La salida de 1945 sí fue un reto

"El virus se cargará la UE" y otras frases catastróficas que nunca fueron verdad

  • Pensadores y economistas anuncian un futuro negro para los europeos debido a los efectos del coronavirus pero sus comparaciones exageran.
"El virus se cargará la UE" y otras frases catastróficas que se olvidan de 1945
"El virus se cargará la UE" y otras frases catastróficas que se olvidan de 1945
La Información

La Unión Europea se deshará y volveremos a los estados nacionales, el euro desaparecerá, surgirán los populismos extremistas, se cerrarán las fronteras a personas y productos, se impondrán las visas de viajes, importaremos menos productos y fabricaremos más en casa, los separatismos tomarán fuerza, una ola de hambre recorrerá el continente, habrá conflictos internos y externos, estallarán violentas manifestaciones, se romperán todas las alianzas entre países, se disparará la inflación, caerán los salarios, se hundirán las economías, aumentará el paro, volverá el comunismo, retornarán las tiranías y hasta es posible que surjan guerras.

Más o menos ese es el panorama que pintan economistas, filósofos y expertos como Slavoj Žižek (la solución será una nueva forma de comunismo), Byung Chul Han (Europa está fracasando), pasando por Niño Becerra (habrá menos Europa), o Francis Fukuyama (se ha reabierto la división norte sur de Europa). El cronómetro se ha puesto en marcha y ya no hay quien lo pare. Cuando empecemos a salir de la cuarentena, también comenzará el último día de Europa, nos acercaremos al Día del Juicio Final y nos convertiremos en una de esas distopías que circulan ya en forma de novelas, y que dibujan un Post-Mundo apocalíptico.

Puesto que cuando el mundo se desmorona, el pueblo busca filósofos, en televisión triunfan las entrevistas a visionarios que anuncian la caída de Europa, y las editoriales llaman a los pensadores para que escriban a toda prisa manuales que interpreten qué nos está pasando, y cuándo va a caer todo este tinglado llamado Unión Europea.

Pero, ¿qué habría pasado en este continente si no existiera la Unión Europea? Para empezar hay que leer libros de historia que nos cuenten cómo era Europa antes de Europa. Tony Judt escribió en 2005 el libro 'Post War' ('Posguerra' en español) donde relató qué sucedió después del fin de la contienda, hace 75 años, lo cual se podía expresar en una imagen que vemos en los libros: ciudades devastadas. "Las ciudades en ruinas eran la evidencia más obvia (y fotogénica) de la devastación, y llegaron a servir como una taquigrafía visual universal para la pena de la guerra. Debido a que gran parte del daño se había hecho en casas y edificios de apartamentos, y como resultado había tanta gente sin hogar (aproximadamente 25 millones de personas en la Unión Soviética, otros 20 millones en Alemania, 500.000 de ellos solo en Hamburgo), el paisaje urbano cubierto de escombros fue el recordatorio más inmediato de la guerra que acababa de terminar".

Las carreteras, vías de tren, tranvías, teléfonos, puertos y aeropuertos estaban arrasadas. Millones de europeos fueron desplazados de sus hogares por culpa de la devastación, las represalias y las persecuciones. En vidas humanas, la guerra se cobró 50 millones de personas, casi la mitad de las cuales fueron civiles. A la brutal invasión de las tropas alemanas hacia el este de Europa, le siguió la implacable expansión de las tropas rusas hacia el oeste, quienes arrasaron ciudades sin dejar vivas a mujeres, hombres o niños, y que perpetraron cientos de miles de violaciones, hasta llegar a Berlín, como cuenta Anthony Beevor en su libro 'Berlín'.

Cientos de miles de niños se criaron sin padre ni madre, pues ambos habían fallecido en la guerra, o la inmediata posguerra. Uno de esos niños fue Gerhard Schroeder, futuro canciller de Alemania. El hambre fue la protagonista de la posguerra. Ya antes de que terminara el conflicto habían muerto de hambre millones de europeos en campos de concentración alemanes o rusos. Después de la guerra siguieron muriendo de hambre porque muchas cosechas habían sido arrasadas.

