Un millón de transexuales indios lucha por sus derechos

  • Este población, que oficialmente no es hombre ni mujer, lucha para que sus derechos sean reconocidos. Como no suelen tener dinero para el cambio de sexo optan por la castración.
El millón de transexuales indios sufre una gran discriminación | GlobalPost
El millón de transexuales indios sufre una gran discriminación | GlobalPost
Joel Elliot – GlobalPost para lainformacion.com
Joel Elliot – GlobalPost para lainformacion.com

NUEVA DELHI – Mientras la India celebraba recientemente unos comicios, un pequeño grupo de estudiantes de derecho de Bombay preparaba un escrito en representación de un grupo cuyos miembros no pudieron participar: la mayoría no tenía derecho a votar.

Parece que la mentalidad conservadora india está experimentando una revolución en los últimos tiempos. Hoy seha conocido el dictamen del Tribunal Supremoen el que considera que las relaciones homosexuales no deben considerarse un crimen.

Los hijra–normalmente varones, pero que son conocidos en el sur de Asia como el tercer sexo porque se consideran mujer- utilizan ropa femenina y viven en sociedades cerradas, unidos para afrontar la enorme discriminación de la que son víctimas.

La mayoría no puede votar debido a que las papeletas del registro electoral y las cartillas de racionamiento –documentos también necesarios para alquilar una propiedad o abrir una cuenta de banco- les obligan a elegir entre sexo masculino y sexo femenino. Ahora presionan para cambiar las cosas.

"No tenemos derechos constitucionales, ese es el problema", declara Laxmi Narayan Tripathi, hijra que actúa como presidente de Astitva Sansthan, una organización de Rajastán que se dedica a combatir el sida. "No tenemos derecho a voto; a menudo no podemos conseguir una vivienda y esto no nos permite tener nuestra propia identidad", explica.

Exclusión social

A pesar de que en la India vive más de un millón de hijra, sólo el estado de Tamil Nadu, en el sureste del país, ofrece la opción de transexual en los formularios, declara Tripathi. En otras ciudades como Nueva Delhi, donde los votos sólo tienen dos opciones, los miembros de la comunidad hijra son tratados como parias y obligados a pedir limosnas en las calles o dedicarse a la prostitución para sobrevivir, explica Tripathi.

Los estudiantes de la facultad de Derecho SVKM de Bombay –Nirav Marjadi, Kushal Mehta, Dharampal Dave y Jay Vakil — presentaron una solicitud de Derecho a la Información ante la Comisión Electoral de la India para conocer las leyes específicas sobre educación, empleo, derecho a voto y cartillas de racionamiento en el estado de Maharashtra. Ahora preparan una reclamación que presentarán a la Comisión de Derechos Humanos de Maharashtra, y en otros estados del país.

"En la India tenemos excepción(es) para personas retrasadas y minorías, pero estos eunucos están por debajo de la minoría", sostienen los cuatro estudiantes. "¿Por qué no pueden disfrutar de los mismos derechos?"

Los hijra dicen que son discriminados y padecen problemas que van desde el rechazo de sus familias hasta abusos sexuales de sus compañeros. Ocupan un lugar curioso en la cultura del sur de Asia. Y aunque sus raíces sociales son muy antiguas, en muchos lugares son vistos como parias.

"El papel tradicional de un hijra es cantar y bailar [en bodas y bautizos]", declara un hijra de 31 años que se presenta como Tanya. "Cuando vas de un hogar a otro [haciendo este trabajo] eres tratado con respeto. Pero cuando llega la noche, las cosas cambian. Los hombres te tratan como un objeto sexual y no te respetan como te mereces", afirma.

La tradición dice que los hijra tienen "el poder de conferir fertilidad a los recién casados o a los recién nacidos", según el libro "Con respecto al sexo", de la escritora Gayatri Reddy que analiza las diferencias sexuales y sociales en la India. Reddy enseña antropología y estudios femeninos en Emory University.

Tanya señala que no ha votado desde que ingresó en la comunidad hijra, ya que todos sus documentos la catalogan de varón. Una operación de cambio de sexo hace un año complicó aún más las cosas para cumplir con la documentación solicitada.

La mayoría de los hijra son pobres y no pueden permitirse una operación de cambio de sexo que cuesta entre 800.000 y 150.000 rupias (17.000 a 31.000 dólares), según Pinaki Mitra, un hijra que trabaja con NAZ India, una ONG de Nueva Delhi que se dedica a la prevención del sida. Muchos –es imposible determinar un porcentaje- optan por la castración ya que es relativamente más barata, entre 5.000 y 6.000 rupias (100 a 120 dólares).

Las agresiones y el abuso sexual por parte de sus compañeros obligan a muchos hijra a abandonar la escuela, lo que se traduce en una alta tasa de analfabetismo y creciente desempleo. Pero incluso los que reciben educación tienen problemas para encontrar un trabajo, declara Mitra. Ella, por ejemplo, acabó la universidad y tiene una diplomatura en gestión hotelera, pero aún así no es fácil.

"Estaba muy contenta porque pensé 'nadie va a evitar que consiga un empleo'. Pero para mi desilusión, descubrí que la vida es mucho más difícil", afirma. Los directores de hotel se niegan a darle un trabajo porque es un hijra. Mitra explica que se vio obligada a prostituirse para pagar las cuentas. Su historia se repite una y otra vez.

El gobierno indio debe tomar medidas para evitar esta discriminación, afirma Thripathi. "El gobierno debería realmente hacer algo por los hijra de la India, deberíamos tener nuestros derechos, después de tantos años de independencia", afirma. "Somos gente productiva, también podemos aportar a la comunidad y a la sociedad".

Mostrar comentarios