OPINION

Ajo y agua: el terco Sánchez está aquí

Pedro Sánchez, en el mitin de Barcelona, PSOE
Pedro Sánchez, en el mitin de Barcelona, PSOE
EFE

Mire la foto que ilustra este artículo. Es Pedro Sánchez. ¿Qué es lo que ve en ella? ¿Un líder? ¿Un indocumentado? ¿Un presidente sólido? ¿Un estadista? ¿Un chisgarabís? ¿Un okupa? ¿La esperanza blanca? ¿Un usurpador de tesis?

Vea lo que vea, acostúmbrese: será el próximo presidente del Gobierno. Sánchez viene de atravesar el desierto socialista -en el que ha enterrado entre espinosos cáctus a Eduardo Madina, Patxi López, Susana Díaz, Tomás Gómez...- y ha encontrado un oasis con agua tras un periplo que pocos políticos habrían aguantado. Ha llegado tras librar mil guerras de fuego amigo en Ferraz y en el Congreso de los Diputados y ahora le toca coger aire. La terquedad es una virtud en Sánchez y en su constancia y perseverancia ha tocado pelo.

La primera bocanada de oxígeno puro se la han dado las elecciones generales, en las que el PSOE del que es secretario general ha obtenido un resultado digno, a la vista de la catástrofe de los morados de Pablo Iglesias, del pinchazo sobre lo esperado de Albert Rivera y Santiago Abascal y del naufragio de Pablo Casado, donde el charrán que sobrevuela en Génova ha perdido muchas plumas.

Las previsiones para la europeas le vuelven a dar un espaldarazo. El sondeo de Metroscopia que publica hoy La Información otorga al PSOE 18 escaños en el Parlamento Europeo, frente a 11 del PP, 8 de Podemos, 9 de Ciudadanos y 4 de Vox; Ahora República (Oriol Junqueras) y Lliures (Carles Puigdemont) obtendrían dos asientos, respectivamente.

Esto, en Europa. Pero los sondeos presagian también el triunfo del PSOE en bastiones históricos del PP como Madrid, donde Ángel Gabilondo -otro perseverante- mandaría a la oposición a Isabel Díaz Ayuso, que ha heredado una bandera que pesa como una losa. Todo apunta a que el ascenso socialista será generalizado: cuando los demás pierden, Sánchez gana.

El repunte se verá en otras comunidades autónomas y también en los principales ayuntamientos. Tal vez los de Sánchez no gobiernen pero ganarán terreno sobre sus rivales, a izquierda y derecha.

Sánchez, en Moncloa, es más Sánchez que aquel de los pasillos intrigantes del Congreso y encaja los golpes en el mentón como si nada. Si ayer le tumban la designación de Miquel Iceta al Senado, él no tuerce el gesto: para cortar el bacalao en Bailén ya pondrá a otro; y a Iceta, que tendrá un mosqueo subido, ya le premiará con un ministerio si se tensa mucho la cuerda.

Complicados asuntos va a tener Pedro Sánchez ocupando su mesa: el pulso de los independentistas catalanes en Cataluña; el pulso de los independentistas catalanes fuera de Cataluña; tocar o no la Constitución; combatir el paro; salvar las pensiones; mejorar la imagen exterior de España; entenderse con el Ibex... No hay problema: Sánchez ha venido de la guerra para reinar. Ajo y agua. O no.

P.D.- La elaboración de las listas del PSOE para municipales y autonómicas ya descontaba el posible crecimiento en votos de los de Ferraz. Algunas piezas de peso han ido en posiciones retrasadas, con el convencimiento de que saldrán. Justo lo contrario de lo que le ha pasado, por ejemplo, a la popular Mari Mar Blanco, que saldrá finalmente en la foto por la renuncia de Daniel Lacalle, a quien el sueño político de ser ministro le ha durado lo justo: un suspiro.

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