Vuelve la era talibán a Herat

  • Una nueva asociación afgana con sede en Herat que dice promover la vuelta a la moralidad, quiere retirar las voces femeninas de la radio y numerosos programas de entretenimiento que han llegado a las televisiones del país después de la caída del régimen talibán. Los conservadores culpan a las mujeres y a la influencia occidental de promover la corrupción. Y algunos medios de comunicación de la ciudad están de acuerdo.
Jean MacKenzie y Rateb Muzhda | GlobalPost

(Herat, Afganistán). Ah, Herat, la joya de Afganistán, una ciudad tan inmersa en la cultura que alguna vez se dijo que “no se podía sacar un pie [a la calle] sin darle una patada a un poeta”. Sin embargo, hoy la ciudad también acoge a un grupo defensor de la censura que está decidido a imponer restricciones a la vida cultural, al más puro estilo talibán.

La “Asociación de la Moralidad y el Conocimiento”, instalada recientemente en Herat, desea prohibir las voces femeninas en la radio, acabar con la “corrupción” de los culebrones y películas extranjeras que ven los afganos cada noche y, en general, obligar a que los medios de comunicación vuelvan a estar en línea con “los principios islámicos y la cultura afgana”.

“Nuestros enemigos impulsan a nuestros jóvenes a ir a prostíbulos y hacen que nuestras mujeres pierdan el pudor. Promueven las apuestas, la bebida y el lujo. Destruyen nuestra economía y se burlan de nuestra religión. Lo hacen a través de los medios de comunicación”, proclaman los carteles de la organización por todos los rincones de Herat.

La asociación tiene unos 60 voluntarios, según explica Aminullah Mohtasem, su director. “Ha habido tal aumento de la corrupción desde que los extranjeros llegaron a Afganistán que finalmente tuvimos que informar a la población sobre todos estos peligros”, afirma Mohtasem. “Estamos llevando a cabo programas de concienciación para tratar de resolver, de alguna manera, estos problemas”.

Según Mohtasem, la asociación es privada y cuenta con el apoyo de “gente buena”, pero se niega a dar más detalles.

En las últimas semanas, la asociación ha intensificado una campaña contra los medios de comunicación y les ha presionado para que apliquen una interpretación más estricta de la cultura islámica a la hora de seleccionar su programación y entretenimiento. Se oponen principalmente a las cantantes femeninas que, según ellos, están prohibidas por la ley islámica. También quieren acabar con los populares culebrones extranjeros que cada noche mantienen a los afganos de todo el país pegados al televisor.

“Luchamos contra la corrupción”, afirma Zia Ahmad Fazeli, voluntario de la asociación. “Enviamos grupos a las mezquitas, a las escuelas y a otros lugares públicos para hablar sobre el daño que provocan todos estos programas anti-islámicos y anti-afganos”, añade.

Las instituciones religiosas de Herat apoyan sin reservas al movimiento. “Este programa es necesario para reformar la sociedad”, expresa Mir Farooq Husseini, que se presenta a sí mismo como el portavoz de los consejos religiosos de la parte occidental del país. “El peligro de los medios de comunicación es mayor que el que representan las fuerzas extranjeras en Afganistán”. Según Husseini, la asociación enviará tres advertencias a los medios infractores. Si no cambian, entonces analizarán otras medidas.

Sin embargo, Nematullah Sarwari, director del Departamento de Información y Cultura en Herat, recuerda que cualquier decisión relacionada con los medios de comunicación es competencia del gobierno provincial y no de organizaciones privadas. “Ningún grupo puede cambiar la política del Gobierno, porque ésta se basa en la Constitución”, afirma. “Existen muchos medios de comunicación en la provincia de Herat que no difunden programas que promueven la corrupción”, explica. “En este sentido, nuestra oficina no ha recibido ninguna reclamación del Consejo de Sabios de la Religión”.

Sarwari, cuyo departamento supervisa a los medios, se muestra cauteloso pero expresa su apoyo a los objetivos de la asociación. “Si este movimiento es auténtico, y no está siendo manipulado por nadie, cooperaremos con ellos”, afirma. “Nosotros también queremos acabar con la corrupción en nuestra sociedad”.

Herat, considerada normalmente más flexible en temas religiosos, ha brindado un apoyo inesperado a la asociación. La provincia siempre se opuso a los talibanes y a sus políticas restrictivas contra las mujeres y el entretenimiento. Además, por ser una zona limítrofe con Irán, siempre se ha notado la influencia de su vecino, más grande y próspero. Los iraníes, en su gran mayoría chiíes, despreciaban a los talibanes suníes que gobernaban Afganistán. Pero los talibanes no son la única fuerza social y religiosa conservadora del país.

