La renuncia de AKK

Un 'acuerdo' con la ultraderecha provoca la dimisión de la sucesora de Merkel

  • La ruptura del cordón contra los ultras por primera vez desde la II Guerra Mundial se cobra una figura de peso tras la caída del liberal Kemmerich. 
Annegret Kramp-Karrenbauer y Angela Merkel. / EFE
Annegret Kramp-Karrenbauer y Angela Merkel. / EFE

El terremoto político desatado por un acuerdo de gobierno con el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se cobra una figura de peso. La sucesora de Angela Merkel al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, ha renunciado este lunes a la presidencia de los conservadores alemanes y tampoco se postulará a la Cancillería. "Existe una relación no resuelta de partes de la CDU con la AfD y la Izquierda", ha denunciado durante una reunión de la cúpula de su partido Kramp-Karrenbauer, quien ha declarado estar "estrictamente en contra" de cualquier tipo de cooperación con estos dos partidos.

La renuncia de la delfín de Merkel, que siempre ha sido vista como su sucesora en la Cancillería de Alemania, responde a la tormenta que ha estallado en el 'land' de Turingia por el voto conjunto de conservadores y liberales con los ultraderechistas, tras la elección en la tercera vuelta como jefe de Gobierno del estado federado con el apoyo de AfD y la CDU de un candidato liberal, Thomas Kemmerich, quien finalmente se vio forzado a dimitir. El 'pecado' de Kramp-Karrenbauer, conocida popularmente como AKK, no es otro que no haber sabido imponerse a los 'barones' locales del partido en Turingia. 

El cordón sanitario contra la ultraderecha se rompe

El apoyo de la CDU al candidato liberal supuso la ruptura -por primera vez desde la II Guerra Mundial- del cordón sanitario contra la ultraderecha que hasta ahora respetaban todos los partidos políticos del espectro alemán para mantener aislada a la AfD, que obtuvo un 12,6% de los votos en las elecciones generales de 2017. La elección de Kemmerich supuso la primera ocasión en la que la Alternativa para Alemania resultaba clave para investir al presidente de un 'land'. De ahí la furiosa reacción de Merkel, a quien el estallido de la crisis sorprendió de gira por África, y que tachó de "imperdonable" la elección de Kemmerich, un reproche que también iba dirigido a sus propias filas. 

AKK no es Merkel y esta crisis lo ha puesto en evidencia. Kramp-Karrenbauer ha reiterado que su partido no coopera ni directa ni indirectamente con AfD, pero se ha mostrado incapaz de actuar con la determinación de su mentora y predecesora en el cargo. Al frente de la CDU desde hace poco más de un año, la delfín de Merkel no tiene bien amarrado el partido y las zancadillas de facciones disidentes a su derecha no se lo ponen fácil. La crisis también demuestra que un sector de la CDU en el este de Alemania no comparte la línea roja de colaborar con AfD.

El comunicado emitido este sábado por la coalición -conservadores y socialdemócratas- que gobierna Alemania para exigir la renuncia del jefe del Ejecutivo de Turingia, Thomas Kemmerich, era contundente: "Descartamos las formaciones de gobierno y las mayorías políticas con AfD. Ésta es y sigue siendo la posición de los partidos que conforman la coalición para todos los niveles (administrativos)".

La carrera por la sucesión

Ahora se inicia la carrera por suceder a AKK. Si asume el cargo Friedrich Merz, quien en diciembre de 2018 perdió frente a Kramp-Karrenbauer (esta obtuvo el 51,8% de los votos en el partido frente al 48,2% de Merz) en la lucha por relevar a Merkel, algunos analistas auguran un cambio de postura respecto a la AfD. Merz es un neoliberal que regresó al partido tras casi 20 años cuando Merkel anunció su retirada. También entran en las quinielas Armin Laschet, el carismático ministro presidente del estado más poblado de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, con buenos contactos entre Los Verdes y que logró la victoria electoral más importante de la CDU en años cuando en 2017 derrotó al SPD para recuperar la región; y Markus Söder, ministro presidente de Baviera y líder de los conservadores bávaros (CSU), que forman parte de la gran coalición.

Por otra parte, AKK, que además de presidir la CDU es ministra de Defensa, señaló que tiene intención de seguir al frente del Ministerio siempre y cuando cuente con el apoyo de su partido y del grupo parlamentario. Según fuentes próximas al partido, Merkel apoyó explícitamente el deseo de Kramp-Karrenbauer de mantener la cartera.

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