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Cómo saber si le va a tocar (o no) la lotería

Un macabro sorteo en el que el premio es la enfermedad, las secuelas de salud o, a veces, la muerte está a punto de poner en marcha sus bombos: la banca siempre gana.

Lotería de Navidad 2011. Esta Navidad se reparte el Gordo más gordo
Cómo saber si le va a tocar (o no) la lotería.

A los españoles nos viene a gustar el juego. Con la baraja de los oros, copas, espadas y bastos nos las vemos al tute, la brisca, el cinquillo, el mus, las siete y media, el chinchón... Con la francesa de corazones, picas, diamantes y tréboles practicamos bridge, blackjack, póker, canasta... Tenemos también cupón de la ONCE, Euromillones, Primitiva, Bonoloto, la Quiniela, bingos, locales de apuestas... Y, lógicamente, un índice de ludopatía importante que no diferencia ni por sexo ni por edad y que hunde en el fango a no pocos. La guinda anual en lo que a juego se refiere se repite todos los días 22 de diciembre, mañana mismo, cuando los bombos, las bolas y los niños cantores del colegio de San Ildefonso nos castiguen los tímpanos. Suerte es precisamente lo que hace falta para conseguir que el número de un décimo de la Lotería de Navidad salga agraciado con el premio máximo. Solo hay una posibilidad entre 100.000 de que usted se lleve el Gordo, pero soñar es gratis.

El juego de azar se llama así por algo. La RAE lo deja claro: "Juego cuyo resultado no depende de la habilidad o destreza de los jugadores, sino exclusivamente de la suerte; p. ej., la lotería". Blanco y en botella. En todos los juegos hay una parte mayor o menor de casualidad, si bien es cierto que algunos permiten la interacción del componente humano con el que es posible llegar a ganar aunque se parta con menos opciones que otros intervinientes. Los profesionales que cuentan cartas en las mesas de blacjack de los casinos (como hacía Dustin Hoffman en la ya clásica Rain Man) o los jugadores de póker Texas Holdem que estudian a sus rivales como entomólogos y ejecutan sus movimientos en función de las probabilidades numéricas de victoria (como Matt Damon en la estresante Rounders) ganan y palman pasta en una montaña rusa de vértigo que no pocas veces descarrila y conduce a los infiernos.

¿A qué velocidad saldrán de las bocas de los niños de San Ildefonso las gotículas de saliva al decir eso de 'miiiiiil eeeeeeuros'?

Los juegos de azar están hechos para que gane la banca: si los que participan pueden llegar a desplumar a los que regentan el negocio no hay negocio que valga. La Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado es un instrumento del Gobierno de España que depende del Ministerio de Hacienda que tutela María Jesús Montero. La SELAE es la gran ganadora de la Lotería Nacional, ya que recauda el 20% del importe de los premios superiores a 40.000 euros, cantidad por debajo de la cual el beneficiario está exento de tributación. Esto de pasar el cazo fiscalizador con la venta de décimos no es ni mucho menos de ahora; viene de lejos. La Lotería Nacional tal y como hoy la conocemos data de principios de 1800, aunque ya antes se le daba a los sorteos.

El 13 de febrero de 1812 se publicaba la 'Instrucción de la Lotería Nacional de España, que ha de establecerse en Cádiz' mediante la que se regulaban los sorteos, se describían los premios y se indicaba sin ambages el fin recaudatorio de la medida para mayor engorde de Hacienda. La reproducción que leerá a continuación es textual, incluyendo lo que hoy consideramos errores ortográficos: "Las Córtes generales y extraordinarias de la Nacion, enteradas del Proyecto que les fue presentado de una Lotería que se ha de nominar Nacional, y ha de ser igual á la que hace muchos años se halla establecida en Nueva-España; se sirvieron autorizar al Consejo de Regencia de España é Indias para que lo llevase á efecto del modo que considere mas útil y conveniente. En consecuencia, S. A. considerando que este puede ser un medio de aumentar los ingresos del Erario público sin quebranto de los contribuyentes, y atendiendo á que los fondos que se versen en este juego, sean manejados con fidelidad, sin agravio ni perjuicio del público interesado; para que estos fines se consigan, ha tenido por conveniente autorizar con su suprema aprobacion á los Señores D. Antonio Ranz Romanillos, Ministro Decano del Consejo Supremo de Hacienda, y D. Ciriaco Gonzalez Carvajal, del Consejo y Cámara de Indias, para Jueces Conservadores del establecimiento".

Hay una lotería en la que no existen décimos pero se llevan 'papeletas' que se pueden compartir con familia y allegados

Aquella lotería constaba de un fondo de 40.000 pesos fuertes (valor equivalente a un real de a ocho, un duro o cinco pesetas). De esta cantidad, 29.000 pesos fuertes se destinaban al abono de los 250 premios del sorteo, otros 1.000, a las aproximaciones y 10.000 pesos fuertes para la saca de Hacienda, limpios de polvo y paja. Como puede ver, la banca siempre ganaba (y gana): el beneficio del Estado era del 25% sin arriesgar una moneda de plata. El juego se extendió por Andalucía y se filtró por toda España. Y así, hasta hoy; o hasta mañana, que es el día del sorteo, sin duda uno de los más tristes de la historia: no habrá público, a nadie le tocará el Gordo en el Salón de Loterías, no habrá griteríos, los niños y niñas sanildefonsinos -en sus inicios eran pequeños huérfanos- que canten premios y números se quitarán las mascarillas solo en este preciso momento. ¿A qué velocidad saldrán de sus bocas las gotículas de saliva cuando dicen eso de 'miiiiiil eeeeeeuros'?

En fin, ya sabe que las posibilidades de que este martes sea agraciado con una fortuna por esas cosas de la suerte son tirando a escasas aunque haberlas haylas. Existe, sin embargo, otra macabra lotería en la que el premio es la enfermedad, las secuelas de salud o, a veces, la muerte. En este 'juego' participamos todos en cualquier punto del mundo. No se compran décimos pero se pueden llevar 'papeletas' en una tétrica rifa que se puede compartir con familiares y allegados. Como los que cuentan cartas o estudian rivales y opciones matemáticas el ‘concurrente’ toma parte activa en la demencial partida en la que la Covid siempre gana. En 2020 la Navidad más feliz es la que se celebra en burbuja, con los de la convivencia diaria, aunque suene triste decirlo. En la vida, a medida que perdemos a familiares y amigos nos acostumbramos a abrazarlos y besarlos en el pensamiento y desde el corazón. No importa nada el tiempo transcurrido para el recuerdo haga su magia. Hoy, ahora, toca ración de distancia para mantenerse alejados del ‘bicho’ y no pasárselo a los que más queremos.

Estas fiestas se presentan bastante sombrías, espesas. Una amenaza que no vemos lleva más de nueve meses condicionando nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestras relaciones... Todo. ¿Hace cuanto tiempo que usted no besa o abraza a alguien con quien no viva? ¿Cuándo fue la última vez que saludó con calor humano a otra persona, aunque solo fuera estrechando su mano? Respóndase. Yo ya lo he hecho y da repelús.

El bombo de la pandemia ya está girando y solo nosotros seremos capaces de marcar límites: no viajar, no hacer cenas con comensales no convivientes ni encuentros masivos. Mejor solos y sanos que juntos y en riesgo.

Todavía están a tiempo. Hagan juego, señores. Y recuerden que la banca siempre, siempre, gana.

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