Antes de enero

La pesca, el último escollo del Brexit: la UE busca un pacto 'in extremis' con UK

También se deben cerrar algunos aspectos relacionados con las garantías para asegurar una competencia justa entre las empresas británicas y comunitarias.

Michel Barnier, representante de la Unión Europea en la negociación del Brexit
Michel Barnier, representante de la Unión Europea en la negociación del Brexit.
CONGRESO - Archivo

La Unión Europea (UE) y el Reino Unido siguen buscando un punto común antes del 1 de enero en el tema de la pesca, que se ha vuelto el principal obstáculo en las negociaciones sobre la relación entre las dos partes después del Brexit. Tras la conversación telefónica que mantuvieron el jueves la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, la política alemana ya indicó en un comunicado que "aún hay grandes diferencias por superar, en particular, en la pesca" y que hacerlo será "un gran desafío".

En la mañana de este viernes, el negociador comunitario, Michel Barnier, se expresó en términos similares durante un debate en la Eurocámara al afirmar que iba a retomar las conversaciones con el equipo británico hoy para realizar "un último intento de encontrar un acuerdo aceptable, especialmente, sobre la pesca". "No estamos seguros de lograrlo si cada uno no hace un esfuerzo real y concreto para encontrar un compromiso", apuntó.

Sobre la pesca, también dijo que Bruselas respeta y acepta que el Reino Unido quiera controlar el acceso a sus aguas. "Pero si el Reino Unido quiere, tras un periodo de ajuste creíble y suficiente, poder cortar el acceso a sus aguas para los pescadores europeos en cualquier momento, la Unión Europea debe tener también un derecho soberano de reaccionar o de compensar, ajustando entonces las condiciones de acceso a su mercado para el conjunto de productos y, sobre todo, para los productos de pesca", argumentó Barnier.

Precisó que esa es "una de las grandes dificultades actuales de la negociación". "No sería ni justo ni aceptable que los pescadores europeos solo tuvieran en las aguas británicas derechos transitorios que se evaporasen un día mientras que el resto del acuerdo, en particular para las empresas británicas, permanecería estable", recriminó.

También se deben cerrar algunos aspectos relacionados con las garantías para asegurar una competencia justa entre las empresas británicas y comunitarias, si bien en ese apartado se han logrado avances en las últimas jornadas. En cualquier caso, Barnier insistió en la importancia de ese punto para el club comunitario. "Si el Reino Unido, soberano, desea divergir en el futuro (con respecto a las normas y estándares de la UE), está en su derecho, pero eso no puede suceder sin consecuencias en cuanto al acceso al mercado sin aranceles ni cuotas", comentó.

La Unión Europea es partidaria de introducir en el acuerdo un mecanismo que garantice que en el futuro, a medida que se adapten las reglas y la legislación a un nuevo contexto tecnológico o medioambiental, las leyes de los Veintisiete y del Reino Unido no diverjan en exceso. De esa forma, se garantizaría una competencia justa entre los dos bloques.

Algunas horas útiles

El negociador de la UE advirtió de que solo quedan "algunas horas útiles" para lograr un pacto que entre en vigor el 1 de enero, cuando la legislación comunitaria habrá dejado de aplicarse en territorio británico y el Reino Unido será de forma definitiva un país tercero. "Nos queda muy poco tiempo, algunas horas útiles en esta negociación, si queremos que este acuerdo entre en vigor el 1 de enero", declaró.

Añadió que en la actualidad no es capaz de decir "cuál será el resultado" de "la recta final" de las conversaciones, por lo que instó a prepararse para todos los escenarios, tanto el de un pacto como el de que no se obtenga un acuerdo comercial con Londres antes de fin de año.

De todas formas, tal y como afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, esta semana, Barnier repitió que la posibilidad de cerrar un pacto "está ahí". "Como negociador, lo pienso, pero el camino es muy estrecho", constató, y agregó que "no es sorprendente" que "en las últimas horas" se concentren "los puntos más difíciles y duros" del diálogo.

Medianoche del domingo

Ayer, los líderes de los grupos parlamentarios de la Eurocámara fijaron la medianoche del próximo domingo como límite para cerrar un acuerdo, ya que si reciben el texto final del pacto más tarde no tendrán tiempo de analizarlo antes de ratificarlo en el Parlamento Europeo en 2020.

Sin embargo, la Comisión Europea no quiso fijar plazos hoy. "No puedo entrar en detalles, seguimos negociando, queremos un acuerdo, pero hoy no sé si habrá un acuerdo o no y cuándo habrá un acuerdo o no", declaró el portavoz de la CE Daniel Ferrie durante la rueda de prensa diaria de la institución. En cualquier caso, durante el debate en la Eurocámara la mayoría de eurodiputados puso el acento en la necesidad de tener tiempo para leer el pacto.

Aun así, el copresidente del grupo de los Verdes, Philippe Lamberts, criticó que el Parlamento haya fijado la fecha límite del domingo y dijo estar "escandalizado" por la postura de los partidos que han propuesto ratificar el acuerdo en pocos días, "después de lo que solo puede ser un simulacro de examen" del texto, dada la extensión del convenio. En su opinión, esa iniciativa "ridiculiza" a la Eurocámara. Como alternativa, planteó prolongar la transición uno o dos meses, para que la legislación comunitaria se siga aplicando en el Reino Unido a principios de 2021, o incluso aplicar el tratado de manera provisional, una opción que, de todas formas, no le satisface.

El líder de la Izquiera Unitaria Europea, Martin Schirdewan, afirmó que su grupo debe reflexionar sobre si apoya o vota en contra del acuerdo, en caso de que se logre "en las próximas horas". El Parlamento tenía previsto aprobar una resolución si el acuerdo con Londres llegaba antes del viernes, pero como aún no se ha conseguido, el voto no se produjo.

La Eurocámara sí aprobó este viernes las medidas de contingencia para que el club comunitario esté preparado ante la posibilidad de que el próximo 1 de enero no entre en vigor un acuerdo. Las iniciativas, que no se aplicarán en Gibraltar, cubren los ámbitos de las conexiones y la seguridad aérea, del tráfico rodado y de la pesca.

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