Posdata

Por qué Casado apoya al Gobierno (...a la fuerza ahorcan)

El PP ha respaldado el Salario Mínimo Vital y casi hasta el final los estados de alarma. Ir a la contra en situaciones como la actual cotiza a la baja.

Pedro Sánchez y Pablo Casado
Pedro Sánchez y Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados.
EFE

Pablo Casado tiene desconcertado al personal. El líder del Partido Popular ha apoyado casi hasta el final las declaraciones de estado de alarma propuestas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha respaldado el Ingreso Mínimo Vital (IMV) cocinado por el vicepresidente Pablo Iglesias y hasta va a echar un cable para que la ministra Nadia Calviño presida el Eurogrupo. También ha empujado al Ejecutivo en la aprobación del decreto de la nueva normalidad, retratando la posición adoptada por Vox, ERC, JxCAT y EH Bildu.

Casado ha descubierto que la estrategia de ir a la contra no ayuda siempre pero, en cambio, sí que le sitúa en el mismo foco que a Vox, partido del que debería de apartarse si no quiere que los de Santiago Abascal le terminen robando el oxígeno. Nadie habría entendido que Casado se opusiese a la formalización inicial del estado de alarma, aunque al final se pasase a la abstención. Y habría sido difícil que con una sociedad atenazada entre el miedo a la Covid y los malos augurios empresariales y de empleo el dirigente del PP hubiese torpedeado el Ingreso Mínimo Vital, que va a suponer un salvavidas real para no pocas familias golpeadas por la crisis. Es posible que puedan darse abusos que lleven a algunos al apoltronamiento de la paga estatal, pero esa es otra historia que no debe nublar el objetivo evidente de una medida que le ha granjeado al PSOE y a Unidas Podemos un halo a lo Robin Hood entre la ciudadanía.

El Salario Mínimo Vital le ha granjeado al PSOE y a Unidas Podemos un halo a lo Robin Hood entre la ciudadanía

En el PP hablan de que ese salario mínimo que ya empieza a caminar es idea popular y que en las comunidades autónomas en las que gobierna ya se aplica. Habrá que ver si con la llegada de la ayuda estatal la partida regional se mantiene o se amortiza. Todo el respaldo social será poco para tratar, primero, de impedir situaciones de necesidad y pobreza (que, dicho de paso, ya existen) y, segundo, intentar que la maquinaria empresarial arranque. España y muchos más países de todo el mundo se juegan en esta partida la paz social y la tranquilidad en las calles, que un desplome económico y un incremento del desempleo podrían envenenar.

Entre los que han naufragado o naufragarán por la virulencia del coronavirus y sus réplicas económicas hay no pocos votantes de derechas como los hay, igual, de izquierdas, independentistas... El 'bicho' no ha hecho distingos y se ha cebado con todos los que ha podido. Hay que ver cómo somos los seres humanos. Hace apenas 15 días temíamos a la Covid como los creyentes temen al demonio, los empresarios a la competencia y los políticos al fuego amigo. Levantado el estado de alarma parece que los riesgos hubiesen desaparecido pero no es así. Los rebrotes son noticia diaria y las imprudencias se pagan.

Casado ha descubierto que la estrategia de ir a la contra no ayuda siempre pero sí que le sitúa en el mismo foco que a Vox

En este escenario, las calles de Galicia y del País Vasco se llenarán el próximo 12 de julio de enmascarados para participar en las elecciones autonómicas de ambas comunidades autónomas. No parece probable que vayan a cambiar los gobernantes en ambos territorios. En Galicia, Alberto Núñez Feijoó será el candidato más votado, reforzará su posición en el partido en Galicia y se ratificará como un firme candidato a llevar las riendas en Génova si Casado no termina de cuajar. Con todo, el máximo líder de los populares ya se ha apresurado a arrogarse (o compartir) los parabienes del casi seguro triunfo en Galicia.

En País Vasco las encuestas sitúan por delante al Partido Nacionalista Vasco (PNV); nada nuevo en el panorama. La clave estará en si los nacionalistas requerirán del apoyo en la Cámara de los socialistas o de EH Bildu, y de ser así, quién será la formación elegida. Los dos procesos electorales que tendrán lugar en julio y que fueron retrasados por la explosión de la Covid no pueden leerse sin tener en cuenta que las dos comunidades van a vivir durante meses o años las consecuencias de la pandemia y que no va a ser sencillo conducir unos parlamentos regionales con el paro desbocado y la necesidad llamando a muchas puertas.

Mientras Galicia y País Vasco elegirán a sus representantes, en la aldea gala de Cataluña el 'president' Quim Torra espera el momento que le sea más propicio para convocar a las urnas a los ciudadanos. Así es la democracia del líder catalán, que lo que suceda le convenga.

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