Muchos de los medios de comunicación de la provincia de Herat están de acuerdo con los valores de la asociación. “Difundir voces femeninas y mostrar a mujeres bailando son actos que promueven la corrupción en la sociedad”, afirma Khalil Ahmad, editor de radio Faryad. “Nuestra radio intenta evitar las voces femeninas para no tener problemas con los grupos religiosos”.

Ahmad acusa a los medios de comunicación de todos los problemas que afectan a Herat. “Las chicas huyen de casa, los chicos se inclinan por la inmoralidad y la promiscuidad y hay un aumento de la delincuencia en la provincia, todo eso es un tema de gran preocupación”, afirma. “La principal causa de estos problemas son los medios de comunicación. Radio Faryad ya realiza esfuerzos para reducir la corrupción en la sociedad y lucha contra la invasión de la cultura extranjera”.

Homaira Habib, directora de radio Sahar, la única radio femenina de Herat, también apoya a la asociación. “Creo que sus actividades ayudarán a fortalecer la verdadera cultura del país y promover la difusión de temas religiosos en los medios de comunicación. Se acabarán los aspectos negativos de la cultura extranjera, que promueven la corrupción”. Habib se niega a confirmar si las cantantes femeninas desaparecerán por completo de radio Sahar.

Existen, obviamente, algunas voces que se oponen al creciente conservadurismo entre los medios de comunicación de Herat. Abdul Qadir Rahimi, director regional de la Comisión de Derechos Humanos, sostiene que la asociación debería dejar de atacar a los medios y prestar más atención a la legislación. “La Constitución de Afganistán le da derecho a las mujeres a expresarse a través de las canciones. Si grupos como éste actúan fuera del marco de la ley, se creará una situación de caos”.

El artículo 22 de la Carta Magna prohíbe todo tipo de discriminación que tenga su origen en el género y establece que hombres y mujeres tendrán iguales derechos y privilegios ante la ley. Pero se trata de una provisión que es más evidente cuando se infringe que cuando se respeta.

En la vida diaria, las mujeres afrontan una serie de restricciones que se no aprecian entre los varones, un hecho que disgusta a Adela Kabiri, profesora de periodismo de la Universidad de Herat. “Cuando la gente habla de corrupción en la sociedad, siempre culpan a la mujer”, afirma. “Dicen que las mujeres no deberían cantar, que deberían llevar el hiyab (el velo islámico). ¿No cantan los hombres? ¿No aparecen con la cabeza descubierta? El demonio es el demonio, ya sea un hombre o una mujer [quien actúe]”, sentencia.

El analista político Basir Begzad se opone tajantemente a la Asociación de la Moralidad y el Conocimiento y señala que sus actividades son un ataque a la democracia. También atribuye su aparición a “los países vecinos”, que en este caso, es Irán. “Si los medios de comunicación no tienen libertad en una sociedad, se va hacia la dictadura y el despotismo”, afirma. “Esta asociación no es diferente del Amr-e-bel Maruf [el Comité para la Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud] del gobierno talibán. Ha sido probablemente organizada por algunos países vecinos que se oponen a la presencia de la comunidad internacional en Afganistán. Por lo tanto, están atentando contra la democracia afgana”.

Para Jawad Tabesh, un destacado músico de Herat, la asociación libra una batalla perdida. Tabesh dirige uno de las pocas escuelas de música para mujeres. “La Asociación de la Moralidad y el Conocimiento no puede detener la música en Afganistán”, afirma. “Les guste o no, el mundo avanza. La gente puede ver y escuchar lo que quiera a través de la televisión por cable, antenas parabólicas e internet. La asociación tiene derecho a tener su opinión, pero no a imponerla a otros. Quienes se oponen a que las mujeres canten, deberían dedicarse a sus propias cosas y nosotros a las nuestras. Que se ocupen de sí mismos, no de todos”.

Mina Ahmadi, de 20 años, lleva dos años en clases de solfeo. “Quiero decir a esta gente que lo único que están haciendo es dañarse a sí mismos. Hay muchos otros delitos. ¿Cantar es la mayor corrupción?”, pregunta.

A Omed Samim, otro músico de Herat de 22 años, no le preocupa en lo más mínimo la Asociación. “Estas acciones no pueden impedir que las chicas canten”, explica. “Tendrían que cerrar todos los canales de televisión y todas las radios. Ahora la gente simplemente elige y cambia de canal”.

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