La guerra no es un juego aunque, a juzgar por el último arma que ha integrado las filas rebeldes en Siria, cualquiera lo diría. Los combatientes opositores a Al Asad han desplegado en el Alepo el Sham II, un tanque casero controlado con el mando de una PlayStation 3 y cinco cámaras que captan lo que ocurre en el campo de batalla a través de dos monitores de ordenador instalados en el interior del habitáculo del conductor.
Este sorprendente vehículo de guerra 'hecho en casa' de cuatro metros de largo por dos de ancho ha sido elaborado por un ingeniero contrario al dictador sirio que tardó un mes en ensamblar las planchas de acero de 2,5 centímetros de espesor, capaces de resistir los impactos de las balas de cañones de 23 milímetros, al chasis de un viejo coche.
Monta una ametralladora PKM de 7.62 milímetros con una cámara ajustada al cañón para que el encargado de disparar pueda hacerlo a salvo desde el interior del vehículo como si se tratase de un videojuego.
'Sin contar el cañón, el vehículo costó unos 10.000 dólares', ha asegurado a la cadena de televisión rusa RT un rebelde identificado como Abud, que asegura que fue su hermano quien diseño y ensambló con sus propias manos el Sham II, que luce con orgullo un mensaje en su parte trasera que dice: '100% hecho en Siria'.
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