"Las posiciones aún están muy alejadas"

¿Una brecha insalvable? Londres y la UE se dan hasta el domingo para pactar

La reunión entre Johnson y Von der Leyen concluye sin avances a apenas tres semanas del fin del periodo de transición. El domingo, pase lo que pase, deberán tomar una decisión: acuerdo o no acuerdo.

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Sin avances: Reino Unido y la UE se dan hasta el domingo para cerrar un acuerdo
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Reino Unido y la Unión Europea volverán a la mesa de negociaciones después de que la cena entre el primer ministro británico, Boris Johnson, y las presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, haya acabado sin avances, y se dan hasta el domingo para acercar unas posiciones que, ambos reconocen, están aún demasiado lejos para lograr un acuerdo para la relación post-Brexit.

“Tuvimos una discusión interesante y animada sobre la lista de asuntos pendientes,” dijo en un escueto comunicado Von der Leyen al término de la reunión. “Hemos logrado un entendimiento claro de las posiciones de cada uno. Éstas están muy alejadas”, reconoció la alemana. Las perspectivas desde Downing Street no son mucho más halagüeñas. Reconocen que es difícil imaginar cómo pueden superarse estas diferencias. Así y todo, los equipos volverán a la mesa de negaciones, otra vez, para ver hasta dónde pueden llegar para resolver las cuestiones pendientes, si se puede. El domingo, pase lo que pase, deberán tomar una decisión: acuerdo o no acuerdo.

“Nada apunta a un milagro esta noche”, aseguraba una alta fuente diplomática antes del encuentro. Y no se equivocaba. El intercambio de ultimátums no es nuevo, tampoco las amenazas de levantarse de la mesa de negociaciones, pero nueve meses después, el Reino Unido y la Unión European siguen sin lograr diseñar una relación futura a medida en la que encajen las ansias de recuperar soberanía de los británicos, el celo por proteger el mercado único de los europeos y la ambición de ambos de mantener una estrecha relación económica a pesar de las diferencias. El equilibrio no es fácil. Y se acaba el tiempo.

Durante estos meses, los británicos han seguido sometidos a las normas comunitarias, manteniendo su acceso al mercado, pero ya sin voz ni voto ya en la toma de decisiones. El periodo de gracia se acaba en tres semanas y Bruselas y Londres siguen chocando en cuestiones fundamentales para cerrar un tratado de libre comercio que selle la nueva relación entre ambos socios tras el Brexit.

El 'level playing field' y la cláusula evolutiva

Aunque el tema que ha dominado la actualidad en las últimas semanas ha sido el debate en torno al acceso a aguas británicas para barcos pesqueros europeos, especialmente por las amenazas de Francia a vetar el acuerdo, la cuestión fundamental para Bruselas -y Londres- tiene que ver con la cooperación regulatoria y las normas que garanticen una competencia justa en el futuro.

La UE, líder en el comercio internacional y la globalización regulada, está acostumbrada a negociar tratados comerciales que aspiran a avanzar hacia la cooperación regulatoria, a acercar posturas, a armonizar estándares. El Brexit es todo lo contrario, un proceso de desvinculación, de alejamiento, de desregulación respecto a un país situado económicamente importante y geográficamente, a las puertas del mercado único. Los británicos son demasiado grandes y están demasiado cerca. A Bruselas le preocupa, y mucho, el impacto que esto pueda tener para el futuro de sus empresas. El equilibrio es complejo.

Por eso uno de los escollos fundamentales ha sido el famoso “level playing field”. La UE quiere que las empresas europeas y británicas jueguen con las mismas reglas, en las mismas condiciones, sobre todo en el que se refiere a estándares laborales, medioambientales y fiscales, pero también las ayudas de estado. Reino Unido estaría, en principio, dispuesto a aceptarlo. Pero Bruselas no se fía de un alejamiento progresivo en el futuro que pueda acabar generando problemas de competencia y quiere introducir una suerte de sistemas de arbitraje independiente que vigile estas cuestiones. Algo que Londres rechaza de plano.

Reino Unido es demasiado grande y está demasiado cerca. A Bruselas le preocupa, y mucho, el impacto que esto pueda tener para el futuro de sus empresas

“No solo necesitamos igualdad de condiciones para hoy, sino también para el futuro. Para ello necesitamos encontrar acuerdos sobre cómo puede reaccionar cada parte cuando la otra cambie su situación legal. De lo contrario, habrá situaciones de competencia desleal”, aseguró la canciller alemana Angela Merkel durante una intervención en el Bundestag para después reconocer que es el gran tema aún pendiente sobre la mesa.

Una nueva fecha límite

Esta es la enésima fecha limite que se dan los negociadores. Pero parece que será la última. De lograrse un acuerdo, la ratificación llevaría tiempo, tanto en Londres como en Bruselas. Y legisladores y capitales necesitan escudriñar el complejísimo texto legal antes de dar el visto bueno, que podría además necesitar del voto de los parlamentos de los 27, si se tratara de un texto mixto -en el que se incluyen competencias de la UE pero también compartidas-.

El Consejo Europeo se reúne este jueves. En el menú, desbloquear el presupuesto plurianual y el plan de recuperación que Polonia y Hungría mantienen aún secuestrado; tomar una decisión sobre el incremento del objetivo de reducción de emisiones de gases efecto invernadero de cara a 2030; abordar las crecientes tensiones con Turquía, el relanzamiento de las relaciones con Estados Unidos tras las elecciones y el avance en la integración económica y monetaria.

Según fuentes comunitarias, no habrá discusión sobre el Brexit. La presidenta de la Comisión Europea informará a los líderes sobre su cena con Johnson. Nada más. “No queremos ser arrastrados a un debate sobre eso”, apuntaba una alta fuente europea. Los 27 darán su visto bueno cuando haya un texto cerrado o asumirán que la negociación se ha acabado y consumarán el no acuerdo. Para eso tendrán que esperar, al menos, hasta el domingo.

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