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Solo hay un país en el mundo que en los últimos años ha sufrido más migraciones que Venezuela: Siria, un país en guerra.

Los vídeos y las fotografías de miles de venezolanos huyendo a través de puntos específicos en las frontera con Colombia (Maicao o Cúcuta), o Brasil (Paracaima), han dado la vuelta al mundo.

Pero a pesar de tantas evidencias, hay gente que aún dice que "esto tiene que ser un montaje" –cosa que el gobierno venezolano trata de difundir–, añadiendo que todo "forma parte de una maniobra de algunos medios" para desprestigiar al país, y que en Venezuela "se come tres veces al día", y se tiene acceso a la educación pública y a la sanidad, como dijo Íñigo Errejón, diputado de Podemos.

La FAO contradijo inmediatamente al ideólogo de Podemos, elaborando un informe según el cual el hambre se ha triplicado en Venezuela en el último lustro.

Y los hospitales desmienten a Errejón. No hay medicinas, no hay apósitos, no hay material: los niños y los ancianos mueren por falta de servicios médicos en los hospitales públicos. Un reportaje publicado en septiembre pasado por XL Semanal retrataba el horror: "En Venezuela, los niños se mueren en urgencias, los médicos operan sin anestesia, los enfermos no reciben antibióticos…".

Lo extraño es que Venezuela es uno de los países más ricos del mundo en recursos naturales, tanto minerales como agrícolas o marinos. Según el informe Geo Venezuela (2007), de la Fundación de Empresas Polar, el país cuenta con 91 millones de hectáreas, de los cuales la mitad son aptas para las actividades agrícolas.

Cacao, arroz, sorgo, plátano, café, maíz, algodón, soya, frijol, lechosa, papas, ajo, cebollín, repollo, zanahoria, naranjas, sandías… Antes de Hugo Chávez, Venezuela era autónoma en muchos productos agrícolas, llegando a aportar el 75% del abastecimiento nacional. Ahora apenas abastece 25% del consumo nacional, según estimaciones de la Federación Nacional de Agricultores. La industria trabaja al 30% de su capacidad, según Conindustria, una patronal de industrias privadas, la cual afirmó que Venezuela sufre "la mayor y más violenta destrucción de su historia".

Peor aún: es el país con mayores reservas probadas del petróleo del mundo. Para rematar, en la primavera de este año, se descubrió en Venezuela la cuarta mayor mina de oro del mundo, a lo cual se suman gigantescas reservas de hierro, bauxita, coltán y piedras preciosas. Es además, uno de los diez países con mayores reservas de agua dulce del mundo: equivale a más de 60.000 metros cúbicos por habitante.

Todo ello haría ricos a los habitantes de otro país, pero no a los de Venezuela, que viven un retroceso económico y social desde que llegó Hugo Chávez.

La razón: el fracaso modelo productivo chavista expuesto más arriba. No es un montaje: es la realidad.

Hasta Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, lo reconoció de forma insólita en julio de este año: "Los modelos productivos que hasta ahora hemos ensayado han fracasado y la responsabilidad es nuestra, es mía, es tuya", dijo en un congreso del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Y añadió:

"Basta de lloriqueos, nos toca producir con agresión o sin agresión, con bloqueos y sin bloqueos, hacer de Venezuela una potencia económica. Cero lloriqueo, yo lo que quiero es soluciones compañeros”.

Hasta entonces, Maduro achacaba la crisis a la guerra económica promovida desde Estados Unidos, con la confabulación de los empresarios venezolanos. Pero se ha tenido que rendir a la realidad. Militarizar sectores, nacionalizar el cemento y el acero, intervenir precios, amenazar a los empresarios, multiplicar de golpe el salario mínimo por 35 veces (una medida tomada en agosto pasado) y otras medidas, han hundido a una de las economías más ricas del mundo.

El informe del FMI sobre Venezuela en 2018 es el resumen de veinte años de chavismo: la inflación de Venezuela será de casi un millón por ciento, el PIB caerá un 18%, tras haberse desplomado 14% en 2017 y 16,5% en el 2016.

Solo una palabra puede definir el chavismo: desastre.

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