Las universidades atizan a Bolsonaro: los recortes provocarán su cierre en 3 meses

Manifestantes por la Educación en Brasil
Manifestantes por la Educación en Brasil
EFE

A Jair Bolsonaro le ha salido un nuevo frente de batalla esta semana, a raíz de las convocatorias masivas que han tomado las calles de más de 170 ciudades de todo Brasil para protestar por los recortes en Educación impulsados desde el Gobierno y que supondrán 1.600 millones de euros menos (un 3,4% del presupuesto asignado) para la educación superior. Una merma que afectará especialmente a las universidades, que advierten al presidente del país de que, al contar con un 30% menos de presupuesto para gastos no obligatorios (todo lo que no sean sueldos ni pensiones), se condena al sistema educativo al cierre de las facultades y la suspensión de las clases el próximo septiembre.

Las protestas se centran en dos puntos clave de los recortes: por un lado, en el propio porcentaje del gasto no obligatorio que se ha visto comprometido, que los rectores de las universidades cifran en un 54% y no en un 30% como dice el Gobierno; por otro, en la forma autoritaria de lo que consideran un ataque frontal al sistema de Educación pública. En un primer momento, el ministro de Educación, Abraham Weintraub, anunciaba recortes del 30% solo para tres universidades arguyendo que las instituciones académicas se habían dedicado a organizar actividades políticas. Horas después, el ministro rectificaba ante los evidentes signos de inconstitucionalidad de la medida. Su solución fue extender el recorte (renombrado como "congelamiento") a todas las universidades del país.

Aunque se supone que el recorte afecta a partidas no esenciales, lo cierto es que la merma se extiende al presupuesto destinado a servicios básicos como agua, luz, seguridad, limpieza, así como a las actividades de laboratorio, investigación y buena parte de las becas. Por todo ello, cientos de miles de personas de todas las ideologías y estratos sociales se han concentrado durante estos días en calles y plazas de más de 170 ciudades de Brasil, reclamando que se reviertan los recortes educativos. Se calcula que solo en Sao Paulo se han llegado a reunir unas 250.000 personas en alguna de las marchas.

Segunda ola de protestas contra los recortes educativos

Se trata de la segunda ola de protestas contra los recortes educativos, pero las marchas de esta semana han perdido algo de fuerza en comparación con las del pasado 15 de mayo, cuando se registraron concentraciones en unas 200 localidades de todos los estados brasileños. Este jueves, con pancartas con lemas como "Fuera Bolsonaro" o "La educación resiste", los estudiantes han vuelto a expresar sus críticas y su descontento para con el Gobierno, después del bloqueo de recursos que anunció a principios de mes para el ámbito educativo.

La mayoría de las manifestaciones se desarrollaron este jueves de manera pacífica, a excepción de la capital del país, Brasilia, donde policías usaron gas pimienta para contener un enfrentamiento con algunos manifestantes por la detención de un hombre que iba encapuchado. También se vivieron algunos momentos de tensión en Natal, capital del estado de Río Grande do Norte (nordeste), donde seguidores de Bolsonaro chocaron con algunos participantes de las marchas en defensa de la educación.

El ministro de Educación, Abraham Weintraub, se refirió a esta segunda jornada de protestas con un vídeo en las redes sociales a modo de parodia de 'Cantando bajo la lluvia' en el que no hizo alusión a las demandas de los estudiantes y denunció, con base a supuestas cartas de padres, que algunos profesores "están coaccionando" a sus alumnos para ir a las marchas, y animó a denunciar públicamente esas acciones. "Eso es ilegal, eso no puede pasar y vamos a tomar las debidas medidas legales. El Ministerio de Educación está en un esfuerzo muy grande para que el ambiente escolar no sea perjudicado por una guerra ideológica", añadió el ministro.

Más tarde, desde el propio Ministerio de Educación se  "ninguna institución de educación pública tiene prerrogativa legal para incentivar movimientos político-partidarios y promover la participación de alumnos en manifestaciones". También afirmó que profesores, alumnos y padres "no son autorizados a divulgar y estimular protestas durante el horario escolar". Por su parte, Bolsonaro, quien tildó de "idiotas útiles" a los brasileños que participaron en las primeras protestas, no se pronunció directamente sobre estas segundas, aunque reiteró hoy en Facebook su intención de destinar las multas que pagará la estatal Petrobras por sus corruptelas a los ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología.

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