UK y la UE entran en la era del Brexit sin sobresaltos... pero con incertidumbre

Fuera del mercado común y la unión aduanera, sujeto a sus propias leyes, bajo jurisdicción de sus tribunales, con control de sus aguas y la libertad de negociar acuerdos comerciales con países ajenos al bloque comunitario. Cuatro años y 27 semanas después de un referéndum que fracturó a la sociedad británica y provocó una crisis política sin precedentes en Westminster, Reino Unido entró este viernes en la nueva era del Brexit tras completar su divorcio con la Unión Europea (UE) después de más de medio siglo juntos. Fue una salida discreta, marcada por la tranquilidad en el puerto de Dover y en el Eurotúnel, los 'cruces' entre Francia a Inglaterra. 

Desde este viernes por la mañana, los ciudadanos y las empresas, tanto las británicas como las comunitarias, se enfrentan a una vertiginosa serie de nuevos trámites burocráticos -buena parte de ellos todavía por confirmar- que abarca desde trabajo, viajes, residencia o turismo hasta el suministro de bienes y servicios. El Gobierno de Boris Johnson calcula que más de la mitad de las pymes aún no ha culminado sus preparativos para el final de la libre circulación.

Mira también

Pacto del Brexit: todo lo que cambia para los españoles a partir de este viernes

Pese a que la tranquilidad fue la nota predominante en el puerto de Dover y en el Eurotúnel -pocos camiones cruzaron este viernes, tal y como se esperaba- el foco del Gobierno británico sigue centrado en los puertos del Canal de la Mancha y los puntos de entrada al país, sobre todo después de lo ocurrido hace una semana, cuando miles de camioneros se quedaron atrapados tras cerrar Francia su frontera por la crisis de la Covid-19.

Tras años de intensas negociaciones para que Londres y Bruselas alcanzaran en Nochebuena el acuerdo final de ruptura por 670.000 millones de euros, un camión conducido por el transportista Slavi Ivanov fue el primero en iniciar esta nueva etapa al superar los controles del Eurotúnel en la localidad de Folkestone (sureste de Inglaterra) a las 23.00 GMT del jueves, momento en el que se materializó la ruptura. Los primeros transportistas procedentes de la localidad francesa de Calais entraron en Folkestone después de las 00.20 GMT de este viernes, según informaron los medios locales. No hubo contratiempos por el papeleo y los trámites burocráticos que les esperan a partir de ahora, como tampoco ceremonias en Dover, principal puerto de entrada y salida de mercancías entre el continente y el Reino Unido.

Mientras, en Irlanda, los primeros ferry procedentes del Reino Unido llegaron a Dublín sujetos ya a las nuevas reglas comerciales. La embarcación, de nombre Ulysses y propiedad de la compañía Irish Ferries, atracó a las 5.55 GMT transportando una docena de camiones desde Holyhead, Gales. No se registraron retrasos tampoco en las entradas de los camiones de transporte, que superaron los trámites siguiendo las nuevas reglas de juego, pero seis embarcaciones de cargamento con dirección a Irlanda tuvieron que darse la vuelta al no disponer de las "referencias correctas" que impone el Brexit. Estrenaron, de esa forma, el nuevo escenario de fronteras y aduanas. De hecho, el presidente de la Asociación Irlandesa de Transporte por Carretera, Eugene Drennan, vaticinó "retrasos" y consideró "inevitable" que haya "caos en el Puerto de Dublín en los próximos días".

El frente de la independencia... de Escocia

Una vez consumado el Brexit y bajo la incertidumbre de cómo evolucionarán sus primeros compases, el 'premier' Boris Johnson deberá ahora lidiar con el frente escocés, esto es, las exigencias del Partido Nacionalista Escocés (SNP) de celebrar otro referéndum de independencia. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, instó ayer a la UE a "mantener una luz encendida" porque Escocia "volverá pronto" al club comunitario. La líder del SNP reiteró su voluntad de luchar por lograr que una Escocia independiente vuelva, eventualmente, a adherirse a la UE. Sturgeon ha convertido la consulta en una promesa de cara a las elecciones al Parlamento de Edimburgo que se celebrarán el 6 de mayo.

Así, sumido en el lento ritmo de un 1 de enero, bajo una relativa normalidad y sin celebraciones, Reino Unido estrenó ayer la era del Brexit. Fue una entrada discreta, acorde con la 'discreción' con la que Boris Johnson trató el asunto durante su mensaje de año nuevo, pese a que el actual 'premier' ha influido en el proceso más que ningún otro político. Johnson centró su alocución en las consecuencias de la pandemia y la "severidad" de 2020. El país continúa detectando niveles alarmantes de contagios, una situación que agrava la nueva cepa, que ha llevado a restricciones más severas en más áreas en Inglaterra. Ayer, en el primer día del año, el Gobierno notificó otros 53.285 positivos.