Unos padres de EEUU demandan a su hija enferma terminal para evitar que los médicos cumplan su deseo de morir

    • La joven, de 28 años, ha pedido a los doctores que desconecten las máquinas que la mantienen con vida.

    • Sus progenitores se oponen a la decisión ya que lo considerarían "un suicidio" y condenaría a su hija "al infierno".

Unos padres de EEUU demandan a su hija enferma terminal para evitar que los médicos cumplan su deseo de morir
Unos padres de EEUU demandan a su hija enferma terminal para evitar que los médicos cumplan su deseo de morir
Photaki

"Quiero morir". Esas son las únicas palabras que desde hace días salen de la boca de Grace Sung Eun Lee, una joven neoyorquina de 28 años enferma terminal de cáncer que ha pedido a los médicos que la desconecten de las máquinas que desde el pasado 3 de septiembre la mantienen con vida, paralizada de cuello para abajo, en una cama del Hospital North Shore de Long Island. Sin embargo, a Grace no le resultará sencillo poner punto y final a su sufrimiento.

Sus padres, Manho Lee y Jin-ah Lee, se oponen a la desconexión de su hija argumentando que se encuentra deprimida e incapacitada para tomar semejante decisión pese a que los médicos que la tratan afirman lo contrario. Según los doctores, a pesar del tumor que tiene localizado en el cerebro, la joven "es consciente y ha manifestado claramente su deseo". Pero los Lee han acudido a los tribunales para impedirlo.

De ascendencia coreana y pastor de la Iglesia Baptista de Antioquía en Nueva York, Manho Lee cree que si los médicos cumplen con las instrucciones de Grace, su religión lo consideraría "un suicidio" y su hija estaría inevitablemente condenada "al infierno", según ha declarado al diario 'New York Daily News'. Para evitarlo ha demandado a su propia hija y a sus cuidadores ante el tribunal de distrito de Nassau en Long Island.

La intención del reverendo Lee y su esposa es que un tribunal declare a su hija mentalmente incapaz y les permita a ellos decidir sobre su futuro. "Creemos que nuestra hija está sometida a una medicación muy fuerte y está incapacitada para tomar sus propias decisiones", aseguró ayer el padre ante los medios de comunicación.

Los médicos no están de acuerdo. Dana Lustbader, jefa de cuidados paliativos del Hospital North Shore, ha testificado ante el juez que "Grace se emociona cada vez que piensa la muerte, pero cada día nos ruega que desconectemos el tubo por el que respira".

Cuestión de tiempo

Hasta el pasado otoño, Grace Sung Eun Lee era una vital joven de 28 años con una carrera prometedora en el mundo de las finanzas. De adolescente había llegado a la Gran Manzana junto a su familia y, tras licenciarse en la Universidad de Carolina del Norte, encontró trabajo en Bank of America. Poco después la ascendieron a directora de sucursal.

Mientras se entrenaba para correr la maratón de la ciudad, Grace se encontró indispuesta. Se sometió a distintas pruebas médicas y sólo un mes antes de la carrera le diagnosticaron un tumor cerebral.

Se sometió a tratamientos de radiación y quimioterapia, pero la enfermedad no remitió y a principios del pasado verano ya apenas podía moverse. El 3 de septiembre sufrió un ataque y una ambulancia la trasladó al hospital, del que ya no ha salido.

Los médicos la entubaron y la trasladaron a la unidad de cuidados paliativos: la gravedad de la patología hace que la esperanza de vida sea de sólo unas pocas semanas. Demasiado tiempo para Grace, que quiere morir cuanto antes, aunque sea a costa de enfrentarse a su familia y sus creencias.

Lucha judicial

El caso reavivado la vieja polémica sobre los límites del sufrimiento humano, la ética médica y la religión. Mientras la familia y los médicos que tratan a Grace se enfrentan en una sala de juicios, la joven continúa su sufrimiento en una cama de hospital en la que casi lo único que puede hacer es parpadear.

La batalla judicial se inició la noche del pasado 23 de septiembre. Cuando fue a visitar a su hija, Jin-ah Lee se encontró a Grace charlando con una enfermera sobre cómo a la mañana siguiente desconectarían el tubo de respiración artificial.

Aquello desató la furia de la los padres, que inmediatamente llamaron a la policía. Los médicos decidieron posponer la desconexión unas horas, tiempo que aprovechó la familia para poner una demanda en el juzgado e iniciar un proceso legal que deja en manos de un juez el cumplimiento o no de la última voluntad de la joven.

En primera instancia, el magistrado Thomas Phelan aseguró que "aunque mi corazón está con los padres" debía fallar a favor de su hija "y dejar a Grace en las manos de Dios". Los Lee no perdieron el tiempo y apelaron la decisión. El caso pasará ahora a la corte federal de apelaciones y, eventualmente, podría llegar al Tribunal Supremo si Grace no fallece antes por causas naturales.

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Roberto Arnaz
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