La gente de las ciudades iba al campo a cambiar enseres por hortalizas. En Berlín, la moneda más usada eran los cigarrillos norteamericanos, que funcionaban mejor que el marco. En muchos casos las mujeres se tenían que prostituir para mantener a la familia, y así se entregaban a los soldados de las tropas de ocupación, como lo revela la novela biográfica anónima 'Una mujer en Berlín'. Se cumplía así el dicho que circuló por Alemania en años anteriores: "Mejor disfruta la guerra porque la paz será peor".

Toda clase de epidemias y enfermedades arrasaron Europa. Glaucoma en Grecia. Disentería en Checoeslovaquia. Tuberculosis en Alemania y Francia. Además, la falta de leche causaba una mortandad elevada en la población infantil, especialmente en Austria. En Reino Unido, las familias hacían colas con sus hijos para obtener una sopa caliente al día.

En resumen, era difícil encontrar una familia que no hubiera perdido a un hombre, una mujer, un niño, una casa, una tienda, una factoría o una mansión. Todo el mundo sufrió las duras consecuencias de la contienda más dura de la historia.

Al final de aquella guerra, se modificaron las fronteras de Europa, millones de personas fueron desarraigadas de sus poblaciones, y murieron más millones de personas de todas las nacionalidades y etnias, desde judíos, hasta cosacos, desde rusos hasta franceses. Fue una contienda devastadora, con una posguerra cruel, dura y que siguió cobrándose vidas durante muchos años.

Conscientes de esa devastación, en 1950 varios líderes europeos firmaron un pacto para no volver a cometer esos errores y dar nacimiento a una nueva idea política: la Europa que tenemos ahora. Se cumplen 70 años del proyecto que nació de un discurso que el ministro de Exteriores de Francia, Schuman, pronunció en 1950, donde propuso la creación de una comunidad de países basadas en el intercambio de dos productos: carbón y acero.

Se llamó CECA (Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo), y sería el embrión de lo que hoy llamamos Unión Europea, con 28 países unidos en un proyecto político, económico y social que ha dado el mayor periodo de paz de la historia de este continente. El más prolongado.

Un proyecto que parece tambalearse por el ataque de un virus que está causando víctimas mortales, y que está diezmando a las economías. Pero a pesar de su crudeza, ni el número de víctimas, ni el colapso económico, ni la diifíci recuperación que se avecina se pueden comparar con lo que sucedió en Europa en 1945. Aquello era un continente destruido, laminado, y con muchos más millones de muertos y enfermos. De aquella crisis se tardaron muchos años en salir porque los bienes de equipo, las comunicaciones, las infraestructuras y las propiedades estaban destruidas, algunas para siempre. Y la población, diezmada.

Pero hoy día las infraestructuras están intactas, las comunicaciones indemnes, las propiedades, intocables, y el porcentaje de población enfermo o fallecido es mínimo comparado con aquellas cifras.

Precisamente porque la Segunda Guerra Mundial y la posguerra fueron tan crueles y devastadores periodos, la medicina para curarlo fue contundente: unirse para que no volviera el virus de las guerras. Era necesario.

En estos 70 años (y a 75 de la Segunda Guerra), la UE ha logrado crear la segunda potencia económica del globo, la segunda moneda más sólida del planeta, el sistema sanitario más avanzado, el sistema de intercambio de ciudadanos más fluido entre naciones (Schengen), el sistema de equilibro económico más ambicioso para igualar las diferencias de renta (Fondos de Cohesión), es la tercer mayor potencia en el comercio internacional, con una agricultura que exporta más de lo que consume, con el programa de intercambio estudiantil más extenso del mundo (Erasmus), uno de los mayores proyectos espaciales de planeta, con las mejores industrias de coches y de aviones del mundo, con la mayor potencia de fuego financiera para ayudar a países con problemas, y tras haber realizado la mayor unificación política de la historia sin mediar un disparo.

Es decir, a lo largo de estos 70 años todo ello se logró por culpa de la peor guerra en la historia de Europa. Pero ahora sin guerra, parece que se desmoronan los fundamentos de la UE ante el ataque de un virus que sirve a muchos pensadores para vaticinar el fin de aquel invento.

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