La venezolana que lloró pidiendo ayuda: “No soy activista política, soy el pueblo hambriento”

  • Conmovió a las redes sociales con una desesperada denuncia sobre las condiciones económicas que vive a diario la gente en Venezuela.

    “Nunca imaginé que mi mensaje iba a tener semejante repercusión; ni mi esposo sabía que lo había hecho”, explica a lainformacion.com

La venezolana que lloró pidiendo ayuda: “No soy activista política, soy el pueblo hambriento”
La venezolana que lloró pidiendo ayuda: “No soy activista política, soy el pueblo hambriento”
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Patricia Tagliaferri, la venezolana que conmovió al mundo con un vídeo que compartió en las redes sociales, atiende la llamada de lainformacion.com aún en estado de shock. “Nunca imaginé que mi mensaje iba a tener semejante repercusión; ni mi esposo sabía que lo había hecho”.

A las pocas horas empezaron a lloverle las llamadas; al principio, de sus allegados, pero después de medios de comunicación de todo el mundo: Colombia, Brasil, España… “Imagínate, lo había compartido con mis familiares y amigos, pero mucho otra gente se sintió identificada. Lamentablemente, esta es la situación que vivimos muchos venezolanos”.

(Te interesa leer: "¡Por favor, compartan este video!" El grito desesperado de una funcionaria venezolana)

Patricia no pretende convertir su queja en un ataque político. Aunque no ha sido simpatizante del proceso bolivariano, no se considera una activista política por haber difundido este mensaje. “Yo no soy ninguna activista, y soy pueblo, el pueblo hambriento”.

No cree que pueda producirse un movimiento militar que desaloje a Maduro del poder, pero sí reconoce “tener fe en el revocatorio” que el presidente venezolano intenta esquivar por todos los medios posibles.

En el vídeo de Patricia no hubo premeditación alguna. Había vivido una mañana muy dura. Se despertó temprano para comprar pañales. A pesar de todos sus esfuerzos, no logró comprar pañales para su hijo de dos años sino a un precio diez veces más caro del habitual. Después, le robaron el coche a punta de pistola, cuando estaba en compañía de su esposo e hijo. En el vídeo explicaba entre sollozos que tuvieron que rogar a los delincuentes para que les perdonaran la vida.Llamadas de todo el mundo

Le acababan de sustraer el bien material más preciado de la familia. Era la única esperanza que tenían para salir del país, si conseguían venderlo. Ya no disponían de ningún recurso más. “Entonces me senté, agarré mi celular, hice el video y lo publiqué”, cuenta Patricia. “Todo fue muy rápido, muy impulsivo, porque había tenido un día horrible. Mi esposo también está consternado".

A las cinco horas, Patricia revisó su video y comprobó que había acumulado más de 5.000 visualizaciones. “Aquí los medios de comunicación están silenciados, pero las redes sociales no”. En las horas siguientes recibió llamadas de medios de comunicación extranjeros: Brasil, España, Colombia… Patricia estaba cumpliendo su objetivo. “En Venezuela todos sabemos lo que está pasando, pero creo que en el resto del mundo la gente no es totalmente consciente de lo que ocurre aquí en el día a día”. Ese fue el motivo que le llevó a grabar el video.

Pero no todo han sido felicitaciones. El grito de desesperado de Patricia también ha motivado insultos y amenazas que no se han detenido en su persona. “¡Han amenazado a mi hijo pequeño, de dos años!, ¿qué culpa tiene él?”, llegó a confesar a una televisión colombiana.

También teme por su empleo, pues trabaja como funcionaria pública. Aunque se siente apoyada por sus compañeros de trabajo, teme que en cualquier momento le caiga una llamada comunicándole el despido.

Tampoco alberga ninguna esperanza de que la policía capture a los delincuentes que le robaron el coche. "No, no me queda ni la esperanza de saber quién me lo ha robado: aquí hay mucha impunidad".

Entre los miles de mensajes que han apoyado a Patricia, no han faltado quienes han ofrecido ayuda desinteresada para aliviar la situación de estrechez en la que vive. Pero ella prefiere reconducir esas nobles intenciones. “Afortunadamente, yo tengo familia en el extranjero que me ayuda, pero no todo el mundo puede hacerlo así: quisiera crear una fundación para canalizar toda esas aportaciones que pueda donar la gente desde el exterior”.

Sigue @martinalgarra//

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