OPINION

El Barcelona-Real Madrid, la mejor publicidad para el independentismo

El Camp Nou, estadio del FC Barcelona, en día de partido.
El Camp Nou, estadio del FC Barcelona, en día de partido.
FCB - Archivo

La tensión independentista catalana se ha infiltrado en el hacer cotidiano de los españoles. Cuando no son los arreones que lanza desde el extranjero el huido Carles Puigdemont, son las amenazas del 'president' Torra o los mensajes lanzados desde prisión por los políticos encarcelados. La gota china secesionista tal vez no cale más de lo que ya ha calado pero revienta con su reiteración los nervios del más tranquilo.

Las empresas y los trabajadores nadan en ese mar que han llenado de esteladas aquellos que pretenden la hoy imposible separación de Cataluña de España. Los rupturistas han tomado posiciones, dejando meridianamente claro que lo importante es el objetivo político, dejando al margen las cuentas y negocios, lo que es una tremenda contradicción difícil de entender. También Cataluña ha vivido la marcha de empleados a otras comunidades autónomas: la secesión genera inseguridad y miedos hasta el extremo de que hay quien ha hecho las maletas para decir 'adéu'.

El independentismo lo impregna todo en Cataluña. Nada escapa a su ambiente envolvente. En el Parlament no se mueve un papel ni se toma una decisión desde hace meses, siendo generosos, en temas sociales, empleo, sanidad... Nada se hace que no tenga que ver de una o de otra manera con el 'conflicto con España'. El secesionismo ha secuestrado a la sociedad catalana en una espiral sin salida. Todo tiene el tufo de la secesión. Ahí está también el deporte, que en el caso del fútbol profesional alcanza tintes grotescos. ¿Qué está pasando si no con motivo del Clásico, el Barcelona-Real Madrid que se celebrará a las 20 horas del próximo miércoles 18 de diciembre en la Ciudad Condal?

Ya fue necesario suspender el encuentro, que debiera haber tenido lugar el 26 de octubre, ante la virulencia secesionista que hacía imposible garantizar la seguridad en Barcelona después de que se diese a conocer la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba a los presos del 'procés'. Ahora, el encuentro entre blaugranas y merengues vuelve a salir a escena. Y vuelve a haber tensión.

Tsunami Democràtic ha invitado al independentismo a concentrarse en las inmediaciones del estadio del Barcelona, para lo cual se fletarán autocares a precios económicos para viajar desde un buen número de ciudades catalanas. En el madridismo hay cautela, dado que pese al enorme despliegue policial que habrá, no es descartable algún incidente en los trayectos en autocar o dentro del mismo Camp Nou, como podría ser una hipotética invasión del terreno de juego.

En Tsunami quieren aprovechar la visita de los de Zidane para lanzar un mensaje no solo al resto de España, sino a millones de personas en todo el mundo que estarán pendientes de uno de los choques deportivos más esperados del año. En definitiva, usar el partido como trampolín para exigir que el Gobierno de España se siente a negociar una salida política para Cataluña que satisfaga al independentismo.

Es la gran ocasión de los independentistas para pisar el acelerador y presionar al nuevo Gobierno, cuando lo haya. Qué mejor manera que televisar la protesta y abofetear al Estado acusándole de no negociar. Aparecer como víctima en el exterior ha sido uno de los objetivos históricos de todos los separatismos. En el caso de Cataluña, la movilización en el Camp Nou superará el impacto de cualquier embajada o cualquier discurso. Las proclamas de Puigdemont y de Torra parecerán una broma si Tsunami Democràtic culmina su acción. Siempre fue bueno tener aliados fuera de las propias fronteras, sembrando la duda. 

Tsunami inundará muy probablemente las calles de Barcelona y tratará de desplegar una pancarta en la grada: "Es muy fácil que el partido se juegue con normalidad: es necesario garantizar la presencia del 'Spain Sit And Talk' en las gradas y en el terreno de juego", ha escrito la plataforma hace unos días en Twitter. Parece algo casi infantil: una simple pancarta. Una simple pancarta que puede convertirse en un tremendo puñetazo en la cara de España.

Dudo mucho que la protesta llegue a niveles que obliguen a la intervención policial. Se celebrará el Barcelona-Real Madrid y veremos en vivo y en directo hasta dónde llegan las influencias de Tsunami Democràtic. El palco acogerá personalidades -habrá que estar atentos-, el balón rodará por el césped y, quién sabe... lo mismo gana el Madrid.

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